Una estrategia educativa pensada en las necesidades de la Cuarta Revolución Industrial-Tecnológica, que ayude a cerrar las brechas entre los modelos tradicionales y los que impulsan las competencias STEM, sería el mejor escenario para enfrentar la crisis que enfrenta el sistema educativo de México.
“Es momento de evolucionar hacia nuevas formas de trabajo y de entender qué es la educación, porque seguimos viviendo en un modelo educativo que no comprende cuál es la mejor manera de que los niños y niñas se lleven aprendizajes que les van a servir para toda la vida. Si no hay este entendimiento no vamos a llegar a una revolución educativa que sería lo que se necesita en este momento”, sostuvo Laura Segura.
La Gerente de Investigación y Desarrollo del Movimiento STEM planteó que si la primera revolución industrial ofrecía una empleabilidad a partir de la operación de cierta maquinaria, la Cuarta Revolución Industrial tecnológica demanda personas creativas que puedan resolver distintas problemáticas.
El informe “Tendencias para cerrar la brecha de habilidades TI en América Latina”, de la consultora IDC, estima que para el 2030 la demanda de profesionales de Tecnologías de la Información (TI) certificados crecerá 10 veces en comparación con el 2020.
La transformación digital, acelerada por el COVID-19, exigirá muy pronto roles emergentes, desde especialistas en Inteligencia Artificial (IA), científico de datos, gerente de transformación digital, ingenieras e ingenieros de Internet de las Cosas (IoT), entre otros, que cuenten tanto con habilidades duras como blandas.
En este sentido, Laura Segura, recalcó que la educación debe evolucionar conforme avanza toda la parte de medios de producción, así como el tipo de actividad social que se va a generando.
En países desarrollados donde se ha aplicado el marco instruccional STEM, explicó, los docentes acompañan, no son figuras de autoridad, sino que están ayudando a las niñas, niños y jóvenes a ser creadores, a tener pensamiento crítico y otras competencias, como resolución de problemas, comunicación, colaboración, creatividad, alfabetización digital y de datos, así como ciencias computacionales.
“Aquí se abre una brecha que, si consideramos la parte de que deberían estar aprendiendo con cierto acceso a tecnologías, vamos viendo que se fragmenta. Entonces, ya no es una brecha, sino un quiebre entre quien está obteniendo o no cierto tipo de educación, y qué va a poder tener en el futuro, a qué va a poder aspirar”.
En entrevista para ConsumoTIC, planteó que la plantilla docente también requiere habilidades STEM y contar con metodologías nuevas que puedan implementar de manera más fácil en las aulas, para que aprendan a desarrollar junto con sus alumnos soluciones a problemáticas de su entorno, pues la intención no es nada más formar a obreros tecnológicos, sino también creadores.
La educación STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, y Matemáticas) es parte de una formación que se debería estar promoviendo desde el nivel básico, para que los niños y niñas se conviertan en agentes sociales, con competencias que les van a servir para la vida.
Lo que le da valor a la educación, recalcó, es “acompañar la creación de proyectos, algo que a los chicos y a las chicas les interese mucho; que ellos mismos puedan desarrollar otro tipo de acercamiento a su propia educación, porque tenemos que empezar a hacerlos responsables de su aprendizaje, con la mentalidad de que el aprendizaje es durante toda la vida”.
Reconoció que con la pandemia, el esfuerzo de los maestros y maestras fue dirigido hacia el manejo de herramientas para que pudieran reaccionar a la situación, y aunque muchos ya han normalizado el uso de plataformas digitales, falta que las autoridades piensen qué se quiere a largo plazo, que aporten las nuevas generaciones.
¿Cómo vamos a hacer que nuestra educación evolucione y no tenga esta ruptura? “Busquemos los mejores modelos, busquemos a los mejores expertos para volver a crear este modelo educativo que queremos”.
C$T-GM