En este año 2023, hemos sido testigos de la rápida expansión de la Inteligencia Artificial Generativa (IAG) con herramientas como Chat GPT y Pi cuyo valor es de 4 mil millones de dólares. Lo que distingue a estas aplicaciones de la IA es su capacidad para interactuar con los usuarios de manera más humana, a través de mensajes escritos e, incluso, videos y mensajes de voz.
Un ejemplo de ello es uno de los más recientes episodios de Black Mirror, titulado «Joan is Awful», que nos ofreció una visión de lo que luego se manifestaría en Hollywood: el primer cierre de estudios de cine en más de 60 años.
Actores y guionistas exigieron un aumento en las regalías por las transmisiones, especialmente en los servicios de streaming, y protecciones significativas para preservar sus empleos en un mundo cada vez más impulsado por la inteligencia artificial. Este episodio también planteó una pregunta interesante: ¿hasta dónde llega la autorización del uso de la imagen y voz en la era de la IA?
En la trama, Joan, el personaje principal, se reúne con su abogada, quien le revela que ha autorizado a la plataforma utilizar su imagen y vida personal para crear una serie basada en su vida. Cuando Joan amenaza con demandar a Salma Hayek (la actriz que interpreta a Joan), su abogada le aclara que la actuación no corre a cargo de Salma Hayek, sino de una imagen digital generada por computadoras y cómputo cuántico.
Y si recordamos las demandas de los actores, precisamente piden protección cuando las casas productoras utilizan IA. La abogada de Joan ofrece una importante explicación de cómo la IA genera información prácticamente en tiempo real, destacando la relevancia de los dispositivos móviles y la privacidad de los datos.
Hoy, estamos frente a diferentes retos en cuanto a la privacidad de nuestra información y datos que es la materia prima de la IA; al uso de esta tecnología tanto en el ámbito laboral como en el académico, financiero, etcétera, pero también estamos frente a los riesgos y beneficios que ello puede representar.
No podemos prohibir lo que ya es parte de la vida de muchos de nosotros y que también está siendo parte de la economía. La velocidad a la que se desarrolla la tecnología de IA generativa no facilita esta tarea. Chat GPT se lanzó en noviembre de 2022. Cuatro meses después, OpenAI lanzó un nuevo modelo de lenguaje grande, o LLM, llamado GPT-4 con capacidades notablemente mejoradas.
De acuerdo con estimaciones de McKinsey, la IA generativa podría agregar el equivalente de 2.6 a 4.4 billones de dólares anuales en los 63 casos de uso, superando el PIB del Reino Unido en 2021, que fue de 3.1 billones de dólares. Esto aumentaría el impacto de toda la inteligencia artificial entre un 15 y un 40 por ciento. Esta estimación se duplicaría aproximadamente si incluyéramos el impacto de incorporar IA generativa en el software que se usa actualmente para otras tareas más allá de esos casos de uso.
La banca, la alta tecnología y las ciencias de la vida se encuentran entre las industrias que podrían ver el mayor impacto como porcentaje de sus ingresos de la IA generativa. En toda la industria bancaria, por ejemplo, la tecnología podría generar un valor equivalente a 200 mil millones de dólares a 340 mil millones adicionales al año si los casos de uso se implementaran por completo.
En el sector minorista y de bienes de consumo empaquetados, el impacto potencial también es significativo, de 400 mil millones a 660 mil millones de dólares al año. En cuanto al ámbito laboral, la transformación de la fuerza de trabajo se acelerará debido al aumento de la automatización técnica. Se estima que entre el 2030 y el 2060, aproximadamente la mitad de las actividades laborales actuales podrían ser automatizadas, con un punto medio en el 2045. (McKinsey, 2023)
Si bien la IA generativa puede aumentar la productividad laboral de manera significativa, esto requerirá inversiones para apoyar a los trabajadores en la transición hacia nuevas actividades laborales o empleos y también será necesario que industria y academia generen sinergias para el desarrollo de talento.
Además, la automatización del trabajo podría agregar entre 0.2 y 3.3 puntos porcentuales anuales al crecimiento de la productividad si se combina con otras tecnologías. Sin embargo, será fundamental gestionar las transiciones laborales y otros desafíos para lograr un crecimiento económico sostenible e inclusivo en el mundo impulsado por la IA generativa. Por ello, los puentes de colaboración entre industria, gobierno y academia, serán fundamentales para lograrlo.
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