Me encantaría sentir la simpatía, certeza y vehemencia con la que algunos mexicanos defienden a su candidata/o, y cómo desde ahora, ya tienen a la persona idónea/o para gobernar este país, lamentablemente pertenezco a ese grupo de personas sumidas en la indiferencia electoral, que aprecian un proceso con más de lo mismo: ataques infundados o denuncia de delitos que nunca serán juzgados, derrama inagotable de promesas, y una elevada dosis de ignorancia, sobre dónde realmente está parado el país.
En el primer Debate Presidencial fue inagotable el número de reformas y programas, pero la información y la data dura que permita a los votantes conocer cual será el rumbo que realmente tomará el país en los próximos seis años, brilló por su ausencia, como si México no tuviera nuevos desafíos, como si la dinámica del mundo estuviera esperando a que el país reaccione y se trepe a la vertiginosa era del cambio que se vive en lo global.
Mucha de la crítica vertida al presente gobierno, es la indiferencia que mostró al tema del desarrollo tecnológico, al exiguo esfuerzo por disminuir la elevada brecha de conectividad, por resolver la baja capacitación de la población para tener nuevas habilidades digitales, el e-Gobierno inacabado, pero sobre todo el cambio radical que debió tener el sistema educativo, para formar el capital humano que exige el proceso de transformación digital.
Sin embargo, lamentablemente las personas que podrían llegar a ocupar la silla presidencial, en su primer debate y exposición a las audiencias, tampoco mostraron que planean generar cambios lleven a México a una verdadera y profunda transformación digital, a la era del futuro ya muy presente.
Por ello mantener formatos como el utilizado en el primer debate para que los candidatos expliquen toda una estrategia sexenal que modernice y eficiente un sistema de salud, el ámbito educativo, o el añejo problema de la inseguridad, con intervenciones de sólo 40 segundos o minuto y medio, explica en gran parte por qué optan por darle la vuelta a los temas relevantes y sólo se enfoquen en amplias promesas o recriminaciones, apostándole a que el votante decida por el menos malo.
Al igual que cada seis años, la pobreza, desigualdad, la corrupción y la salud fueron los pilares sobre los que pretenden los candidatos gestar el cambio en el país, pero contrario a lo que sucede en muchas partes del mundo, en México la transformación digital no parece estar entre las prioridades del futuro gobierno.
Durante dos horas de penoso y poco útil debate, el tema del desarrollo tecnológico para superar las crecientes y numerosas brechas que hay en México, fue prácticamente hundido en el oscurantismo, salvo por breves menciones y con algunas fórmulas bastante gastadas.
Fue la candidata Xóchitl Gálvez quién presumió ser “una mujer que le apuesta a la tecnología”, que sabe del blockchain de tarjetas de salud “inteligentes”, del uso de recetas e historial clínico electrónicos. Aseguró que “lo que le ha hecho falta a este gobierno es el uso de la tecnología y yo a ese tema le entiendo”, aseguró a las audiencias.
Sostuvo que el acceso a internet fue “el gran fracaso de este gobierno, yo me comprometo a llevar a todas las localidades a través de satélites de banda baja, internet para que las personas aprendan inglés, aprendan tecnología, robótica, Inteligencia Artificial y habilidades digitales a los niños”.
Por su parte, Jorge Álvarez Máynez recordó el fracaso del gobierno de Vicente Fox en el programa Enciclomedia “donde se gastaron 24 mil millones de pesos y se desviaron 11 mil millones”, y solo se limitó a indicar que hay que apostarle a un modelo educativo incluyente que lleve a México hacia el futuro, sin mencionar, si estarían las tecnologías como soporte de ese proyecto.
Cuestionada sobre cómo licitar proyectos de gobierno de manera transparente y alejado de prácticas de corrupción y moches, Claudia Sheinbaum destacó como durante su gobierno en la CDMX, creó la Agencia Digital de Innovación Pública, así como el Tianguis digital que transparentó licitaciones y asignaciones directas, teniendo cero observaciones por parte de la Auditoria Superior de la Federación.
Digitalizar la operación del gobierno es otra de las soluciones que propuso la candidata de Morena para transparentar el actuar de la autoridad y eliminar la corrupción, proceso que también ha permitido elevar la recaudación, además, la Agencia Nacional Anticorrupción, un proyecto de nación que también ha servido para limitar el combate a la corrupción, destacó.
En términos generales estas fueron las limitadas propuestas donde las candidatas y el candidato a la presidencia abordaron el desarrollo tecnológico o la transformación digital en la construcción de un nuevo México, en la integración del país a la revolución digital que se vive en el mercado internacional, ello a pesar de la amplia transversalidad que ha mostrado el mejorar las actividades productivas de un país, teniendo como soporte principal, el uso de nuevas tecnologías.
C$T-EVP