México optó, sin estrategia, por la ruta de cobertura universal más compleja y onerosa. Entre los descubiertos y cubiertos descubiertos, se mantiene vigente en nuestro país el tema de millones de mexicanos que en pleno Siglo XXI y con avances tecnológicos tan importantes como la Inteligencia Artificial, aún no cuentan con conectividad.
Es importante dejar claro que un elemento es la cobertura y otro la conectividad, lo que implica que existen zonas con cobertura en las que muchos ciudadanos no tienen conectividad, ya sea por problemas de accesibilidad, de falta de habilidades digitales, disponibilidad de dispositivos o simplemente no les interesa, entre otros factores, como bien señala María Elena Estavillo, directora de Centro-i, y ex comisionada del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), organismo que el gobierno pretende desaparecer con la anunciada iniciativa de reforma que se presentaría el próximo 5 de febrero.
Por cierto, que, expertos como el exsecretario general de la OCDE, José Ángel Gurría, han corroborado lo que dimos a conocer en este mismo espacio, en una entrega anterior, en sentido de que la desaparición del IFT sería violatoria del T-MEC.
En cuanto a la cobertura, la creación de CFE Telecomunicaciones e Internet para Todos y el rescate de Altán Redes, dejó la idea de que no se ha cumplido con el compromiso presidencial de cobertura universal, pensamiento que se profundizó con los dos contratos de Internet, por más de 3 mil 300 millones de dólares, que el gobierno otorgó, en noviembre pasado, a Starlink, empresa de Elon Musk; más las aldeas digitales…
Lo cierto es que los funcionarios viven en la seguridad de que el gobierno de la Cuarta Transformación cumplió con la cobertura universal desde hace cuatro años. Al hacer una revisión de ese compromiso, es necesario precisar lo que para el gobierno actual significa cobertura universal:
“Habrá cobertura universal en telecomunicaciones y se conectará al país con internet utilizando la infraestructura y las líneas de la Comisión Federal de Electricidad. Este servicio será gratuito en carreteras, plazas, escuelas, hospitales e instalaciones públicas”.
La estrategia: “Lograr la cobertura universal en telecomunicaciones y proveer internet gratuito en carreteras, plazas, escuelas, hospitales y otras instalaciones públicas”.
Hacia el año 2020, el gobierno federal dio como cumplido ese compromiso al informar que “Actualmente, se tienen 26 mil 789 localidades conectadas y se proporciona el servicio de Internet en 712 puntos prioritarios, que incluye 368 centros integradores, 276 centros de salud, 33 unidades médicas rurales y 35 centros escolares”.
Para analistas como Jorge F. Negrete, CEO Digital Policy & Law, no hay cobertura ni conectividad universal y en el caso de Starlink, llegó a llenar una urgencia de comunicación en Acapulco, Guerrero, luego de la devastación dejada por el huracán Otis.
Quizá por lo anterior es que fuentes allegadas a Altán Redes aseguran que fueron los primeros en restablecer el servicio en Acapulco; que ya tiene más de 80 por ciento de la cobertura prometida en la licitación que es de 92.2 por ciento y cuya meta fue diferida; aunque otros no quitan el dedo del renglón en la abultada deuda que esta empresa tiene por entre 350 y 400 millones de dólares, sin que hasta el momento sus ingresos le permitan garantizar la continuidad de largo plazo, pese a su salida del Concurso Mercantil.
Los allegados a la Red Compartida, defienden la viabilidad e incluso adelantan que “en breve, la sorpresa será 5G”. Lo cierto es que pese a los esfuerzos y que el gobierno asegure que cumplió con la cobertura universal, analistas, concesionarios y revendedores coinciden que hay no tal, pero que lo peor es que sí hay cobertura ociosa en muchos lugares en los que no se concreta la conectividad.
Por lado que se mire, la coincidencia es que los gobernantes mexicanos han optado por la ruta, sin estrategia, más onerosa para el país para tratar de alcanzar la cobertura universal: desde la creación y continuidad de una Red Compartida que desde los primeros años se advirtió que el esquema no era viable; la creación de una empresa estatal con CFE Telecomunicaciones e Internet para Todos y, ahora con el valioso Internet satelital y un “Internet Gratuito”.
Para alcanzar la verdadera cobertura y conectividad universal, Ernesto Piedras, director de The Competitive Intelligence Unit (The CIU), señala que “no veo los presupuestos”. Estavillo y Negrete coinciden que “no hay estrategia”.
Hay coincidencia también en que la cobertura y conectividad universal requería, ha requerido y requerirá de subsidios, pero muy bien fiscalizados en su aplicación y que, por lo tanto, desde siempre han existido alternativas, pero que México ha elegido la más complicada y onerosa.
C$T-GM