Ante la vorágine tecnológica que trae consigo la Cuarta Revolución Industrial, México enfrenta un serio déficit de capital humano dedicado a las Ciencias, Tecnologías, Ingenierías y Matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés), áreas que en el futuro crearán nuevos empleos, construirán un mayor crecimiento y detonarán la innovación social.
Sin embargo, uno de los desafíos que impone el nuevo entorno digital está relacionado con la marcada brecha de género que registra México en línea con una lamentable tendencia: De acuerdo con la UNESCO, menos del 30 por ciento de los investigadores a nivel mundial son mujeres y sólo tres de cada 10 estudiantes escogen estudios superiores dentro del campo de las STEM.
En el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, proclamado en 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, vale la pena retomar estadísticas que muestran el reto que tenemos como país y sobre todo poner la lupa sobre la realidad que muestra la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) cuando señala que ocho de los 10 empleos mejor pagados son carreras en estas materias.
Al existir en las carreras de Educación STEM (Anuarios Estadísticos de Educación Superior de la ANUIES, 2016-2017) una matrícula representada sólo por 38 por ciento de mujeres, contra 54 por ciento de hombres, queda claro que la inclusión y participación efectiva de la población femenina es una tarea urgente.
Esto, reconocen organizaciones empresariales y de la sociedad civil en el documento
Visión STEM para México, repercute en la brecha salarial entre hombres y mujeres mexicanos, pues de acuerdo con el Observatorio Laboral de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, las ingenierías pagan 32 por ciento más que las carreras en el área educativa, en tanto que áreas físico matemáticas, pagan 19 por ciento más que el promedio general.
La ONU Mujeres señala que si bien la participación de las mujeres en las carreras de grado superior ha aumentado de manera considerable en los últimos años, éstas todavía se encuentran insuficientemente representadas en estos campos.
«La ciencia y la igualdad de género son vitales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), incluidos en la Agenda 2030. En los últimos 15 años, la comunidad internacional ha hecho un gran esfuerzo inspirando y promoviendo la participación de las mujeres y las niñas en la ciencia. Sin embargo, ellas siguen encontrando barreras que les impiden participar plenamente en esta disciplina».
En ese sentido, señala que los prejuicios y estereotipos de género que se arrastran desde hace mucho tiempo continúan manteniendo a las niñas y mujeres alejadas de los campos relacionados con la ciencia y que el mundo dibujado en la pantalla no dista mucho del real.
Ello, en referencia a un estudio realizado en 2015 por el Instituto Geena Davis titulado “Gender Bias Without Borders” (Prejuicios de género sin fronteras), que muestra que la representación en la pantalla de mujeres que trabajan en el campo de las ciencias se limita solo a 12 por ciento.
En este contexto es fundamental trabajar desde los hogares, las escuelas, los centros de trabajo y los medios de comunicación para impulsar el acceso y la participación plena y equitativa de las niñas y mujeres en ciencia.
C$T-GM