Libertad de expresión un derecho muy “maltratado”.
La conversación que la población pueda tener en redes sociales nunca reemplazará el ejercicio del periodismo, mediante el cual un profesional con sus herramientas (cámara micrófono o libreta) investiga, indaga, pregunta y realiza análisis de datos y muestra con claridad lo que para la población podría resultar complejo o incluso es capaz de develar la complejidad de lo que parece simple.
A través de un reportaje, o de una investigación de datos sobre un tema en específico, estos profesionales realizan investigaciones serias, se trata de personas con una formación y principios, elementos que la comunidad de las redes o las conversaciones en el ámbito digital no pueden reemplazar, precisó Catalina Botero-Marino, Co-Presidente del Consejo de supervisión de Facebook e Instagram.
Sin embargo, es necesario reconocer que las redes sociales han sido de utilidad para que surja una nueva modalidad del periodismo a través de las plataformas digitales, lo cual representa una nueva oferta para que la gente pueda estar informada, un fenómeno creciente en las redes y menos en los medios tradicionales como la televisión.
“Es importante que ese periodismo profesional se sirva de esas plataformas para comunicar, pues no significa que la ciudadanía piense que está informada sólo porque tiene Twitter o Facebook donde ve lo que dicen los amigos, que pueden tener otra formación, pero que no están dedicados a investigar, contrastar, analizar y contar una historia”, indicó al participar en el webinar “Libertad de expresión en Internet”, organizado por INTELI-IURIS.
Reconoció que la libertad de expresión es un “derecho bastante menos preciado y maltratado” en el mundo y particularmente en América Latina, derivado de sucesos registrados a finales del siglo XX y principios del XXI cuando se generaron diferentes dictaduras en el Cono Sur, conflictos armados y los regímenes autoritarios en Centroamérica.
En la actualidad la libertad de expresión enfrenta una especie de movimientos tectónicos en direcciones cruzadas, pues hay países con jurisprudencia y con desarrollos muy sofisticados en algunas partes de la región Latinoamericana, donde incluso “simplemente antes no se hablaba de Derechos”.
Ahora los derechos consagrados ante la Comisión Interamericana y la Corte Interamericana son respetados y los operadores jurídicos en esas naciones “se lo toman en serio”, pero por otro lado hay un evidente declive democrático donde se ha perdido ciertas barreras de contención entre los líderes, que en algunas democracias son imprescindibles.
La estigmatización a los periodistas, es un ejemplo, algo más usual en el pasado cuando solo un par de presidentes de la región lo realizaban, pero actualmente hay muchos más gobernantes, funcionarios, legisladores, representantes de los poderes judiciales o incluso representantes de las fuerzas armadas que recurren a esa práctica, lo cual es muy grave.
“Se trata de una lógica y dinámica que no es compatible con la democracia, y que amenaza al periodismo. En Colombia aumentó la tasa de violencia contra periodistas, y ya decir soy prensa no significa nada en el contexto de las manifestaciones. Eso ha pasado mucho en Chile, Brasil y también en México”.
En casos extremos el periodismo ha dejado de operar y se ha detectado que la libertad de expresión se ha silenciado. México tenía mecanismos de protección a los periodistas, se tenía un diálogo con el gobierno, pero era muy tenso, “desconozco el estado actual porque no le he estudiado en los últimos seis años”.
Destacó que aunque hay cierta diversificación de los medios de comunicación y de su propiedad, en términos generales en la región se advierte el mismo nivel de concentración. Algunos Estados apoyan medios comunitarios, y las redes sociales han permitido tener una forma de distribución de la información más amplia, pues a finales del siglo pasado, se dependía solo de los canales tradicionales como la televisión, radio o medios impresos.
“Si querías hablar mal de ese medio de comunicación usualmente no eran transmitidas, hoy podemos hacer lo que queramos, porque están este tipo de servicios (internet) a nuestra disposición y aunque no reemplazan al periodismo, son un mecanismo de divulgación de la información y de las ideas y sirven para hacer periodismo digital e informar a nuevas audiencias”.
La abogada, que es una de los cuatro Co-Presidentes del Consejo de supervisión de Facebook y de Instagram (con más de 3 mil millones de usuarios) destacó que esta plataforma ha tenido muchas dificultades por malos manejos, como fue el caso de Cambrige Analytics donde incumplió con el debido resguardo de los datos de los usuarios, para hacer campañas políticas dirigidas en Estados Unidos.
Concentración del mercado, moderación de contenidos, cómo funcionan los algoritmos para publicidad o uso político, son temas vigilados por el Consejo de supervisión, pues a veces se impide que el usuario recurra a la prueba ácida que es el contraste de ideas, el debate, y lo someten a un escenario cómodo y placentero, lo cual es muy peligroso para cualquier democracia.
C$T-EVP