Una moneda digital reconocida por el Banco de México (Banxico) traería efectos positivos para la economía mexicana y para la ciudadanía, pero también desventajas a causa de fenómenos como la brecha digital o la falta de un marco regulatorio que pueda evitar la especulación financiera a gran escala que podría generarse.
Miguel Ángel Lara, investigador y catedrático de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, afirmó que contar con una moneda digital es una tendencia mundial, impulsada en el contexto de recuperación de una crisis global acentuada por la pandemia y en el que las criptomonedas han demostrado mayor estabilidad que las monedas convencionales.
“Aún se esperan unos años de una actividad económica lenta a nivel mundial y eso va a ser un buen escenario para las criptomonedas y va a obligar a los gobiernos como a los Estados nacionales a acelerar el proceso de creación de sus respectivas monedas digitales”.
Aclaró, sin embargo, que la propuesta de una moneda digital emitida por el Banxico, no se trata de una criptomoneda como el Bitcoin, sino una moneda estable, cuya principal diferencia, es que precisamente estaría amparada por el banco central y con el mismo precio que tiene el peso mexicano.
“La principal diferencia con el Bitcoin o con las criptomonedas es que las monedas estables están respaldadas por una autoridad central, por los estados nacionales y al estar reguladas por los estados nacionales, tienen un marco legal que guía su movimiento; mientras que las otras no están respaldadas por ninguna autoridad”.
Ante el silencio del Banxico, el economista señaló que podría deberse a una posición de cautela, porque a nivel internacional los países están estudiando el impacto y diseñando el marco regulatorio, ya que esto puede tener implicaciones muy graves en el sistema financiero internacional y de cada país.
Para que se concrete, añadió en entrevista para ConsumoTIC, todo dependerá de los consensos que tenga el gobierno federal, en particular la presidencia de la República, con las entidades financieras del país; “si ellos van de común acuerdo, no dudo que se pudiera ya emitir el marco regulatorio o que estuvieran a punto de concluirlo”.
Impactos positivos
El doctor en economía destacó que la divisa digital que se pondría en circulación en el 2024, como anunció el gobierno federal tendría diferentes efectos. Uno positivo es que, por ejemplo, para los 12 millones mexicanos que residen en Estados Unidos se eliminaría la intermediación en el envío de remesas y la reducción de las comisiones que cobran los bancos.
“México es una de las economías que más remesas recibe, es la segunda después de la India y se acaba de anunciar que se rebasarán los 50 mil millones de dólares de captación de remesas”.
Otro punto, agregó, está relacionado con la economía informal, porque se podría incorporar a una buena parte del espectro, ya sea negocios, trabajadores y otros, a los circuitos regulados por el Banco de México, donde se puedan detectar los flujos de intercambio de compraventas, de pagos, movimientos de dinero, y sumarla a la parte fiscal.
“Este sería el segundo impacto más importante que tendría sobre la población y no nada más en nuestro país sino a nivel mundial, porque la economía informal de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) oscila entre el 54 o 56 por ciento de la fuerza total del trabajo”.
La modalidad del sistema monetario digital, dijo, también podría ser benéfica para que en teoría la banca, en este caso del Banco Central, tenga un control más efectivo de la cantidad de dinero fiduciario que se encuentra en circulación para el intercambio comercial y evitar así la inflación.
“El manejo en tiempo real del intercambio comercial permite calcular de manera más eficaz cuánto dinero debe andar en circulación y teóricamente esto llevaría a que se perfeccione la cantidad de dinero que anda en circulación, no se genere dinero de más y provoque inflación”.
Retos y oportunidades
No obstante, el catedrático de la FES Aragón aseguró que en México una decisión de este tipo sí pegaría a la clase trabajadora, sobre todo a los micro y pequeños establecimientos, qué es donde se concentra la gran parte de la economía informal.
“El impacto para ellos, para el ciudadano de a pie, es positivo y negativo. Positivo porque de una u otra manera habría un mayor control personal sobre el gasto y negativo porque tendrían que empezar a pagar impuestos; aunque a la larga, dependiendo de las políticas fiscales y presupuestales que tengan el gobierno actual y los venideros, eso que es parte de la recaudación se regresaría a través del gasto social”.
A ello, el investigador subrayó que se sumarían dos obstáculos importantes: la brecha de cobertura y la de acceso a tecnología. En América Latina, el 32 por ciento de la población no tiene acceso a internet y de acuerdo con la GSMA la adopción de Banda Ancha Móvil (BAM) en la región es apenas del 50 por ciento.
“En México, al igual que muchos países en desarrollo, la mayor parte de sus habitantes no tiene acceso a la tecnología digital, no tiene computadoras propias, no tienen servicio de internet, etcétera. Entonces, la primera barrera que tendría este proyecto sería en que hay millones de mexicanos que no tienen acceso a ese tipo de tecnología.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2020, el 78.3 por ciento de la población urbana en la República Mexicana es usuaria de internet, pero en la zona rural la cifra es de 50.4 por ciento.
El experto advirtió además que con un peso digital podría surgir un nuevo debate respecto a cómo se construyen las relaciones entre el sistema monetario y las entidades que regulan la masa monetaria, cómo va evolucionando el estado nacional frente a las formas digitales de intercambio y del sistema monetario.
“Es probable que se pueda reforzar el control de la oligarquía financiera sobre la masa monetaria y el intercambio comercial, porque tendría un nuevo mecanismo de control del sistema monetario mucho más eficaz y en tiempo real. Esto nos lleva al debate de si bajo este tipo de sistemas monetarios digitales se podría mantener la autonomía de los bancos centrales o no”.
Por otro lado, reconoció que los conocedores del mundo financiero digital tendrían una nueva plataforma para la especulación financiera a gran escala, lo que se debe analizar a conciencia para que, con un marco regulatorio ad hoc, esta nueva infraestructura monetaria no pudiera acentuar este fenómeno.
Si bien el Banco de México no se ha pronunciado al respecto, el investigador consideró inevitable que la economía mundial transite hacia el dinero digital, porque las criptomonedas seguirán creciendo en importancia.
“Si no se apuran los gobiernos nacionales a crear sus propias monedas digitales, las criptomonedas van a ganar terreno, van a tener más relevancia en el sistema monetario internacional”.
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