La necesidad de contar con sistemas de información actualizados y digitales ha recobrado relevancia ante la crisis sanitaria, en el camino hacia una recuperación y transformación, en específico Sistemas de Información y Gestión Educativa (SIGED) que permitan dar seguimiento, acompañamiento y protección de las trayectorias de los estudiantes.
“En la región, en general, los SIGED se han construido sin una visión integral de los sistemas educativos, incorporando una serie de herramientas y plataformas aisladas y en determinados casos con funciones redundantes, que se implementan para resolver necesidades puntuales de información asociadas a la gestión política gobernante”.
El estudio “Los Sistemas de Información y Gestión Educativa (SIGED) de América Latina y el Caribe: la ruta hacia la transformación digital de la gestión educativa, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), consideró que estos no sólo son una herramienta clave para la toma de decisiones de las autoridades educativas, sino que deben estar al servicio de profesores, directores, supervisores, estudiantes y padres de familia.
Estos brindan información clave en tiempo real para una mayor personalización en el acompañamiento de sus estudiantes, uno de los insumos necesarios para la recuperación postpandemia.
Con datos de asistencia de estos sistemas, por ejemplo, se puede identificar a los alumnos en riesgo de abandono escolar; la información de matrícula de los planteles públicos puede utilizarse para reorganizar los grupos de estudiantes en las estrategias de reapertura de escuelas con distanciamiento social, entre otros temas.
Los datos de matrícula de escuelas privadas pueden emplearse para estimar la posible afluencia de alumnos que pasarán a la educación pública; sin embargo, existe poca información actualizada y comparable sobre el nivel de desarrollo de los SIGED en América Latina y el Caribe.
“Este tipo de mecanismos resulta particularmente relevante como respuesta al pandemia del COVID-19, cuando se estima que un millón de estudiantes de entre 6 y 17 años –en su mayoría pertenecientes a familias pobres (38 por ciento) y de clase media vulnerable (44 por ciento)– podrían abandonar el sistema educativo”.
Del análisis de un número importante de sistemas se encontró que ninguno alcanza el nivel de desarrollo establecido; 10 se encuentran en un nivel de desarrollo incipiente, nueve no cuentan con identificador único de estudiantes que se pueda asociar al centro al que asisten y a su plan de estudios y 11 no cuenta con registro único de recursos humanos en formato digital.
En el lanzamiento del documento, Elena Arias, especialista senior en educación del BID y autora del texto junto a otros expertos, destacó que sí se encontraron avances importantes, por ejemplo en la gobernanza, puesto que muchos países recientemente crearon normativas y marcos legales respecto a cómo deben funcionar los SIGED.
“Pero notamos que hace falta el desarrollo de una visión más estratégica a mediano y a largo plazo de a dónde se quiere llegar y, también muy importante, establecer reglas claras sobre la protección y el uso ético de los datos que el mismo sistema va a generar”.
Asimismo, dijo, se ha avanzado mucho en cuanto a desarrollo y uso de contenidos digitales para estudiantes y la construcción de repositorio en los últimos meses o años antes del diagnóstico, lo que también ha crecido ahora de forma más importante por la pandemia.
Y de igual manera, se detectaron avances importantes en infraestructura tecnológica de los distintos niveles, aunque con una falta importante de interoperabilidad y comunicación entre sí, que limita fuertemente el desarrollo y el uso de los SIGED a un nivel más alto para tener aplicaciones de un nivel más avanzado.
Los sistemas informáticos que los sostienen están dispersos y aislados, en muchos casos se fundamentan en una arquitectura desactualizada. Además, la ausencia de protocolos y estándares de seguridad genera falta de confianza y limita el uso de nuevas tecnologías como big data o inteligencia artificial, entre otras dificultades.
Aunque se ha acelerado el uso de las tecnologías digitales para la continuidad de la educación y muchas instituciones han invertido en equipamiento y conectividad, los autores del documento -Elena Arias, Javier Eusebio, Marcelo Pérez Alfaro, Madiery Vásquez y Pablo Zoido- aseguraron que lo que demanda la crisis sobrepasa los contenidos digitales.
“Los sistemas de información y gestión serán esenciales en los próximos meses para monitorear aspectos como la incidencia del abandono y la evolución de las competencias digitales y pedagógicas de los docentes para enfrentar las brechas de aprendizaje que dejará la pandemia”.
C$T-EVP