Medina remota valdrá 175 mil mdd en 2026.
Tras el confinamiento por la emergencia sanitaria, la telemedicina superó las predicciones que colocaban esta práctica en pieza clave de la atención médica, pero también provocó la potencial exposición de más de 40 millones de registros de pacientes en 2020, de acuerdo con datos de Breach Barometrer 2021.
Las teleconsultas permiten la comunicación interactiva en tiempo real entre el paciente y el médico a distancia, lo que permite evitar el desplazamiento hasta el hospital o consultorio médico y garantizando la asistencia sanitaria sin riesgos.
En opinión de Fornelli, Country Manager de Tenable México, la rápida adopción de servicios de telemedicina ha llevado a un aumento significativo de la huella digital y de la superficie de ataque, lo que pone en riesgo los datos del ecosistema de salud.
“Según el estudio Breach Barometrer 2021 los incidentes de hacking aumentaron 42 por ciento en el 2020. Sucedieron 758 filtraciones de datos en dicho año, un aumento del 32.5 por ciento desde 2019 de las cuales, 470 fueron incidentes de hacking”.
En este contexto, destaca el uso de la telemedicina en las redes y herramientas más habituales como WhatsApp, que de acuerdo con la consultora de investigación y análisis Statista es una de las aplicaciones más utilizadas en México a nivel personal y profesional.
Sin embargo, para el especialista, es fundamental que los expertos de la salud sean conscientes de que no todas las plataformas que permiten realizar “videoconsultas” son válidas o cumplen con las obligaciones legales referentes a la política de privacidad y de tratamiento de datos personales.
“Proteger el ecosistema de salud a distancia debe ser una prioridad, ya que los ojos de la ciberdelincuencia estarán puestos en el crecimiento que esta industria reporta a diario. Se estima que el tamaño del mercado de la telemedicina superará los 175 mil millones de dólares en 2026, según un informe de Global Market Insights”.
Para Luis Fornelli, la industria de la salud debería abordar la ciberseguridad de la misma manera que lo haría con los pacientes, por lo que tiene que asegurarse de no poner en riesgo la salud de los datos.
Así, de la misma forma que los profesionales médicos clasifican a los pacientes, la telemedicina debe priorizar y corregir las vulnerabilidades que tienen más probabilidades de apuntar e impactar a sus procesos.
Si bien, el elemento humano es un factor en algunos casos, la mayoría de las infracciones pueden prevenirse o, como mínimo, impedirse mediante la aplicación de parches a las vulnerabilidades de destino.
“Debemos repensar la implementación de políticas que rijan la privacidad de los pacientes y la confidencialidad respecto a la transferencia, almacenamiento e intercambio de datos entre los profesionales de la salud, para evitar el riesgo antes de que los ciber atacantes puedan causar un mayor daño”.
C$T-GM