Aparatos con los que convivimos a diario en nuestros hogares como el horno de microondas, el teléfono celular que dejamos en la mesa de noche o el módem del internet, e incluso el transformador de energía eléctrica en el poste cerca de nuestra ventana, pueden generar ondas electromagnéticas que a su vez deriven en la llamada radiación no ionizante, un tipo de radiación de baja energía que, si bien no se ha demostrado que pueda causar cáncer, sí se puede asociar con algunos daños a la salud.
Los habitantes de las ciudades con mayor concentración de estos servicios, tienden a estar más expuestos que quienes viven en zonas rurales, donde hay menor número de aparatos, aunque las mediciones especializadas ayudan a poner en perspectiva los eventuales daños.
Para determinar la diferencia entre percepción y realidad en este aspecto, TES América (empresa especializada en este tipo de evaluaciones) realizó una medición en un departamento promedio en la Colonia Doctores en la Ciudad de México, cerca de Televisa Chapultepec, donde halló que “de acuerdo con las recomendaciones de la ICNIRP 1998, se observó que todas las mediciones de reconocimiento se encontraron por debajo de los límites poblacionales para Alta y Baja Frecuencias”.
Luego de levantar 120 muestras de las ondas de alta frecuencia en nueve puntos dentro del departamento y tres en la terraza exterior (donde se encuentra muy cerca un transformador de energía eléctrica) y otras 120 muestras de las ondas de baja frecuencia en tres puntos dentro del inmueble y cinco en el exterior, cerca del transformador, Raúl Santoyo, Consultor de Espacio Seguro de Campos Electromagnéticos de TES América, concluyó que las mediciones de alta y baja frecuencia, cumplen con las directrices de la autoridad global encargada de estos temas, es decir, la INCIRP.
En su reporte, el especialista señala que “la Comisión Internacional para la Protección contra la Radiación no Ionizante (INCIRP), se encarga de investigar los posibles riesgos asociados con diferentes tipos de radiación no ionizante y proporciona recomendaciones internacionales sobre los límites de exposición a estas radiaciones, respaldadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT)”.
La medición se realizó en un departamento de 70 metros cuadrados, con balcón exterior, que cuenta con conexión fija a internet a través de módem, así como dos aparatos decodificadores de señal de televisión de cable y con dos transformadores eléctricos ubicados a unos cuantos metros de los balcones exteriores.
Además, “se detectan algunas fuentes emisoras de alta frecuencia correspondientes a antenas de transmisión – recepción de señales celulares, trunking y microondas”, en un rango de aproximadamente 300 metros a la redonda de la vivienda, pero sin “línea directa de vista”, lo cual disminuye su potencial repercusión en la salud humana.
La medición realizada en la primera mitad del mes de abril, fue hecha con una sonda WP400 para las bajas frecuencias que emite la energía eléctrica, y una sonda WPF8 para las ondas de alta frecuencia, que emiten aparatos como el módem, el microondas o los teléfonos celulares, así como un medidor de campo electromagnético SMP2, que registra los parámetros, genera información gráfica y numérica y elabora los promedios de las muestras.
Todos estos, son equipos y software con los que la firma provee al propio IFT para mediciones que la autoridad regulatoria hace en distintas partes del país.
Para tener un parámetro en las mediciones de la radiación no Ionizante, el ICNIRP utiliza una medida llamada Voltmetros (V/m), que se aplican tanto en la alta frecuencia como en la baja. Para la frecuencia alta, el límite máximo permisible es de 28 V/m, mientras que para la frecuencia baja el límite máximo es de 4,166 V/m.
En el caso de este departamento ubicado en un cuarto piso, se detectó un valor mínimo de alta frecuencia de 0.5193 V/m en la cocina y un máximo de 4.739 V/m en la sala comedor (cerca del módem de internet), que representan, respectivamente el 1.85 por ciento y el 16.92 por ciento del límite máximo permisible. Es decir, “la residencia cumple con las directrices de la ICNIRP”.
Por lo que hace a la medición de la baja frecuencia, “la residencia también cumple con las directrices de la ICNIRP 1998. El punto de mayor intensidad se encuentra en la zona de la terraza, (frente a los transformadores) con una medición máxima de 90.13 V/m, equivalente al 2.16 por ciento del límite restrictivo para baja frecuencia a 60Hz.
Esta medición se considera baja y no representa un riesgo para la salud. El valor de 90.13 V/m indica la presencia de un transformador en las cercanías” y es tres veces superior al promedio usual (cuando no existen este tipo de estructuras cercanas) y que se ubican por lo general en valores menores a 30 V/m.
Esto demuestra que a pesar de la alta concentración de servicios de eléctricos y de telecomunicaciones dentro y fuera de un domicilio promedio en la Ciudad de México, los valores encontrados en una medición especializada por lo general no implican riesgos para la salud de las personas, aunque las personas que viven o trabajan debajo de líneas de transmisión eléctrica de alta tensión, sí pueden sufrir consecuencias más graves, pues ahí los valores se disparan.
De cualquier modo, en su reporte, Raúl Santoyo recomienda “mantener el celular al menos a un metro de distancia de la cabeza a la hora de dormir; utilizar el modo de manos libres siempre que sea posible, y de ser necesario, colocar el teléfono en la oreja solo después de contestar la llamada, ya que la mayoría de la radiación se emite durante el proceso de marcado”.
También advierte que para tener un ambiente de trabajo saludable, es mejor colocar los módems inalámbricos a una distancia mínima de 1.5 metros de cualquier parte del cuerpo, así como evitar la proximidad a reguladores y transformadores de corriente, que deben permanecer también a una distancia mínima de 1.5 metros.
“Para reducir la exposición de emisiones externas de alta frecuencia, se recomienda la colocación de mosquiteros metálicos en las ventanas que deberán estar aterrizados a la estructura del edificio y/o una tierra física en buen estado”.
C$T-GM