En un entorno afectado por una desconfianza sistémica y donde 39 por ciento de los ejecutivos piensan que sus empresas no serán económicamente viables en el corto plazo si no cambian sus estrategias y la preocupación principal consiste en cómo se adaptarán a la tecnología en los próximos 10 años, el mundo se encuentra en la transición de los negocios digitales a los autónomos.
Desde la perspectiva de Carlos Compay Ros, director de Estrategia y Asesoría Digital para Europa y América Latina en NTT DATA, en un entorno volátil e incierto, hay una tendencia global que cruza a todas las industrias y combina tecnologías inimaginables, para implementar operaciones autónomas.
Se trata de procesos de negocio soportados totalmente por la tecnología, capaces de tomar decisiones propias, realizar acciones por sí solas, aprender constantemente y mejorar la capacidad de operación.
“Estamos en una transición entre los negocios digitales, que se enfocaban en reinventar sus productos y servicios y la forma de venderlos, hacia una nueva ola, donde estamos entrando en los negocios autónomos, que ahora se enfocan en quién realiza el trabajo y quién es el cliente final para darle soluciones hiper personalizadas y que puede mejorar radicalmente la eficiencia y productividad de las empresas hasta en 10 veces, gracias a la combinación de tecnologías”.
Durante la presentación titulada “El futuro al descubierto – Iluminando lo que está por venir 2024”, explicó que los principales seis retos a los que se enfrentan las empresas para implementar las operaciones autónomas, tanto en América Latina como en el resto del mundo son:
La resistencia a aceptar que la tecnología es segura; la constante comparación entre las capacidad humanas y las de las máquinas; la eliminación de las subjetividades humanas; la percepción de autonomía total; las dificultades de orquestación en organizaciones complejas; y la posibilidad de que se obtengan resultados no deseados y consecuencias negativas.
Reconoció que “las operaciones autónomas pueden llevar a resultados no deseados o incluso negativos, porque la tecnología no tiene ética ni moral” e incluso, la Inteligencia Artificial puede llevar a “alucinaciones”, es decir, resultados falsos o equivocados cuando carece de la información necesaria para dar una respuesta correcta, lo que puede derivar en fallas graves de los sistemas automatizados.
“Es equivocado creer que las operaciones autónomas deben ser totalmente autónomas. No es así: hay que ver en qué grado, cómo y cuándo se implementan y sobre todo, llevar a una combinación de tecnologías, porque si bien la Inteligencia Artificial es un gran habilitador de soluciones, no lo es todo y requiere una supervisión humana en cuanto al control de la calidad de los datos con los que se alimenta y una auditoría constante de los algoritmos para evitar sesgos e incluso riesgos mayores”.
Al respecto y en la misma presentación, David Padrina Sanz, Director de Operaciones Estratégicas para Iberia y América Latina de NTT DATA, advirtió que la inteligencia artificial sin duda es un gran habilitador de transformación digital que sí generará desplazamiento de personal, pero más entre los mandos medios que entre los trabajos manuales más repetitivos.
Sin embargo, se trata de una tecnología que este año crecerá 37 por ciento, para alcanzar un valor global de 306 mil millones de dólares; el 40 por ciento de los líderes reportan un aumento de la productividad al utilizar soluciones de IA y puede generar hasta 133 millones de nuevos puestos de trabajo.
Asimismo, más de la mitad de las empresas en el mundo ya tienen alguna solución de este tipo; en China y la India la tasa de adopción de la IA es del 60 por ciento, mientras en América Latina la cifra llega al 20 por ciento.
Y a pesar de estas impresionantes cifras, la Inteligencia Artificial no lo es todo. Se debe de combinar con otras tecnologías por ejemplo el Internet de las Cosas (IoT); la impresión 3D; las soluciones de Software como Servicio (Saas), por solo citar algunas, para crear soluciones eficientes, pero pensando siempre en que las operaciones no sean 100 por ciento automatizadas, sino supervisadas y controladas por personas.
“Las soluciones deben ser multitecnología. La IA y su adopción, sin duda impulsan el concepto, pero no sólo es esta tecnología, sino que se debe ver como un rompecabezas donde cada tecnología es la precisa para resolver cada necesidad”.
Además, lo importante es que antes de adoptar la IA o bien pensar en operaciones autónomas, las empresas se pregunten para qué implementarlas, porque a veces sólo lo hacen por moda y eso no es eficiente.
Respecto al desplazamiento de personal, Carlos Compay dijo que los trabajos que se generarán serán mucho más que los que se pierdan e incluso en América Latina, países como México, Brasil y Argentina, tienen ventaja porque son grandes productores de ingenieros y científicos de datos, que serán algunos de los más requeridos con el crecimiento industrial que impulsará la tecnología en el corto plazo.
C$T-GM