A pesar de no contar con un marco regulatorio completo, por la falta de una ley que regule el denominado Open Banking (la posibilidad de que los bancos compartan información de sus clientes con sola la autorización de ellos), “México tiene uno de los ecosistemas de empresas de base tecnológica (Fintech) más saludables y activos, al menos en América Latina”, donde los datos indican que existen entre 600 y 800 firmas de ese sector.
Por otra parte, es evidente que este modelo, como práctica común, beneficia al sistema financiero pues diversas consultorías indican que “alrededor del 29 por ciento de los productos que hoy tienen los bancos, están sujetos a ser cambiados o afectados por el Open Banking, y las empresas financieras que lo adopten con una visión de negocios, transformen sus modelos de negocio, hagan nuevas sociedades, y construyan productos más modulares, podrían experimentar un crecimiento orgánico del 10 por ciento”.
Así lo señaló Edgar García-Barzanallana, titular de Open Banking de Sellcom, empresa dedicada al desarrollo de Tecnologías de la Información (TI), quien en entrevista con Consumo TIC, señaló que en el cortísimo plazo, ante las elecciones del 2 de junio, es prácticamente imposible crear la ley que está pendiente, pero más allá de que exista regulación o no, la propia tecnología y el avance del mercado, están impulsando a las instituciones financieras a transitar por ese camino.
“El tema del open banking en México no es si va a pasar o no, sino cuándo va a pasar y con qué nivel de formalidad”. Por ahora, ya están listas dos de las “tres patitas” que idealmente deberían sostener un ecosistema sano: por un lado, ya hay una sólida presencia de empresas Fintech; y ya se cuenta con un sistema establecido, estandarizado, centralizado y funcional de intercambio de depósitos (el SPEI), pero como último elemento, falta aprobarse una Ley de Open Banking.
“Nosotros vemos el open banking como un tema que es regulatorio, pero lo trasciende”. Ya existen ejemplos de intercambio de información porque el mercado lo demanda y si bien han sido hasta ahora las Fintech las que lo han impulsado, al sistema bancario tradicional también debe interesarle por dos razones: la primera es que le puede ayudar a incrementar su eficiencia interna.
Por ejemplo, en grupos financieros que tienen Afore, aseguradora y banco, compartir información y construir datos de manera homogénea, les puede ayudar a elevar su productividad, y por otro lado, los bancos pueden encontrar nuevas formas de hacer negocio.
“Hoy tienes que ser mucho más ágil en tener socios de negocios para hacer esos intercambios de datos, tienes que hacer más modular tu banco o tu servicio financiero o tu producto específicamente; entonces al hacerlo como con esas pequeñas piezas de lego –es una muy buena analogía—se pueden hacer cosas (porque) yo no debo tener todas las piezas de lego, las puede tener alguien más y eso trasciende la regulación”.
Edgar García explicó la importancia para todo el ecosistema actuar como industria, que ayude a darle educación financiera a sus clientes, desde la más pequeña Fintech hasta el banco más grande, para que las personas entiendan qué información se va a compartir, por qué y con qué propósito, antes de que la persona dé su aceptación para que la institución comparta sus datos.
Es importante que todo el ecosistema reconozca mediante reglas claras a las compañías que puedan compartir información y que sólo entre ellas se crucen los datos, en especial, siguiendo criterios ya adoptados en Europa y Reino Unido, donde se acepta que la persona que utiliza el producto financiero es dueño de sus datos y éstos solo se pueden compartir con consentimiento expreso.
Si bien no es un tema estrictamente de regulación, ésta sí puede ayudar, por ejemplo, estableciendo formatos similares para todas las instituciones financieras, para sus interfaces, sus avisos de manejo de datos y sus sistemas funcionen si no igual, al menos de una manera muy similar, para facilitar al usuario entender cómo funciona el ecosistema. Mientras las instituciones deben asegurarse del funcionamiento óptimo de su infraestructura de seguridad, para que no sea el cliente quien deba preocuparse por eventuales fraudes.
A manera de ejemplo, señaló que México cuenta con el sistema de pagos más avanzado del mundo, el SPEI, que tiene un archivo centralizado, una presentación muy similar entre banco y banco (con solo pequeñas variantes) y una infraestructura de ciberseguridad detrás, que permite un funcionamiento eficiente. Esa, dijo, puede ser la fórmula a seguir en el caso del Open Banking.
Se dijo optimista de que en cuanto transitemos por este periodo con factores político electorales, se pueda impulsar una legislación que fortalezca el ecosistema en su conjunto, “pero incluso si (eso) no pasa, van a continuar sucediendo muchas cosas del mercado y de la configuración interna de las instituciones financieras y adopción de tecnologías que ya están sucediendo, porque además encajan. La transformación digital que los bancos llevan décadas haciendo, encaja con la amplificación de la estructura de datos y su compartición».
Finalmente, anunció que el próximo 16 de mayo, Sellcom llevará a cabo en la Ciudad de México el “Open Banking Townhall 2024”, que pretende reunir a todos los jugadores del ecosistema, para dialogar sobre el futuro del sector, la mejor forma de configurar la ley de Open Banking y cuál es el futuro de la industria en conjunto.
Entre los principales oradores estará Imran Gulamhuseinwala, quien implementó el sistema de Open Banking en el Reino Unido y Eyal Sivan, conocido como “Mr. Open Banking”.
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