Con ventas anuales por 153 mil millones de pesos, el sector de las artesanías representa el 20 por ciento del PIB de la industria cultural en México. Sin embargo, el sector enfrenta serios problemas como las dificultades para valorar lo que se debe cobrar por las piezas, la falta de espacios para vender, los riesgos de plagio e intermediarios que llegan a revender los productos en sobreprecios de hasta el 800 por ciento.
Ante ello, la tecnología se ha convertido en una aliada para fortalecer a los artesanos del país, al permitirles acceder al comercio digital en esquemas directos (sin intermediarios) y generar registros de marcas, sin importar el aislamiento geográfico o cuestiones culturales, cuando se trata de poblaciones indígenas, aseguró Ángel Cruz Hernández, director General de LU’UM A.C, un proyecto cultural y de comercio justo de artesanías ubicado en la Ciudad de México.
Al presentar en el local de LU’UM el proyecto “Conectando Raíces”, de AT&T México, pidió que al conmemorarse el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, se piense en estas personas no como un objeto de folklore, sino como seres humanos que forman parte de nuestra sociedad actual, con necesidades y anhelos como cualquier otro mexicano y quienes son capaces de generar riqueza a partir de su trabajo.
Por ello, el proyecto “Conectando Raíces” se centra en tres ejes fundamentales: generar habilidades tecnológicas y capacitación para artesanos; desarrollar tecnologías específicas para e-commerce y apps donde se vendan y distribuyan artesanías; y capacitar a los artesanos en procesos legales para el registro de sus diseños y marcas.
En ese sentido, hizo un llamado a la acción, para invitar a empresas de mensajería y paquetería a unirse al proyecto, a fin de que las piezas puedan llegar desde las comunidades donde se producen, hasta el consumidor final en cualquier parte de México o del mundo.
Al respecto, Irma Wilde, vicepresidenta de Atención a Clientes y Empresas de AT&T México, aseguró que hay un tabú respecto al uso de la tecnología: se cree que es compleja y por lo tanto está reservada sólo para algunos grupos, especialmente los jóvenes “que le entienden a esas cosas”, pero no es así.
“En AT&T creemos que juntando el tema digital con las diferentes tecnologías tradicionales, podemos amplificar significativamente el impacto que tienen las comunidades en la sociedad y no solamente a nivel nacional, sino también internacional. Creemos que las artesanas y los miembros de este nuevo proyecto, pueden cosechar los beneficios de la digitalización en poder difundir su historia y tradiciones y recibir un beneficio económico”.
Recordó que el comercio digital en México creció en 23 por ciento en 2022, con un monto cercano a los 580 mil millones de pesos que circulan en las plataformas electrónicas, lo que representa un enorme potencial.
Y si bien en México el 95 por ciento de los consumidores prefieren tiendas físicas y aún hay desconfianza sobre el uso de la información de los compradores en el comercio electrónico, esta modalidad está creciendo. Prueba de ello es que 25 por ciento de los consumidores compran en comercio electrónico y hasta 83 por ciento de quienes compran en una tienda física, comparan precios a través de sus teléfonos.
Aunque todavía hay un gran camino por recorrer, está claro que “el mundo físico no está peleado con el digital” y prueba de ello es este proyecto que permitirá a los artesanos de México abrir sus canales de venta y distribución directamente a través de la tecnología, sin depender de intermediarios voraces.
Al respecto, Gabriel Contreras, vicepresidente de legal y asuntos externos de AT&T aseguró que esta iniciativa ayudará a garantizar un futuro más próspero para las comunidades y no sólo por el dinero que significa la venta de sus productos, sino porque se permitirá la difusión de la cultura y las riquezas que aportan las comunidades a la diversidad nacional.
Inclusive, ayudará a reducir las brechas de género que prevalecen en muchos sentidos, incluyendo al sector de las artesanías, donde a decir de Ángel Cruz Hernández, las ganancias de los hombres artesanos pueden rondar entre los 6 y 7 mil pesos mensuales, mientras que las mujeres que realizan exactamente los mismos trabajos, pueden llegar a ganar hasta 50 por ciento menos, brecha que puede salvarse con el comercio digital.
En su oportunidad, Marina Núñez Bespalova, subsecretaria de Desarrollo Cultural de la Secretaría de Cultura federal, convocó a superar la visión de las artesanías como piezas repetibles cuyo precio merece el regateo, para concebirse por el contrario, como piezas únicas cargadas de un trabajo, esfuerzo, cultura y patrimonio que les dan ese valor.
Reconoció que es difícil establecer el valor comercial de las piezas, pero es necesario encontrar mecanismos y también lograr la protección legal para las tradiciones y proceso en conjunto que dan identidad a las artesanías, para evitar plagios que implican el deterioro de las comunidades donde se fabrican.
El mundo digital, aseguró la subsecretaria, puede ayudar mucho con herramientas como los códigos QR y las redes sociales, pero también existen riesgos y por ello es importante darle entrada a los artesanos a este mundo, pero al mismo tiempo brindarles capacitación y acompañamiento para que puedan sacar el mejor provecho de él.
Como representante de los artesanos que ya forman parte de este proyecto, estuvo la maestra tejedora Antonia Hernández, del Colectivo Raíces, en Tequisquiapan, Querétaro, quien se especializa en realizar piezas de mimbre y otros materiales.
Dijo que a ella no le gustaban las redes sociales, pero su hijo la convenció de entrar a ese mundo y ahora lo ve como un reto, pues “llegué en cero y aunque no quería, ahí estoy”, convencida, dijo, de que las personas son como los árboles con raíces y ramas que se abren al mundo.
“¿Quién me manda a abrir la boca?”, se preguntó entre risas, al reconocer que su entrada al mundo digital, puede representar un gran cambio para el Colectivo Raíces, del que forma parte.
C$T-GM