A dos décadas del lanzamiento de aquel spot promocional del globo aerostático sobrevolando un verde valle, con música inspiradora y una voz en off que aseguraba que “Todo México es territorio Telcel”, vale recordar cómo, para bien de los usuarios de servicios móviles, la cobertura ya no es el principal diferenciador de una empresa, y que la experiencia móvil en México es una carrera de dos caballos.
Y es que más allá de que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador asegure que Carlos Slim bajó su publicidad gracias a que él le recordó que hay lugares donde no es posible comunicarse a través de su red, observar el comportamiento del mercado es crucial para reconocer el poder de la competencia y cómo esta condición invariablemente deriva en mejores servicios, calidad y precios.
En 2015, tras la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones y radiodifusión, AT&T llegó al mercado mexicano con la consigna de “cambiar el juego”; hoy, de acuerdo con estimaciones recientes de OpenSignal, la firma liderada en México por Mónica Aspe Bernal, rebasa con 4.4 puntos porcentuales a Telcel en la categoría “Disponibilidad 4G”.
La consultora que cada semestre evalúa el servicio móvil en México destacó a inicios de este mes que los usuarios de la multinacional estadounidense fueron los que tuvieron la mayor disponibilidad de la red 4G en México.
Es decir, los usuarios de AT&T tuvieron una conexión 4G durante el 89.2 por ciento del tiempo en el que estuvieron conectados, superando así el 84.8 por ciento que le brindo la empresa mexicana Telcel a sus clientes.
Es claro que estos resultados no se dan por generación espontánea en un mercado como el de las telecomunicaciones donde las inversiones, la certeza regulatoria para sustentarlas y las condiciones de competencia, resultan determinantes.
A inicios de este año, el Reporte Financiero del sector Telecomunicaciones 2020 elaborado por Promtel daba cuenta de cómo únicamente en 2019 y en línea con el promedio registrado desde su ingreso a México, AT&T invirtió más de 12 mil millones de pesos, cantidad que superó los 10 mil millones de pesos que Telcel destinó al mercado nacional en el mismo año.
En materia de certeza regulatoria, es necesario decir que el panorama no pinta bien pues tal como consignamos en ConsumoTIC en junio pasado, con todo y el robusto programa de supervisión del cumplimiento de las medidas impuestas al Agente Económico Preponderante en Telecomunicaciones (AEPT) del IFT, la suspensión de plazos derivada de la contingencia sanitaria derivó en un impasse en la verificación de obligaciones de América Móvil que superó los 450 días.
Peor aún, el pasado 27 de octubre, el propio presidente del órgano regulador, Adolfo Cuevas Teja reconoció que los resultados en materia de competencia económica no son del todo satisfactorios, particularmente en el sector móvil.
Efectivamente, ningún país debería ser territorio de una empresa, sino de sus ciudadanos. En la medida que los operadores de telecomunicaciones compitan en el mercado con inversiones de largo plazo para garantizar experiencias móviles de primer nivel, los usuarios estaremos en condiciones de elegir con base en calidad y precio, y no, porque es lo que hay.
C$T-GM