Necesario que mujeres sean protagonistas del futuro digital.
La brecha de género, es decir, la distancia que hay entre las mujeres y los hombres respecto a un mismo indicador, está presente en diversos ámbitos. En el caso de las Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TICs) es un fenómeno que debe observarse desde distintas ópticas.
Empecemos por lo bueno. De acuerdo con datos de la firma de consultoría The CIU, más de 87 por ciento de las mujeres mexicanas usuarias de telefonía móvil posee un smartphone, un nivel incluso superior al que registra el género masculino.
“Podemos observar que la brecha de género en el acceso a dispositivos inteligentes se ha cerrado en los últimos años, las mujeres tienen cada vez más acceso a smartphones, principalmente de gama media, porque los usan en su vida cotidiana y les permite estar conectadas en todo momento”, señalan Laura Castillo, analista de The Social Intelligence Unit (SIU) y Jacqueline Hernández, especialista en Marketing en The Competitive Intelligence Unit (CIU).
Lo malo. En varios países con ingresos bajos y medios, refiere la GSMA, las mujeres tienen 10 por ciento menos probabilidad de tener un teléfono móvil en comparación con los hombres; además, es 28 por ciento menos probable que tengan acceso a internet móvil.
En su Informe de Brecha de Género Móvil 2019, la asociación señala que si para el año 2023, los operadores móviles pueden cerrar las brechas de género que existen en términos de propiedad y uso de telefonía en los países de ingresos bajos y medios, se generarían ingresos adicionales estimados en 140 mil millones de dólares en los próximos cinco años.
“Cerrar la brecha de género en telefonía móvil podría ser un impulsor importante del crecimiento económico. Estos mercados podrían también sumar unos 700 mil millones de dólares en crecimiento del PIB para el 2023”.
Lo feo. Las mujeres están muy lejos de ser protagonistas en el escenario de la cuarta revolución digital. En el sector mexicano de las telecomunicaciones, la fuerza laboral femenina no llega al 40 por ciento y en el mercado mundial de la ciberseguridad su presencia apenas toca el 20 por ciento.
