A pesar de integrar aspectos novedosos como dividir al país en 320 Áreas Parciales de Servicio (APS) para incentivar una mayor participación, las bases de la licitación de espectro óptimo para 5G que están en consulta pública, no atacan de raíz el principal problema que México tiene en materia de espectro: los altos precios que los operadores deben pagar para usar este recurso.
“El problema de raíz es el costo del espectro que es más alto (no dicho por mí, sino dicho por el propio IFT), que el promedio de todos los países latinoamericanos y el promedio de países desarrollados y europeos, entonces, está difícil”, consideró Miguel Calderón, director de Estrategia y Posicionamiento de Políticas Públicas de Telefónica Hispanoamérica.
Al ofrecer el webinar “Nueva Gestión del Espectro”, a invitación de 5G Américas, “se cree que habrá jugadores más bien regionales o más bien comunitarios que quieran ir por algunas de estas regiones en particular y no por las regiones más caras”.
El ejecutivo recordó que en América Latina, los ingresos de los operadores han caído 50 por ciento, mientras el costo del espectro radioeléctrico se ha incrementado en 45 por ciento, lo que reduce sensiblemente los márgenes no sólo de ganancia, sino incluso de operación.
“Las bases (de la nueva licitación y que están en consulta pública) no traen el precio, pero sí aplican los mismos derechos, por lo tanto, ese espectro es mucho más caro que en otras regiones y si el caso de negocio no te sale en la Ciudad de México, menos te va a salir en una pequeña comunidad de 20 mil personas si el espectro sigue siendo igual de caro”.
A su vez, José Otero, Vicepresidente de 5G Américas, refirió cómo uno de los temas que surgen en redes sociales es la posibilidad de que la licitación IFT-12 quede desierta, precisamente por los altos costos de los derechos, pero al mismo tiempo, le preguntó al ejecutivo de Telefónica Hispanoamérica qué perspectivas observa para una eventual licitación para redes privadas IFT-15.
Al respecto, Miguel Calderón señaló que aún sin saber en qué términos se publicaría un proceso de ese tipo, “nosotros hemos dicho en diferentes consultas que no nos parece buena idea reservar espectro privado, porque encarece el espectro en términos generales (y) nos parece discriminatorio que ese espectro fuera mucho más barato para los operadores privados que para los operadores del servicio público”.
Por el contrario, propuso explorar distintos esquemas de compartición de infraestructura activa y pasiva, que no se limitan sólo a usar las antenas de otro proveedor, sino que existen distintas opciones.
“Es un tema voluntario de operadores, si la tecnología lo permite y no hay afectación a la competencia, todos estos tipos de compartición se deberían permitir, porque permite hacer un uso más eficiente del espectro”, aunque es importante que las políticas públicas se ajusten conforme avanzan las tecnologías, porque de lo contrario se limita el desarrollo.
A manera de ejemplo señaló “es como si yo compré la nueva versión de la computadora, el último sistema operativo y me permite hacer 20 cosas, pero el regulador me dice: ‘no puedes hacer esas 20 cosas en la computadora que compraste, porque está prohibido por mi’”.
Reiteró que el costo del espectro es un tema central en América Latina y en México, pero no es el único. “Los países de la región tienen un espectro asignado promedio de 481 MHz, contra 898 MHz de la OCDE y 910 MHz de la Unión Europea.
La diferencia de espectro asignado se mantiene, pero con los niveles de costo en la región y los bajos ingresos relativos, se hace imposible a los operadores optar o apurar más licitaciones”.
Por otra parte, el déficit en asignación de espectro en bandas menores a 1GHz no son tan significativas. Sólo 27 por ciento menor que la OCDE. Sin embargo, en las bandas de entre 1 y 6 GHz, el déficit de asignación es 51 por ciento de menor asignación, lo que explica en parte por qué hay un proceso de asignación de espectro de 3.5 GHz para servicios de 5G.
Además, la gestión del espectro no se limita a su alto costo, sino que tiene varios componentes que resumió en un decálogo: el costo (que sin duda es el primero y más importante); la metodología de asignación y renovación.
Así como el espectro adicional que se va a poner a disposición de los operadores en el futuro; la escasez artificial que se genera en algunos mercados; la duración de las licitaciones que deben ser de más de 20 años (sobre todo a la luz de un retorno de inversión cada vez menor).
También es importante observar la neutralidad del servicio; la compartición y el mercado secundario de espectro; el apagado de las redes legadas; las obligaciones de cobertura y calidad y el fomento a la competencia y la inversión.
Respecto al acuerdo de compartición que Telefónica Movistar México tiene con AT&T México -que recientemente anunció su extensión hasta el 2030-, aclaró que el hecho de no usar su propio espectro, no significa que Telefónica no lo pague. Si bien su empresa no paga ese costo directo al Estado, como parte convenio, una porción del costo de la compartición, se va al pago del espectro.
Para cerrar la charla, citó las palabras del Director Ejecutivo de Telefónica Hispam, Alfonso Gómez Palacio, sobre la importancia de este insumo:
“El espectro, entendido como un bien que se requiere para dar cobertura a los ciudadanos, es un multiplicador económico cuando genera conectividad tanto en lo rural como en lo urbano; por eso el espectro no puede entenderse, no puede ser pensado para el corto plazo porque tiene que ser un multiplicador de la cobertura, la capilaridad y la calidad de las comunicaciones”.
C$T-GM