Parte 1
1883-1923
A sus 58 años, una persona nacida en 1865, sería sumamente longeva en 1923, aunque sin duda estaría cerca de su muerte y durante su “larga” vida, habría visto cambiar al mundo de una forma espectacular. Si tomamos como base 20 adelantos tecnológicos que se dieron durante los 40 años entre 1883 y 1923, nuestro personaje habría presenciado el surgimiento de al menos nueve inventos inexistentes en su infancia y habría convivido con otros 16 que todavía se usan un siglo después, es decir, en 2023; además, otras tres tecnologías con las que nuestro personaje convivió, ya no existen en este momento.
Nuestro hipotético “anciano” que vivió la transición de los siglos XIX al XX convivió con toda normalidad con el telégrafo (inventado en 1844); el tren (inventado y popularizado entre 1800 y 1830 más o menos); la máquina de coser (1846); la máquina de escribir (1874); el teléfono (1854 o 1876, según el dato del inventor que se considere); el fonógrafo (1877) y la estufa de gas, que si bien se patentó una versión funcional en 1826, tardó todavía muchos años en ser accesible para la mayoría de las personas.
De todo lo que vio en su vida cotidiana nuestro personaje, el telégrafo, el fonógrafo y la máquina de escribir, forman parte de un pasado cada vez más lejano.
Además, habría visto la creación del automóvil (1886) y su gigantesca evolución, aunque probablemente en su “vejez” (1923) no habría podido comprar uno todavía. En 1895 probablemente habría leído sobre una invención fabulosa (el cinematógrafo) y habría presenciado con cierta incredulidad cómo hacia el ocaso de su vida, aquello se había convertido en una industria gigantesca y tremendamente lucrativa llamada “Cine”.
Otro gran invento fue la radio en 1896, que para 1923 era una industria establecida, aunque tal vez nuestro personaje aún no podría comprar un aparato receptor.
Y entre 1879 (invento de la bombilla eléctrica) y 1895 (construcción de la primera hidroeléctrica en las cataratas del Niágara), habría sabido de la luz eléctrica, aunque de nuevo, es posible que nunca la tuviera en casa, pero para la década de 1900 a 1910, seguramente su ciudad (sobre todo si se encontraba en un país avanzado), ya tendría alumbrado público.
Nuestro hombre decimonónico no cabría de sorpresa cuando en 1906 se inventó el avión (posiblemente no creería que fuera real); y en materia de trabajo seguramente no podría entender, a partir de 1914, el concepto de “producción en serie”, implementado por primera vez por Henry Ford, para abaratar el precio de su “Modelo T”. (Por cierto, este invento implicó una revolución laboral y de producción de escala global que posiblemente nuestro personaje jamás logró dimensionar).
El refrigerador eléctrico inventado en 1914, tal vez haya sido para él una especie de noticia extravagante y lo más seguro es que nunca tuvo uno, lo mismo que la licuadora, inventada en 1922. Tomarse una placa de rayos x, que se empezaron a usar a partir de 1895, pudo haber sido un sueño nunca cumplido, de una tecnología increíble aplicada al bienestar físico de las personas.
En el mundo de 1883 seguramente ya había muchos barcos de acero, pero en el de 1923 (y sobre todo por los adelantos que implicó la Primera Guerra Mundial), éstos ya eran la norma, pues ya a nadie se le ocurría construir barcos de madera. Y hablando de guerras, la ametralladora inventada en 1856, habría sido una gran “estrella” de los conflictos bélicos, mientras la dinamita, desarrollada por Alfred Nobel en 1867, cambiaba el rostro de la guerra y de una industria fundamental para el desarrollo: la minería.
Jamás lo sabremos, pero probablemente muchos de estos cambios perturbaron de manera profunda a nuestro personaje, quien tal vez nunca comprendió el alcance de algunos de ellos, tanto por falta de información, como por la nula necesidad que tuvo de entenderlas. Algunas de hecho, ni siquiera llegó a utilizarlas.
Parte 2
1983-2023
A sus 58 años, una persona nacida en 1965 es hoy muy probablemente un hombre o una mujer sana, que continúa su vida productiva y también ha visto cambiar al mundo de una forma espectacular. Si tomamos como base 20 adelantos tecnológicos que se dieron durante los 40 años entre 1983 y 2023, nuestro personaje ha presenciado surgir al menos siete inventos y ha convivido con otros 12 que aún se usan hoy; además, otras seis tecnologías con las que nuestro personaje ha convivido en su vida, ya no existen en 2023.
Nuestro contemporáneo ha visto surgir (y operar en alguna medida), al menos otras seis tecnologías que no tienen paralelo y por lo cual se colocan en un apartado distinto, sin olvidar el hecho de que algunas de las tecnologías que ya no existen actualmente, se refieren a “ecosistemas”; es decir, no es sólo un objeto sino todo el conjunto que implicaba.
En su adolescencia, esta persona convivió con objetos (y los aparatos que le rodeaban) que hoy ya no existen y parecen formar parte de una historia muy antigua.
En 1983, existían las grabadoras-reproductoras y los cassettes, junto con una gran industria de la música y el entretenimiento que en 2023 ya se consideran pieza de museo y gran cantidad de habitantes del mundo nunca en su vida los ha visto; el mismo caso ocurre con el tocadiscos y los discos de acetato, al igual que el CD y su ecosistema: el estereo de la casa; el del auto y el reproductor portátil. Igual destino siguieron los videocassettes, las videocaseteras y los videoclubes, que llegaron a ser negocios multimillonarios. La máquina de escribir que nuestro personaje usó hasta su juventud, hoy es ya un recuerdo lejano.
Y aunque la computadora de escritorio se inventó formalmente en 1964, fue hasta finales de los 80 cuando se empezó a popularizar y, al principio, con precios exorbitantes. Hoy se usa, sí, pero ya no tanto como llegó a popularizarse hacia los años de la década del 2000, con todo y sus discos flexibles y sus disketes (para guardar información), que ya tampoco existen.
A su vez, la Laptop inventada en 1981, en 1983 no era para nada popular. Era muy cara, difícil de conseguir y prácticamente inútil para los estándares de hoy día. Las Laptops todavía se usan y cada son más potentes.
El teléfono celular se inventó en 1984 y era un auténtico tabique con una batería del tamaño de un portafolios. Fue muy caro al principio y terminó bajando de precio. Incluso estos celulares (sencillos) ya casi están en desuso, aunque todavía existen.
La invención, en 1992 del celular inteligente, vino a revolucionar brutalmente el mundo de la telefonía móvil, con infinidad de funciones que 10 años antes eran inimaginables. Hoy son auténticas computadoras de una gran potencia y alcance, al grado que están desplazando totalmente a otras tecnologías.
Una de las mayores revoluciones de la tecnología mundial fue obra de Steve Jobs, fundador de Apple (que ya había cambiado el mundo con esa empresa), pero lo volvió a cambiar, cuando inventó el IPhone en 2007, un teléfono inteligente con todo un ecosistema, al que se conectan, entre otros juguetes, el IPad (llamado también tableta electrónica) y el IPod, para escuchar música.
Mientras en 1983 esto no existía, hoy cientos de millones de personas en el mundo son usuarias y forman parte de un grupo de clientes de una dimensión probablemente nunca antes vista en la historia de la humanidad.
Por cierto, este ecosistema ha impulsado de manera alarmante el concepto de “obsolescencia programada”, es decir, que se trata de aparatos que duran funcionales muy poco tiempo, sin importar el nivel de uso o cuidado del usuario, lo que significa un tema ambiental muy relevante, por algunos metales pesados que forman parte de su mecanismo, altamente contaminantes.
Y mientras en 1983 el internet no existía, hoy en día es el centro medular de la comunicación del mundo y requisito indispensable para cualquier persona que desee trabajar, estudiar, comunicarse, entretenerse y otras mil actividades más. Este invento que era tema de ciencia ficción en la infancia de nuestro personaje, hoy en día forma parte de su vida cotidiana.
La televisión es un caso curioso rodeado de todo un ecosistema. Es claro que la televisión existe, pero en una forma muy distinta. Las televisiones que nuestro personaje vio de niño, no eran digitales y mucho menos “inteligentes”. Hoy en día estas últimas son las que forman parte de la vida cotidiana, con una gigantesca oferta de señales por internet o por cable. La modalidad del cable ya existía en 1983, pero era carísima y minúscula, comparada con los estándares de hoy.
Hay que sumar sin duda a un fenómeno impresionante: Netflix. Se trata de un depositorio de contenidos de televisión y cine, antiguo y contemporáneo, así como producción propia, que se reproduce en la televisión, en la Tablet o en el celular, que se ha convertido no sólo en un fenómeno tecnológico (se fundó en 1997) y que a partir de 2020 se convirtió también en una plataforma de entretenimiento global a la que le han seguido otras muchas similares y que revolucionó profundamente el mundo del entretenimiento.
Los satélites de comunicación existen desde 1964, cuando se puso en órbita el primero de ellos, pero hoy en día, orbitan miles de esos aparatos en torno a la Tierra y sus capacidades son casi incomprensibles para el ciudadano común, desde las comunicaciones más elementales hasta el clima, usos militares, planeación de ciudades, además de constituir un universo técnico complejísimo que emplea a millones de personas.
En 1983, las oficinas iban incorporando de a poco la fabulosa tecnología del Fax, para envío de documentos vía telefónica, que fue muy importante en los 90 y tal vez hasta mediados de la década del 2000, cuando fue sustituido poco a poco por el correo electrónico, mucho más rápido y eficaz. Curiosamente, el Fax aún forma parte de las posibilidades de las impresoras “multifuncionales”, aunque ya a nadie en su sano juicio se le ocurriría utilizarlo.
Dos elementos en la infancia de nuestro personaje, eran producto de la ciencia ficción: el dron (Volver al Futuro) o las videoconferencias (Los Supersónicos). Ambos forman parte ya de la vida cotidiana. Y las videoconferencias son esenciales en la vida productiva o escolar.
No cabe duda que nuestro personaje actual, ha visto mucho, pero mucho más que su equivalente de hace 100 años. Aquí una lista de avances tecnológicos sólo enunciativa y nunca limitativa, a las que se ha debido subir, queriendo o no, con o sin ayuda, de manera intuitiva, forzada o voluntaria:
El internet de las cosas (IoT por sus siglas en inglés); el WiFI; las redes de comunicación 1G, 2G, 3G (en fases de desactivación) 4G (aún de uso intensivo) y 5G (en pleno despliegue); la inteligencia artificial, el machine learning e infinidad de aparatos y tecnologías que no se terminan de enlistar, ni nuestro personaje es capaz de conocer, a menos que se dedique en cuerpo y alma a investigarlas.
C$T-GM