La alternancia de los métodos de pago tradicionales respecto de los digitales gana terreno en América Latina ante la rapidez y comodidad de los procesos, y del cero contacto que prioriza la seguridad; sin embargo, se prevé que los usuarios de zonas rurales marcarán una de las tendencias para la expansión de este ecosistema.
“El 95 por ciento de los encuestados prevé usar al menos un medio de pago digital en 2022, esto infiere que los consumidores se van a alejar cada vez más del efectivo y deben de optar por estas experiencias de pagos digitales y sin contacto, sobre todo seguras y sin fricciones. De hecho, casi 50 por ciento de los consumidores latinoamericanos ya usan canales digitales para realizar actividades financieras”, expuso Cristina Carreón Sánchez, directora de Relaciones Gubernamentales de Mastercard.
En el panel “La ruta de la digitalización”, en el marco de la Jornada Nacional de Vinculación para el Ecosistema Digital, la ejecutiva recalcó que se han detectado cuatro tendencias clave que están impulsando el futuro de los pagos: la primera, la alineación con los valores del consumidor que desea un acceso eficiente e instantáneo a servicios financieros.
Sin embargo, también se buscará integrar a otros al ecosistema. “Aquellos consumidores que no tienen esta infraestructura, entender bien las necesidades de aquellas zonas rurales que no tienen acceso de infraestructura especial, ver qué tipo de soluciones se pueden empezar a desarrollar para poder apoyarlas”.
La incorporación actualizada y facilidad de uso general; los canales digitales con comunicación y servicio al cliente más personalizado, así como la creación de una interfaz digital simple son otras de las tendencias.
En el encuentro organizado por la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) recordó que como parte de la estrategia de digitalización e inclusión financiera, un aspecto esencial es empoderar a las y a los emprendedores, a las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MiPymes) para convertirlas en un socio estratégico para los gobiernos, apoyándose en la red de aliados como las Fintech, que se han convertido en una alternativa de banca abierta.
Al respecto, Jesús Cantú Escalante, jefe de la Unidad de Normatividad, Competitividad y Competencia de la Secretaría de Economía, lamentó que en 30 años, de acuerdo con un informe del Banco Mundial, la productividad de México haya crecido sólo 0.01 por ciento, lo que se suma a las dificultades que enfrentan las Mipymes para sobrevivir y aportar al desarrollo económico.
Las MiPymes, que normalmente se quedan estancadas, tienen una vida de alrededor de ocho años, por lo que un elemento importante para detonar el desarrollo y la productividad del país de la mano de estas empresas es incorporar a las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), y lograr que la brecha digital “no sea otro factor que ensanche todas las desigualdades”.
“Para romper esto, y porque así ha sido en el mundo, uno de los elementos centrales es todo el desarrollo y la incorporación de las TIC´s como un elemento central para detonar el crecimiento de la productividad”.
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