A ocho años de la adjudicación del proyecto de Red Compartida a Altán Redes es evidente que el modelo planteado de origen en la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones no ha sido exitoso, pues no se ha logrado generar la competencia que se esperaba, tampoco ha contribuido a cambiar el escenario en materia de preponderancia, la brecha digital sigue siendo un problema vigente y por si fuera poco, el mercado ve a un competidor y no a un proveedor de capacidad.
“Hoy tenemos (en el mercado mexicano) dos operadores móviles que son minoristas y un mayorista que es Altán Redes, este último medio cuarteado y reparado para seguir operando. Es algo que conviene revisar en cuanto a poder tener un mejor aprovechamiento de la infraestructura y también un operador que eventualmente pueda participar de mejor manera”, sostuvo Fernando Borjón, asesor Senior de Access Partnership.
En 2016, el consorcio Altán Redes ganó la licitación para operar la denominada Red Compartida, concebida como un poderoso “carrier de carriers” capaz de proveer capacidad y transporte de datos a empresas de telecomunicaciones que ofertan servicios de telefonía móvil e internet de banda ancha a los usuarios finales.
El principal objetivo de este proyecto, en el cual el Estado mexicano aportó 90 Mhz de espectro en la banda de 700 Mhz, era llevar la cobertura de servicios de telecomunicaciones, alrededor de 50 millones de personas que hace ocho años no tenían acceso a la telefonía móvil e internet de banda ancha.
Las obligaciones de Altán Redes fueron claras desde un principio: cubrir 92.2 por ciento de la población a más tardar en enero de 2024, meta que poco a poco la propia empresa comenzó a ver inviable, por lo que tras obtener una prórroga, el sueño de la conectividad a partir de este proyecto, se postergó hasta 2028.
“¿Qué falló? quizá confiamos demasiado en que esto lo iba a resolver el mercado. Que Telcel, Telefónica y otros operadores lo iban a ver como un gran proveedor de capacidad y le iban a comprar, porque el mercado lo vería como un modelo eficiente, y eso no pasó, por el contrario, hoy los operadores ven a Altán como un competidor”, apunta Fernando Borjón.
Y es que, desde la perspectiva del especialista, el hecho de que los operadores de telecomunicaciones vean a Altán Redes, no como un proveedor sino como competencia, provoca que estos enfoquen sus esfuerzos en mejorar sus propias redes.
“En pocas palabras no hubo los suficientes incentivos para que se le adquiriera capacidad a Altán. Cuando empezó el proyecto por ejemplo, la penetración de 4G era baja y en 2013 se decía que había una gran oportunidad para elevarla, pero se terminó haciendo cuatro años después. En el tiempo en el que se generó esa oferta, los operadores no se cruzaron de brazos”.
De hecho, ante la entrada de AT&T a México, Telcel elevó sus inversiones “porque es lo que hace una empresa que busca tener una buena participación de mercado”; por su parte el nuevo jugador en el mercado nacional hizo lo propio para fortalecer su presencia y competir de frente con un gran rival.
“Esas inversiones se fueron a las redes 4G, de modo que cuando Altán llegó con su capacidad ya no era novedad, porque además empezó en mercados que ya estaban servidos, pero además se tuvo que hacer así porque era donde había ingresos”.
Es así que al mirar el retrovisor, resulta evidente que el tiempo, las condiciones económicas y la confianza en el mercado, son variables que no funcionaron como se hubiera deseado.
“El objetivo inicial era que esta empresa fuera absolutamente privada y que no representara una carga al gobierno, y creo que hoy sí representa una carga fiscal. Hay que darle una revisada al modelo y ver cómo se aprovecha lo que se ha hecho. No se trata de tirar nada a la basura, sino ver cómo se hace para que la ayuda no sea sólo darle dinero sino darle viabilidad”.
Los OMV en la Red Compartida, ¿la pareja ideal?
En la actualidad, Altán Redes ofrece servicios 4.5G LTE de voz y datos a casi 86 millones de personas, cubre 87 Pueblos Mágicos, tiene presencia en 77 mercados comerciales y alrededor de 78 OMVs ofertan paquetes a través de su red.
Los Operadores Móviles Virtuales (OMVs), que comercializan servicios de voz y datos bajo su propia marca pero sobre la red de otro operador ya establecido, son clientes naturales de un “carrier de carriers” como Altán Redes.
De hecho, el Análisis sobre el mercado de Operadores Móviles Virtuales (OMV) 2023, del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) muestra un aumento en el uso de la Red Compartida para proveer servicios por parte de estos jugadores.
En 2023, el 75 por ciento de los OMV entrevistados proporcionaba servicios de telefonía móvil y datos a través de la Red Compartida, mientras que el 46 por ciento proporcionó su oferta de Internet Fijo Inalámbrico (FWA) mediante esta red (aunque es posible que también utilicen otra).
El documento del órgano regulador también señala que 58 por ciento de los OMV ya considera a la Red Compartida como red alternativa para expandir su cobertura. En cuanto a la percepción de los OMV sobre el uso de la red de Altán, 83 por ciento de los encuestados señaló impactos positivos en cuanto a su despliegue.
En opinión de Fernando Borjón, los OMV son un tipo de jugador que no necesariamente se lleva “la crema del mercado”, es decir, se trata de operaciones de nicho pero marginalmente económicas.
“Tenemos operadores como Bait de Walmart que se esperaría que podrían ser más exitosos, pero entiendo que ya está empezando a comprar a AT&T, y es que tampoco hay exclusividad, Walmart u otro cliente no se irá con Altán sólo porque le gustó, siempre buscarán las mejores condiciones”.
Para el especialista, el problema no es Altán Redes, sino el modelo de operación que se concibió y es ahí donde se requiere el análisis sobre cómo hacer que este operador se fortalezca en beneficio de las personas siendo realmente competitivo, entrando a licitaciones y contribuyendo a incrementar la competencia.
“Tiene metas ajustadas al 2028, no van a estar fáciles de lograr porque van a requerir capital y seguramente va a ser un tema para el gobierno, el cual de alguna manera ha intervenido en el control de la empresa, no sólo ajustando sus metas sino en la propia administración, y ahora tiene que ver que esto no sea una carga sino que eventualmente pueda ser una empresa viable”.
C$T-GM