En América Latina y el Caribe, la compartición voluntaria de infraestructura pasiva y activa es una herramienta necesaria para alcanzar el acceso a zonas rurales y poblados alejados de los grandes centros urbanos.
“Además de medidas como la creación de una agenda que permita a la industria planificar el tendido de sus redes, la reducción las trabas burocráticas que pesan sobre su despliegue, así como el concepto de ventanilla única de trámites, es importante que las autoridades de la región consideren la compartición voluntaria de infraestructura activa y pasiva”, explicó José Otero, vicepresidente para América Latina y el Caribe de 5G Americas.
En el reciente estudio “Modelos innovadores en la compartición de Infraestructura”, publicado por 5G Americas, se destaca cómo el despliegue de los servicios de banda ancha móvil en América Latina y el Caribe muestran desafíos para las autoridades al momento de incrementar la cobertura en zonas rurales y alejadas de los grandes centros urbanos.
Además, este mecanismo permite llevar conectividad a zonas antes no atendidas con una buena calidad de servicios y alta velocidad de datos permite que se desarrollen diferentes verticales y servicios provistos por el Estado como educación, salud y seguridad.
El estudio, que ofrece una conceptualización de las diferentes modalidades de compartición de infraestructura, tomando en cuenta sus beneficios, analiza las experiencias llevadas adelante en la región en mercados como Brasil, Chile, Colombia y Perú; además de considerar otros ejemplos globales como Dinamarca, Finlandia y el Reino Unido.
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