Políticas «heredadas» entorpecen desarrollo digital.
Pese a la incertidumbre generada por la pandemia, se estima que hacia el año 2025 las empresas de telecomunicaciones en América Latina invertirán alrededor de 99 mil millones de dólares para hacer frente a la demanda de conectividad de calidad, contexto en el cual es fundamental analizar y simplificar la regulación obsoleta para fomentar la digitalización y el desarrollo de redes presentes y futuras.
“El primer paso para alcanzar a más personas con servicios de calidad es llevar adelante un análisis de las políticas públicas y marcos regulatorios existentes. Evaluar las eficiencias y como resultado eliminar la regulación y los marcos de políticas históricos, “de legado” o heredados, que están obsoletos y sólo entorpecen el desarrollo del sector y por ende de la economía digital”, señala la GSMA.
En el documento La oportunidad para una América Latina digital y conectada, la organización subraya que la falta de actualización y de desregulación inteligente impide la expansión eficiente de la conectividad móvil y la extensión de sus beneficios para la sociedad.
Durante la pandemia, algunos gobiernos latinoamericanos adoptaron medidas temporales para lidiar con las necesidades de los ciudadanos y seguir el paso del rápido crecimiento del tráfico como la liberación de espectro adicional y eliminación de cargas como el IVA a servicios móviles para fomentar el acceso.
Así como incentivos para la aprobación automática de permisos para el más rápido despliegue de redes, reencauce de la utilización de los Fondos de servicio/acceso universal a proyectos de conectividad real, flexibilización de las políticas de atención comercial con más foco en herramientas digitales, entre otras.
De estos ejemplos de reacción ante una situación extraordinaria pueden extraerse buenas prácticas, que deberían ser mantenidas en el tiempo, por su efecto positivo en la expansión de la digitalización.
En el documento, la GSMA destaca cómo durante la pandemia, la conectividad consolidó su rol protagonista en nuestra sociedad, convirtiéndose en una aliada estratégica de gobiernos y empresas, pero también de la comunidad educativa, los pequeños comercios, y las familias y amigos físicamente distanciados.
La infraestructura digital se mostró robusta frente al aumento y cambio de patrones de tráfico como resultado de inversiones realizadas a lo largo de los últimos años, pero la realidad nos obliga a seguir mirando hacia adelante, en especial en una región como América Latina, con su realidad de dificultades y trabas para el desarrollo.
El Banco Mundial pronosticó una contracción de la actividad económica regional del 7.9 por ciento para 2020, mientras que CEPAL alertó sobre la pérdida de 47 millones de puestos de trabajo y un retroceso del PBI per cápita a niveles de hace 10 años.
“Este panorama obliga a todos los actores de la economía, públicos y privados, a trabajar por una recuperación lo más rápida y equitativa posible. Por su transversalidad a casi todo ámbito de actividad de un país, el potencial de aporte de la conectividad es enorme”.
C$T-GM