Aunque en México, más de dos terceras partes de la población ya cuentan con disponibilidad y capacidades de navegación para ser denominados usuarios regulares de internet, la falta de competencia efectiva en el sector telecomunicaciones sigue siendo una importante barrera para los desafíos que plantea la era digital, sobre todo en un momento en el que se vislumbra un considerable atraso ante el arribo de nuevas generaciones móviles como 5G.
En este escenario, sostiene Ernesto Piedras Feria, director General de The Competitive Intelligence Unit (The CIU), el Agente Económico Preponderante en Telecomunicaciones (AEPT) sigue apostando por la captura regulatoria y por el establecimiento de barreras de participación de los demás operadores, en lugar de competir por la vía de las inversiones.
“México es un ejemplo de cómo el AEPT ostenta dos tercios de los ingresos del sector y sólo invierte un tercio del total, lo que hemos aprendido y más en un sector tan dinámico es que la mejor forma de operar, para los países, el mercado y para el consumidor, es compitiendo por la vía de las inversiones, y no con el bloqueo a la competencia efectiva”, señaló al participar en la presentación del reporte Sociedad Digital en Latinoamérica 2020-2021.
De acuerdo con el documento elaborado por Fundación Telefónica, aun con el avance registrado en materia de conectividad en México, el porcentaje de hogares con acceso a internet difiere notablemente entre las zonas rurales y las urbanas; además, la brecha digital entre ambos tipos de población parece agrandarse.
En 2019, casi dos tercios de los hogares mexicanos ubicados en zonas urbanas contaban con conexión a internet. Sin embargo, en zonas rurales solo 23.4 por ciento disponía de conectividad. La brecha, por tanto, se sitúa en los 42.1 puntos. En 2015, esta diferencia era inferior y alcanzaba los 39.2 puntos.
En opinión de Piedras Feria, resulta preocupante que mientras en distintos países del mundo se han encendido las redes 5G, América Latina es una región que bien podría llamarse 3.5G, pues ni siquiera ha pisado plenamente 4G.
“Una pregunta fundamental como región es si tenemos el corpus legal e institucional para ser una región 5G-6G, estoy convencido que no. En algunos países como México incluso se ha desarticulado el corpus institucional, ya no tenemos ni una subsecretaría de comunicaciones, es el colmo que a estas alturas estemos confundiendo los roles públicos y privados”.
Sobre el papel que juegan los Estados en materia de conectividad, el especialista expuso que el mejor beneficio que un gobierno puede recibir de bienes como el espectro es su uso efectivo y no encarecer su asignación. “Ya lo habíamos visto en el año 2000 cuando se vislumbraba 3G, y muchos gobiernos tuvieron esa actitud depredadora”.
Al hablar de los desafíos que la región tiene en términos de digitalización y conectividad, José Juan Haro Seijas, director de Asuntos Públicos y mayorista de Telefónica Hispanoamérica, expuso cómo la colaboración entre los gobiernos, el sector empresarial y la sociedad misma es pieza clave para impulsar el desarrollo socioeconómico.
“Si somos capaces del paradigma de la intervención pública al paradigma de la facilitación de los procesos de inversión en la transformación digital y ese paso ilumina toda la política pública, vamos a estar en otro lugar, ojalá que sea así en nuestra región”.
Para Virginia Nakagawa Morales, consultora independiente y ex viceministra de Comunicaciones de Perú, la primera lección que deja la pandemia es que “no nos vuelva a agarrar en curva”. pues diversos actores públicos y privados estaban convencidos del trabajo que habían realizado; sin embargo, la crisis dejó en claro que se debía hacer más, tanto para los conectados como para los no conectados.
“Se requiere usar el espectro para los no conectados. Tan malo es el espectro en el escritorio de un funcionario público como el que se queda en el escritorio de un funcionario privado, hay que darlo con una mirada de no recaudación sino de conectividad”.
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