Medir experiencia emocional, el objetivo.
Las emociones y los sentimientos son reacciones difíciles de medir pero determinantes en espacios físicos como los centros de trabajo en donde la socialización, concentración e incluso la «vibra» del lugar abonan a la armonía y productividad.
Con lo anterior en mente, el Departamento de Investigación Fundamental de WeWork se dio a la tarea de combinar dos tecnologías de vanguardia: la Realidad Virtual y la electroencefalografía, con la que se mide el comportamiento de las ondas cerebrales.
«Al mirar a través de unos lentes especiales, un grupo de personas que participaron en el estudio, pudieron observar renders en tecnología 3D con una visión de 360 grados de distintos espacios de WeWork, cada uno con un diseño y estética diferente».
Primero, se mostró un espacio de Madrid, con duela clara y grandes ventanas, con vista a áreas verdes; y un espacio similar en Tokio, con una pared de vidrio hacia el exterior. En contraste, se mostraron espacios más oscuros, como uno de Dublín donde había menos luz natural y se solicitó a los participantes identificar en qué parte de los espacios se visualizaban teniendo una reunión, socializando con sus colegas, o simplemente trabajando.
El electroencefalógrafo, que utiliza sensores miniatura con los cuales se midió la respuesta emocional de las personas a partir de los estímulos de los espacios mostrados, logró detectar en cuáles se sentían más relajados, y en cuáles más concentrados.
Al respecto, Annie Cosgrove, diseñadora e investigadora del departamento y líder del estudio, comentó que más que preguntarle a las personas participantes si les gustan o no los espacios de WeWork, el objetivo fue medir la experiencia emocional que experimentan dentro de ellos.
“Dado que el diseño es tan subjetivo, utilizar el electroencefalógrafo fue una forma interesante de medir la respuesta emocional de las personas y de recibir una retroalimentación inconsciente y real de cómo se sienten ante los estímulos de distintos tipos de espacio”, explicó.
Cosgrove destacó que a pesar de que esta tecnología es nueva, podría significar para WeWork un área a explotar para entender el efecto que tienen los espacios en las personas de una forma más objetiva, y acondicionar mejor los edificios para responder a las necesidades de quienes los utilizan.
En opinión de la especialista, una de las partes más útiles de la tecnología de Realidad Virtual es el potencial para arrojar datos duros sobre la productividad dentro de un espacio de trabajo, sobre cómo poder ambientar mejor el lugar, y cómo acondicionarlo para incrementar la eficiencia de las personas dentro de él.
Asimismo, Cosgrove afirmó que existe una delgada línea entre crear espacios divertidos y dinámicos, y crear lugares caóticos con múltiples distractores. Según sus estudios, un lugar de trabajo será exitoso siempre y cuando el equipo de diseño logre considerar y adaptarse a la actividad que se realizará dentro de él.
En el caso de corporaciones tipo Enterprise, o las empresas que deciden reacondicionar sus espacios mediante Powered by We —la nueva línea de negocio de WeWork en la que por primera vez sale de sus espacios para ayudar a otras empresas con sedes establecidas a transformar sus lugares en un lugar similar a WeWork—, la investigación con Realidad Virtual es especialmente útil, pues permite personalizar el espacio a las necesidades y actividad de la compañía.
“No debemos subestimar el poder que la dimensión física o espacial tiene para lograr una mayor cooperación de los miembros de una organización, así como también para aumentar la productividad del día a día. Si podemos utilizar la tecnología emergente para demostrar el impacto que tiene el diseño en cada individuo, podría significar un gran avance para definir el futuro de los espacios de trabajo”.
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