En un análisis reciente la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) señala que América Latina enfrenta un potencial de crecimiento “bastante reducido“, mientras la CEPAL destaca la segunda “década perdida” observada en la zona, situación que sólo con una profunda y eficiente transformación digital sería viable de superar.
Sebastian Nieto, Jefe de la Unidad de América Latina y el Caribe del Centro de Desarrollo de la OCDE, al moderar el panel “Desarrollo Económico Inclusivo” destacó que el proceso de inclusión digital, es imprescindible para lograr un desarrollo mucho más productivo de la región, particularmente ante la situación actual que enfrenta.
Indicó que en el análisis más reciente sobre la situación de América Latina, se advierte un potencial de crecimiento “bastante reducido“, con un PIB per cápita cercano al 0.7 por ciento, un nivel muy bajo, respecto a lo observado en economías avanzadas pero también a economías emergentes y de Asia.
En América Latina, dijo, persisten niveles de pobreza entre un tercio de la población y frente a esta coyuntura de crecimiento y de inclusión social, bastante compleja, prevalecen “trampas” de desarrollo como niveles de ´productividad que en los años 80 fue cercana al 50 por ciento de la de Estados Unidos, pero que hoy se ha reducido a sólo el 25 por ciento.
Enfrenta también niveles de informalidad económica, cercanos al 45 por ciento del total de hogares en América Latina, y en el caso de Perú, el reto es enorme, pues abarca al 70 por ciento del ámbito laboral.
Otro de los desafíos de la región es edificar instituciones y regulaciones más sólidas, eficientes para promover la inversión privada, además del descontento que se percibe contra instituciones débiles.
Por último, “hay una trampa también en el tema ambiental” lo cual es pertinente tratar de resolver pero acompañado de un crecimiento económico que sea, no solo inclusivo, sino también sostenible, pues la región no aprovecha las oportunidades que ofrece una transición verde, que genere empleo formal, al invertir en sectores verdes que se requieren en América Latina.
Ante este contexto la OCDE ve la transformación digital como un eje transversal fundamental para que en América Latina se pueda impulsar el desarrollo económico necesario para apostar más por sectores como el agrícola y el transporte, donde el uso intensivo de las nuevas tecnologías juega un papel fundamental.
No menos importante es el aspecto social, donde también hay grandes desafíos, cómo el de impulsar competencias digitales, pues el trabajo en el futuro beneficiará a la formalidad laboral y a personas con un alto nivel de educación, por lo que es imprescindible generar un acompañamiento a los segmentos de la población más vulnerables como son las mujeres.
Es imprescindible hablar también de marcos regulatorios que ayuden a impulsar la inversión privada, que el gobierno digital genere más confianza en las instituciones, promoviendo políticas que permitan crear los empleos del futuro, así como recordar que sin transformación digital no habrá transición verde.
Sobra decir la importancia de que todos estos elementos se lleven al ámbito rural donde las necesidades del proceso de transformación digital son más apremiantes, porque las disparidades económicas ahí son más amplias y donde las necesidades de empleo también son muy grandes.
Para Valeria Jordán, Oficial de Asuntos Económicos en la División de Desarrollo de Productivo y Empresarial de la CEPAL, la adopción de la transformación digital en la región es “crucial” si se considera que la región enfrenta de 2014 al 2023 la segunda “Década Perdida”, en la cual el crecimiento promedio ha sido del 0.8 por ciento anual.
Se trata de una dinámica que representa menos de la mitad del 2.0 por ciento promedio que creció la región durante la primera “Década Perdida” que se consumó durante los años 80, un periodo que tuvo un impacto económico y social muy importante.
“Este bajo crecimiento está asociado a una baja productividad, estancada particularmente en las últimas dos décadas. Por ello la CEPAL impulsa el reto de mejorar la productividad con políticas de desarrollo que apunten a la diversificación y sofisticación de las economías, proceso en el cual la transformación digital tiene un rol central”, destacó durante su participación en el 1er Encuentro por la Inclusión Digital.
Para la experta en asuntos económicos, es imprescindible fortalecer el tejido productivo e innovador de la región a partir de cinco elementos clave: desarrollo de habilidades digitales, fomentar la educación en las ciencias, matemáticas, ingeniería, para formar el capital humano que requerirá la transición al mercado laboral del futuro.
Se requiere también alfabetización digital para la adopción y apropiación de nuevas tecnologías por parte de la ciudadanía, pues sólo 30 por ciento de la población en la región cuenta con habilidades digitales básicas y otro 20 por ciento tiene un nivel mucho más avanzado, lo cual contrasta con el 70 y 80 por ciento, que respectivamente reporta la población de economías desarrolladas.
Es preciso contar con ecosistemas de innovación que articulen a los gobiernos, las empresas, y a la academía para establecer estrategias sectoriales que desarrollen determinadas cadenas de valor, lo cual facilite la transferencia de conocimiento y de tecnología, pero sobre todo la generación de soluciones y aplicaciones relevantes para el crecimiento económico y social de los países latinoamericanos.
Es necesario elevar la inversión en investigación y desarrollo, en las naciones de la región los niveles son muy bajos a pesar de que existe una dinámica innovadora en lo digital; en la última década más del 80 por ciento de las startups desarrollaron contenido digital, agritech, Fintech, utilizando Inteligencia Artificial, pero en los últimos años esta inversión se ha concentrado más en empresas maduras, y menos en nuevos emprendimientos.
Juzgó relevante impulsar inversión en tecnologías más avanzadas, pues se trata de soluciones que no son para el futuro, sino que ya tienen usos específicos en procesos productivos actuales.
En Estados Unidos las inversiones en IA y robótica representan más del 2.4 por ciento de su PIB, mientras que en la región este flujo de recursos no supera el 0.1 por ciento, lo que habla de la amplia brecha que se ha generado.
En plena era digital, es fundamental la actualización de los marcos regulatorios, con equilibrio entre la promoción de la innovación y el desarrollo digital local, pero también que protejan los derechos de los usuarios y brinden seguridad de los datos, no solo en lo relacionado a la industria de las telecomunicaciones, sino en campos como el comercio, la gobernanza de datos y ciberseguridad por citar algunos ejemplos.
La inclusión digital es otro elemento clave, pues actualmente dos tercios de los hogares rurales en la región, 43 por ciento de los hogares más pobres, carecen de conectividad a internet, y 70 por ciento de las Mipymes no tiene presencia en línea por lo que es imprescindible garantizar un acceso equitativo a las tecnologías, independiente de factores como la edad, raza, orientación geográfica o género.
José Otero, Vicepresidente de 5G Americas para América Latina y el Caribe, destacó que el tema de las necesidades de conectividad en el la región de América Latina, es algo que se viene hablando desde hace unas tres décadas, lo que no implica que no se haya observado un desarrollo y avance, pero donde es necesario recalcar todo lo que se requiere hacer para disminuir todas las brechas digitales existentes.
“Se necesita mucho diálogo, entre la academia, la sociedad civil, el gobierno y la iniciativa privada, pues se trata de una región llena de asimetrías, de asimetrías entre países e incluso entre municipios de una misma nación”.
Por ello para resolver las brechas y definir dónde, para qué y por qué se va invertir, lo primero que se tiene que analizar, es dónde se tienen datos debidamente actualizados, tarea necesaria para saber el tipo de tecnología en el que se necesita invertir, y que sea lo más acorde a las necesidades reales de la población, un elemento particularmente indispensable en localidades rurales.
“Necesario comunicación y educación a todas las partes que estén tomando decisiones de regulación y de política pública, algo necesario para entender cuáles son los parámetros y el alcance de las tecnologías, y las disponibles en el mercado para que funcione a cabalidad de su desempeño que promete, pues la tecnología por sí sola no resolverá muchos problemas persistentes”.
Además, es fundamental establecer un marco regulatorio adecuado para evitar barreras en el despliegue de la infraestructura, lo mismo que suele suceder cuando los operadores se enfrentan a una enorme burocracia, que puede llegar a representar hasta el 70 por ciento del costo del despliegue.
Importante tener asignación suficiente de espectro radioeléctrico, sin lo cual será imposible brindar los servicios telecom que se requieren, para disminuir con mejores resultados las brechas digitales existentes.
Es también relevante contar con elementos básicos como la disponibilidad de los equipos necesarios para poder utilizar el tipo de redes que se están desplegando, pues en América Latina luego de 11 años de estar invirtiendo en tecnologías de cuarta generación, hay entre 20 y 45 por ciento de personas que no tienen el dispositivo adecuado para redes 4G.
Axel Rifón, especialista Senior en Desarrollo Digital del Banco Mundial, destacó cómo algunos expertos de este organismo multilateral, han destacado que una ampliación en el uso de la Banda Ancha en un 10 por ciento, daría una aportación al PIB del país que lo ejerza, de entre 0.5 a 1.0 por ciento de crecimiento de su PIB, así como un incremento correlativo positivo en la productividad, además de la creación de empleo directo e indirecto.
Indicó que aunque hay una gran brecha de uso (por temas de asequibilidad, de habilidades digitales, de género, y entre adultos mayores, como en Brasil que las personas mayores de 61 años nunca ha utilizado internet) y también de oferta, (de personas que carecen de conexión a banda ancha), América Latina aún se puede beneficiar del proceso de transformación digital.
En los últimos años el Banco Mundial ha apoyado proyectos de desarrollo digital destinando más de mil millones de dólares, pero hay una tendencia exponencial de proyectos mucho más grandes y transformadores que buscan no sólo “atajar» la brecha digital sino también en complementos de habilidades digitales, aspectos de ciberseguridad que también resultan claves.
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