A nivel mundial, el fraude de identidad en la industria de las telecomunicaciones es una actividad ilícita que supera los 32 mil millones de dólares cada año, fenómeno que debe preocupar particularmente a regiones como América Latina, donde se estima que para 2025 existan más de 484 millones de suscriptores del servicio de telefonía móvil.
Óscar Bello, director General de Vesta Américas, detalló que a pesar de que el fraude en este sector ha crecido 37 por ciento en los últimos tres años, sólo 6.0 por ciento de las empresas pertenecientes al mismo utilizan recursos de Inteligencia Artificial (IA) o de aprendizaje automático para protegerse.
“Los proveedores de telecomunicaciones están siendo abusados cada vez más por las redes del fraude, así como por los clientes ‘legítimos’, lo que afecta directamente los ingresos debido a falsos rechazos y contracargos».
Y es que, la evolución de los métodos y recursos de fraude electrónico afectan a todos los sectores empresariales que desarrollan su negocio en canales digitales, y las compañías de telecomunicaciones no son la excepción.
De hecho, se trata de un sector que, debido a su acelerado crecimiento, es objeto de diversos y cada vez más complejos tipos de fraude en todo el mundo.
En América Latina, detalló el especialista, los ciberataques han aumentado entre 30 y 40 por ciento en los últimos tres años, y 6.8 por ciento de los pedidos o compras por medios electrónicos se impugnan debido a la sospecha de fraude, aunque dentro de esos rechazos existan transacciones auténticas, no fraudulentas.
En el caso de México y de acuerdo con la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de los Servicios Financieros (Condusef), durante el primer trimestre de 2021, el costo monetario por contracargos en compras de comercio electrónico ascendió a 787 millones de pesos, correspondientes a 968 mil 639 transacciones.
Asimismo, durante los primeros cinco meses del año, la Condusef recibió 8 mil 102 quejas por fraudes cibernéticos, cifra que es 89 por ciento superior a las quejas recibidas en el mismo periodo de 2020.
Algunos de los mayores problemas que enfrenta una compañía de telefonía móvil son: índices bajos de aprobaciones, fricción y pérdida de clientes, imposibilidad de aceptar métodos de pago alternativos, e índices altos de fraude.
Al experimentar índices bajos de aprobación (menos de 70 por ciento) en productos de prepago y pospago, las telefónicas deben buscar una solución integral que les permita, al mismo tiempo, combatir el fraude e incrementar sus índices de aprobación y sus ingresos.
En opinión de Óscar Bello, existe una «batalla» constante entre las áreas de una empresa de telecomunicaciones que buscan, por una parte, impulsar las ventas y la experiencia del cliente y por otra, detener los ataques y patrones de fraude.
Los casos más comunes incluyen el fraude de pago con tarjeta no presente (CNP), incluido el acceso a la billetera digital almacenada en el dispositivo, y el fraude de intercambio de SIM, que conduce a la estafa de apropiación de cuenta.
Asimismo, se encuentra el fraude internacional de participación en los ingresos, que implica el uso de números de teléfono de tarifa superior por parte del estafador para engañar a las víctimas y que éstas le llamen, lo que genera ingresos para quien realiza la estafa. Por ejemplo, el delincuente llama a una víctima y cuelga al primer tono, lo que invita a la víctima a llamar de vuelta.
Vesta colabora con los operadores de telefonía móvil más grandes del mundo para ofrecer experiencias de recarga eficientes mediante la aplicación de tecnologías de inteligencia artificial y aprendizaje automático, que detectan el fraude y maximizan los índices de aceptación de tarjetas de crédito internacionales.
A través de las soluciones integrales de la compañía para combatir el fraude a las empresas de telecomunicaciones en Latinoamérica, se han alcanzado índices de aprobación de 96 por ciento para productos de pospago y de 88 por ciento para prepago, además de que se han registrado ahorros acumulados por más de 100 millones de dólares en favor de las distintas telefónicas.
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