Poner en el centro de las políticas públicas a las y los docentes, la comunidad educativa, así como a los cuidadores primarios, quienes han sido imprescindibles durante la pandemia, son tareas apremiantes para la inclusión digital de América Latina, subrayaron especialistas, para quienes la transformación del sector llevará hacia una educación personalizada.
“La tecnología es una herramienta y los profesores, como los educadores en general, tienen un mundo por delante cada vez más atractivo y cada vez más motivador. Cuidado con entender que la educación va a entrar en un escenario de automatización. No. Va a ser más personalizada que nunca”, recalcó Pedro Chouciño, Senior Advisor de Phidias.
Esta aclaración, en respuesta a los hallazgos de un estudio realizado entre Microsoft y McKinsey, el cual revela que la automatización podría reemplazar hasta el 50 por ciento de los empleos existentes, y cómo la tecnología puede mejorar el proceso de aprendizaje, pero se requerirá, dijo, de potenciar habilidades, algunas inexistentes o no tan necesarias como hasta ahora.
“Vamos hacia un escenario tremendamente positivo, donde habrá que pelear para que aquellos que tienen menos acceso (a conectividad) y son más vulnerables pueden acceder, pero el papel del educador, más que nunca en el entorno hacia el que vamos, va a ser de tremendo valor”.
En el panel “Inclusión Digital: reduciendo la brecha social y educativa”, en el marco del e-Tech, Evolving Education, Nidia Chávez, directora General, Fundación Telefónica Movistar, se pronunció por un gran diálogo y no pensar que la solución está en llenar las escuelas de tabletas o de laboratorios de computación, sino en tener evidencia de lo que pasó en el 2020 y sacar de ahí las mejores experiencias, puesto que la tecnología no hace magia, sólo es una herramienta.
“No veo una sola mirada en un solo camino, pero sí veo una gran oportunidad, que la dimensión que tiene el país permite mirar distintas experiencias y ver dónde fuimos asertivos y donde no; y siempre con el docente en el centro, con la comunidad educativa en el centro, mirando sus necesidades e intentando unificar esas buenas experiencias”.
Ana Goméz-Gallardo, Directora de Desarrollo, Enseña por México, recalcó que se debe pensar en que una cosa es acceso a conectividad y otra es la inclusión digital, pues tener una computadora e incluso las habilidades para usar esa computadora o un celular no es inclusión digital.
“Inclusión digital, y en su nivel más básico, sólo llegaremos en el momento en el que dejemos de ver a estas personas como consumidores y empecemos a verlos como dueños, apropiarse de esta tecnología y que la puedan reimaginar, que puedan usar una capacitación docente, que puedan utilizar una capacitación para estudiantes, reimaginarla y ajustarla a su propia comunidad”.
En su opinión, a través de la política pública se debe llevar a las aulas un currículo de alfabetización mediática, que incluya a los estudiantes, docentes y a los cuidadores primarios; proporcionar las herramientas y que los niños, niñas y jóvenes sean los propios creadores de la información y de las tecnologías, y no sean solamente consumidores de estas capacitaciones sino también creadores.
Daniel Ríos, Vicepresidente Adjunto de Asuntos Externos y Sustentabilidad, AT&T, coincidió en que si bien la tecnología acorta distancias y ayuda a generar procesos más ágiles, lo más importante tiene que ver con cómo se está educando, si los contenidos se adaptan a modelos de comunicación remota o no y cual es el esquema de alfabetización.
C$T-GM