La adopción tecnológica del sector empresarial en México alcanza niveles básicos o intermedios, pero hacia los avanzados no está donde necesitaría para ser realmente competitivo, sobre todo tomando en cuenta que la base de la economía del país se sustenta sobre las micro y pequeñas organizaciones.
Por otra parte, se puede decir que prácticamente no existe la cultura de ciberseguridad, porque si bien hay conciencia de que este aspecto se debe cuidar, en general se adoptan medidas muy básicas y “no atendemos la necesidad de dar seguridad desde el diseño de los sistemas”, advirtió Salma Jalife Villalón, presidenta de Centro México Digital.
Al participar en el “Foro industria para difundir el perfil de los egresados de la carrera de ingeniería en telecomunicaciones” organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México, la especialista dijo que es muy importante ver cómo las empresas se insertan en el camino de la innovación y el desarrollo tecnológico, donde es particularmente importante estudiar a las microempresas.
A partir de los resultados del Índice de Desarrollo Digital Estatal (IDDE) 2023, levantado por Centro México Digital, se detectó que actualmente la mayoría de los servicios o herramientas tecnológicas que usan las empresas son muy básicos, mientras los avanzados se ocupan en porcentajes muy marginales.
De esta forma, herramientas como procesadores de textos, hojas de cálculo, banca electrónica, sitios web y redes sociales, son utilizadas por entre el 77 y 83 por ciento de las empresas, mientras herramientas complejas como el blockchain, inteligencia artificial, metaverso, sistemas autónomos, robótica, big data, IoT, realidad aumentada, impresión 3D, API, BI y data analytics sólo se ocupan entre el 2.0 y el 17 por ciento.
Un tercer grupo de tecnologías como CRM, planes de digitalización, publicidad digital, firma electrónica, creación de bases de datos, comercio electrónico, servicios en la nube, videollamadas y uso de servidores, se encuentran en una capa intermedia de la adopción tecnológica de las empresas, con porcentajes que van del 31 al 61 por ciento.
Por lo que toca a la ciberseguridad, la tendencia es similar: las acciones que llevan a cabo las empresas para cuidar este aspecto son en su mayoría muy sencillas, mientras las soluciones más complejas, que generan niveles de protección más altos, son todavía poco utilizadas.
Así, la protección de datos personales, el respaldo de información, la incorporación del aviso de privacidad en línea y el uso de antivirus, son las acciones más socorridas, con porcentajes que van del 55 al 66 por ciento.
En tanto, acciones como certificación de estándares, administración de IDS, sistemas de detección de intrusiones, medidas de mitigación, vigilancia de tráfico en la red, establecimiento de planes de seguridad, encriptación de datos de movimiento y de datos almacenados y seguridad end point sólo se adoptan entre el 11 y 22 por ciento de los casos.
También hay un grupo de medidas intermedias que adoptan las empresas en materia de ciberseguridad, como son la capacitación de los empleados (34 por ciento) y el establecimiento de políticas de ciberseguridad (35 por ciento), lo que demuestra que todavía hay un trecho por andar en estas materias.
Estos son algunos aspectos del desarrollo que deben no sólo ser medidos en detalle y compartidos como datos abiertos (en México faltan muchas mediciones) sino entendidos como parte de la economía de las telecomunicaciones para saber cómo y dónde se debe mejorar, afirmó Jalife Villalón.
De hecho, el Centro México Digital se encuentra en espera de que las y el candidato a la Presidencia de la República confirmen cita para presentar la iniciativa “24 Pa’l 24” que, como su nombre lo indica, ofrece 24 por puestas en materia de desarrollo digital.
Entre las propuestas se encuentra el gobierno digital, inversión, desarrollo de talento, cooperación internacional, marco normativo, hasta participación ciudadana y economía digital, mismas que se busca sean incorporadas en el próximo gobierno para acelerar la competitividad de México aprovechando las tecnologías.
En materia educativa, Salma Jalife recordó que el Covid nos enseñó que hay maneras de flexibilizar los mecanismos de educación y eso debe tomarse en cuenta para el diseño de la currícula en las carreras tecnológicas y, particularmente en la ingeniería en telecomunicaciones, sería deseable que ya se impartan materias en inglés y los alumnos tengan oportunidad de hacer prácticas en empresas para complementar su formación.
Desde luego, sigue siendo fundamental que el alumnado adquiera en la escuela una sólida formación teórica y técnica de la ingeniería, pero ahora también se les deben aportar otras herramientas como “habilidades blandas” que les permita enfrentar problemas reales en campo y desarrollen tolerancia a la frustración, pues en el campo no siempre las cosas salen como se planean y los ingenieros e ingenieras deben aprender a lidiar con eso.
C$T-GM