En la vida digital las personas adultas pueden pasarse “packs” de manera consentida, y aunque inevitablemente exponen su privacidad e intimidad, estos actos no constituyen un delito, sino una práctica legal y voluntaria. Sin embargo, en el caso de menores de edad el “sexting” implica gran riesgo, pues se vuelve la antesala de otras prácticas como ciberbullyng, grooming, sextorsión, así como abuso sexual, que también sucede en las redes sociales.
De los 84.1 millones de usuarios de internet en México, 26 por ciento tienen de seis a 17 años de edad, y de acuerdo con cifras de la Guardia Nacional, los delitos cibernéticos cometidos contra menores aumentaron 157 por ciento, mientras que la pornografía infantil creció 73 por ciento. Las cifras son preocupantes si se considera que las niñas, niños y adolescentes hoy tienen una vida digital más activa, la cual inicia a partir de los seis o siete años de edad, alertó Olimpia Coral Melo, fundadora del Frente Nacional para la Sororidad.
Como invitada especial al webinar “¿Sabes cómo proteger a tu hij@ en las redes?”, reconoció que la prevención requiere reconocer y hablar de sexting, hablar de las relaciones digitalizadas, de relaciones sexuales digitales, de educación digital, porque lo virtual es real y todo se hace a través de la virtualidad.
“Trabajamos a través de la virtualidad, tenemos este foro, convivimos con amigos y amigas a través de la virtualidad y también las relaciones sexuales, les guste o no, se enoje papá Diosito o no, tengamos prenociones morales, sociales, culturales o políticas, pasan y pasan más entre niños y adolescentes desde los 10 a 12 años hasta los de 35”.
El sexting no es violencia, aclaró la activista. El sexting es un acto de libertad que se convierte en delito tipificado, cuando se produce o se consume sin el consentimiento de las personas, explicó.
En el evento virtual, organizado por la Asociación Mexicana de la Industria de Tecnologías de Información (AMITI), la psicóloga Elia Guillermo, explicó que el abuso sexual infantil se da cuando existe una asimetría de edad y poder entre la víctima y el victimario, quien busca acceder al cuerpo del menor a través de amenazas, chantajes e incluso sobornos.
Virtualmente también sucede, cuando hay incitación del abusador. “Hay una asimetría de conocimiento. Es decir, la información que tiene el niño o niña no es el mismo que tiene la persona adulta. La persona adulta es la que está buscando enseñarle vocabulario, imágenes, videos y conversaciones en torno a su autosatisfacción”.
La especialista en Educación Sexual Integral también recalcó la importancia de estar muy atentos, conocer el vocabulario que usan los niñas, niños y jóvenes con sus pares, así como de romper los prejuicios en torno al abuso sexual infantil, como pensar que los agresores son enfermos mentales, drogadictos o un tipo de monstruos.
Ana Cecilia Pérez, socia directora de Capa 8, experta en ciberseguridad, sugirió cambiar la configuración de los perfiles, pues la mayoría de las plataformas tienen la opción de que el perfil sea privado, así como contar con contraseñas robustas, alfanuméricas y con combinación de caracteres especiales, además de usar las configuraciones de privacidad para restringir el etiquetado.
En el encuentro, el comisario Luis Rodríguez Bucio, comandante de la Guardia Nacional, informó que en lo que va de la presente administración se han presentado 219 denuncias por el delito de pornografía infantil, con un saldo de 46 probables responsables o agresores sexuales detenidos, la identificación de 47 víctimas y 10 sentencias condenatorias.
Subrayó que no debe pasar desapercibido el efecto que ha tenido la pandemia sobre los delitos en línea: en 2020 México ocupó el noveno lugar mundial en el tráfico y almacenamiento de pornografía infantil, cuya incidencia se incrementó 16 por ciento respecto al 2019, por lo que el operativo Ciberguardián reorientó sus esfuerzos para combatir este delito para detectar este tipo de redes criminales.
C$T-EVP