Las personas que viven en países con más libertad digital corren menos riesgo de sufrir ciberataques, pero tienen la misma falta de transparencia en las políticas de privacidad que quienes habitan países con internet menos libre, reveló el más reciente estudio de Bienestar Digital de Avast.
“Las personas que viven en países libres tienen un menor riesgo de ser víctimas de un ciberataque, de 30 por ciento, que las personas de países parcialmente libres o no libres, ambos con un 36 por ciento”.
De acuerdo con el estudio, una interpretación podría ser que un PIB per cápita más bajo podría conducir a un nivel más bajo de educación cibernética y, por lo tanto, a prácticas riesgosas, entre ellas un mayor uso de sitios de torrents para acceder a contenido gratuito, juegos, películas y una mayor tasa de consumo de contenido ilegal e inseguro.
Los expertos consideran también que eso podría estar relacionado con factores que incluyen un mayor índice de violación de los derechos de los usuarios, la prohibición de los servicios de cifrado, la vigilancia estatal a gran escala, la recopilación de datos y la presencia de puertas traseras utilizadas para la vigilancia estatal.
Asimismo, los investigadores de Avast observaron una correlación entre la antigüedad de los sistemas operativos utilizados y el riesgo de los ciudadanos ante los ciberataques.
“Sólo el 28 por ciento de los usuarios de los países libres siguen utilizando sistemas operativos anticuados. En cambio, el 38 por ciento de los usuarios de los países parcialmente libres utilizan sistemas anticuados, y esta cifra es aún mayor en los países no libres, según el Índice de Libertad en la Red, 41 por ciento”.
Ondrej Vlcek, director general de Avast, afirmó que para resolver el problema de la libertad digital, es necesario innovar en el campo de la ciberseguridad y las soluciones de confianza digital que crearán más seguridad y transparencia para todos.
“La distinción no es tan clara: los habitantes de los países con más libertad digital siguen sufriendo ataques frecuentes, y nuestros resultados muestran que aún queda trabajo por hacer en lo que respecta a la protección de la privacidad, tanto en los países libres como en los que no lo son”.
De los países más libres, Islandia registró 33.2 por ciento de riesgo de ser víctima de un ciberataque; Estonia 30.8, Canadá 26.9, Costa Rica 27.6, Taiwan 36.6, Alemania 24.1, Francia 27, Reino Unido 24.4, Georgia, 33.6 e Italy 23.9 por ciento.
Mientras que en los 10 países menos libres, China alcanzó 46.8 por ciento; Myanmar 33.7, Vietnam 43.3, Saudi Arabia 33.9, Pakistan 40.2, Egipto 44.7, Emiratos Árabes Unidos 36.1, Etiopía 43.2, Venezuela 37.5 y Uzbekistan 32.9 por ciento.
Entre los hallazgos se descubrió que las políticas de privacidad sólidas tienen un impacto en el bienestar digital, aunque en general éstas se encuentran con más frecuencia en los países libres.
No obstante, subrayan, la mera presencia de una política de privacidad robusta en un país puede no ser suficiente para garantizar la protección de los ciudadanos, y tampoco parece haber una correlación con la legibilidad, ya que no se puede encontrar una relación entre el índice Freedom on the Net de los países y la claridad de sus políticas de privacidad.
“En países libres como Estados Unidos y Australia son bastante vagas y tienen una legibilidad más baja, pero en muchos países europeos, así como en Japón y Taiwán, las políticas de privacidad son difíciles de leer, pero menos vagas”.
El reporte destaca que es más probable que los sitios web de los países libres (según el Índice de Libertad en la Red) tengan políticas de privacidad, 70 por ciento, que los sitios web de los países considerados parcialmente libres y no libres, con 52 y 47 por ciento, respectivamente.
En México, donde las personas tienen un 28 por ciento de posibilidades de ser víctimas de un ciberataque, el 77 por ciento de los sitios web tienen políticas de privacidad, y están en el rango de las que son “muy difíciles de leer”.
“Las normativas sobre privacidad, como el GDPR en Europa y la CCPA en California, exigen que se informe a los usuarios sobre cómo se utilizan sus datos, lo que se supone que crea más transparencia para el usuario. Sin embargo, si las políticas de privacidad están escritas de forma vaga e ilegible, este objetivo se pierde esencialmente”, afirmó Ondrej Vlcek.
Las recomendaciones para mejorar el bienestar digital están relacionadas con cuatro áreas: Políticas de privacidad, que deben ser claras y comprensibles, con protecciones sólidas, para que cualquier persona pueda comprenderlas; Educación digital, a fin de que se realicen campañas sobre los riesgos de seguridad en línea y las mejores prácticas de higiene cibernética.
Asimismo, Ciberseguridad de producto, para actualizar las reglas que garanticen que los productos sean seguros por diseño; y la Dimensión de múltiples partes interesadas, que se refiere a que tanto el sector público como privado compartan su mejores prácticas sobre el entorno de amenazas internacional en una mayor asociación sostenida.
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