Si bien la primera Ley sobre Inteligencia Artificial (IA) del mundo, recientemente pactada por la Unión Europea, tendrá una implementación plena hacia finales de 2026, es crucial encontrar un equilibrio para no inhibir la innovación y la competitividad empresarial, aseguró Ulises Isunza, director de Ventas para Latinoamérica Norte en Appian.
“Esta regulación debe ser lo suficientemente flexible para adaptarse a los rápidos avances tecnológicos, fomentando al mismo tiempo estándares éticos sólidos”, opina el ejecutivo al enumerar algunas predicciones sobre IA para este año.
Además, esta nueva Ley sobre IA debería aspirar a catalizar un entorno que promueva la adopción segura y eficaz de la inteligencia artificial en la automatización de procesos, contribuyendo así al progreso sostenible de la industria.
Es así que refirió que en los últimos años esta tecnología ha tenido una gran evolución y muestra de ello es el acuerdo provisional para la creación de la primera Ley sobre Inteligencia Artificial del mundo que recientemente ha sido pactada por la Unión Europea.
Este acuerdo revela la importancia de regular un campo potencialmente disruptivo como esla IA, a la vez que se busca que estos sistemas sean seguros y respeten los derechos fundamentales de los usuarios.
“Aunque su implementación plena no será previsiblemente hasta finales de 2026, la Ley sobre IA podría tener un impacto significativo en la forma en que las empresas abordan la eficiencia y la productividad. Sentando las bases que podrían garantizar una adopción ética y responsable de la IA, protegiendo los derechos individuales, introduciendo reglas específicas para garantizar la transparencia y la gestión de riesgos”.
Para Ulises Isunza, los datos constituyen el núcleo de la funcionalidad de la IA y por ello, a medida que esta tecnología se generaliza, las empresas deben centrarse más en crear una arquitectura de sólida.
La calidad y cantidad de los datos utilizados para entrenar grandes modelos de lenguaje (LLM en sus siglas en inglés) están directamente relacionadas con la precisión de las respuestas de la IA. Para maximizar la eficacia de la IA, hay que proporcionarle datos sustanciales.
En cuanto a la adopción de herramientas de IA en las organizaciones, el ejecutivo opina que contrariamente a la narrativa distópica en la que esta tecnología sustituye a los humanos, se debe observar su potencial de mejorar las capacidades humanas, cómo aumenta el valor de los empleados y facilita sus aportaciones a la empresa.
“Aunque la IA puede generar contenidos y proponer acciones específicas, en última instancia son los humanos quienes toman las decisiones y son responsables de la gobernanza de la IA. Se podría alcanzar este nivel de colaboración dirigiendo el trabajo a la IA y otras tecnologías de automatización y mediante intervenciones humanas continuas.
Por lo tanto, un flujo de trabajo sofisticado y la automatización de procesos son cruciales para transformar la IA en una tecnología valiosa y transformadora que encarne el concepto de empresa de IA.
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