Planes de estudio obsoletos en 5 o 10 años.
Con el ascenso de las nuevas tecnologías, el mundo laboral enfrenta «cambios telúricos» que hacen imprescindible establecer nuevas estrategias para resolver la exclusión laboral que enfrentan 2.6 millones de jóvenes en México, una condición que afecta en mayor medida al género femenino, pero que en su conjunto se trata de una población ignorada por el sector publico, que requiere de un «empujón» para que inicien la construcción de su futuro.
Ante la comunidad de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales México (Flacso), el politólogo Alejandro Encinas Nájera, aseguró que ésta no será la primera ni la última vez que la población mexicana enfrente una revolución tecnológica, pero en esta ocasión es obligado replantear el tema del desempleo en el país, poniendo en el centro de esta problemática a los jóvenes, pues ignorarlos podría generar consecuencias devastadoras.
Los «cambios telúricos» observados en el mundo del trabajo, obligan a los países a alinear habilidades y competencias de su población, hacia un entorno laboral que cambia a velocidades vertiginosas lo que provocará que los actuales planes de estudio, en cinco o 10 años sean obsoletos, debido a las amplias modificaciones que observará el mercado laboral con la integración de nuevas tecnologías.
Al participar en el seminario “El futuro del trabajo o el trabajo del futuro en América Latina”, destacó que la encuesta intercensal del INEGI, con posibilidad de desagregar la población hasta nivel municipal, muestra que en México existen alrededor de 900 mil jóvenes que actualmente buscan un empleo, así como un millón 700 mil, que no trabaja, ni estudia, ni realiza labores domésticas, pese a no presentar limitaciones físicas.
«En total se tienen 2.6 millones de jóvenes, que para bien de la sociedad en su conjunto es importante ofrecerles una oportunidad, que se les dé el primer empujón, para que puedan construir su futuro, se trata de jóvenes que requieren atención prioritaria y que en los últimos años el sector público les ha dado la espalda».
«Jóvenes construyendo el futuro» es una iniciativa que el próximo gobierno instrumentará para enfrentar el desafío que está desarrollándose actualmente en el mercado laboral mexicano. Es un programa para que esos 2.6 millones de jóvenes tengan la oportunidad de decidir si quieren retomar su formación académica o prefieren emprender una capacitación que les permita integrarse al mercado laboral.
Encinas Nájera destacó que la exclusión laboral entre los jóvenes, tiene una importante problemática de género, pues hay siete veces más mujeres que hombres, no disponibles para incorporarse al estudio o al empleo, debido a que su prioridad o actividad fundamental en esas condiciones está en las labores domésticas o al cuidado de familiares (niños, enfermos o adultos mayores).
Frente al cambio tecnológico que se avecina, la actividad del cuidado tendrá una modificación importante, pues en la actualidad además de no ser una tarea remunerada, está considerada en la categoría peyorativa de los «Ninis», pero que con el arribo de la economía digital y la reorganización laboral tendrá un papel relevante y podrá reivindicarse.
Dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, la única parte vinculada con los jóvenes es la 8.6 que habla sobre trabajo decente y crecimiento económico. Los países que suscribieron los objetivos 20-30, entre ellos México, se comprometieron a reducir la cantidad de jóvenes que no están estudiando, reciben cursos o capacitación laboral.
Consideró que la atención del desempleo y la informalidad laboral entre los jóvenes es relevante y prioritaria de atender, pues una parte desproporcionada de la tasa de desocupación cae en este segmento de la población, al ser tres veces mayor que la registrada entre la población adulta que está bajo esta condición.
«Los jóvenes que están bajo estas condiciones son estigmatizados o relacionados con la violencia, sufriendo un alto grado de marginación. Y con la informalidad sucede algo semejante pues en 2015-2017, los jóvenes presentarán las mayores tasas de informalidad (62 por ciento) respecto a los desocupados con edades de 30 años o más».
Para el especialista, la «trampa» del trabajo informal en los jóvenes -que entre los 15 a 19 de edad presenta la tasa más elevada 84.3 por ciento- es riesgosa, pues la experiencia muestra que si el primer empleo de un joven es informal, hay un alto porcentaje de posibilidades que su segundo empleo sea en ese ámbito.
Las consecuencias de permanecer en la informalidad es tener menores salarios, nulas prestaciones, falta de cobertura social y menor estabilidad laboral, es decir, una trampa de la cual es muy difícil salir.
Encinas Nájera destacó que otro elemento vital de atender es la brecha de competencias, que de acuerdo con la OCDE en el siglo XXI, este factor junto con las destrezas y habilidades se han convertido en piedra angular para garantizar el bienestar individual y la prosperidad social.
En México existe una amplia brecha entre las competencias y habilidades que requieren los empleadores, respecto de las que presentan los jóvenes que están buscando insertarse al mercado laboral. Manpower dice que 54 por ciento de las empresas que buscan talento tienen problemas para encontrar trabajadores con el perfil deseado para cubrir sus vacantes.
En la víspera de un nuevo gobierno, donde está presente el replanteamiento de cómo tomar las mejores decisiones para el beneficio público, un desafío de la mayor relevancia es cómo enfrentar el uso de nuevas tecnologías en la formación y capacitación para el trabajo, bajo este escenario la Flacso reconoce al conocimiento como la vía idónea para el cambio institucional.
C$T-EVP