Facilita el trabajo de análisis y evaluación.
Aunque la Inteligencia Artificial (IA) lleva décadas en el mundo, es hasta años recientes que sus aplicaciones registran un marcado auge en ámbitos tan variados como la medicina, los sectores energético y financiero, así como en la logística y el transporte, entre otras industrias; sin embargo, su potencial va más allá y ahora es clara la posibilidad de aprovechar esta tecnología para lograr un impacto social en casos como la esclavitud moderna.
“Hay alrededor de 40 millones de personas en esclavitud en nuestros días y se estima que 25 millones están en labores forzadas y de esos 16 millones están trabajando en el sector privado”, alertó Adriana Bora, investigadora de Políticas y Proyectos de IA en The Future Society.
Al participar en el foro virtual “Chicas en acción: Rompiendo el sesgo de género en la IA”, organizado por la Unesco y el Foro Económico Mundial, Adriana Bora explicó que tras la publicación de la Ley de Esclavitud Moderna del Reino Unido, se está utilizando Machine Learning para analizar gran cantidad de información reportada por empresas.
El Machine Learning o aprendizaje automático requiere de algoritmos para identificar patrones y hacer predicciones, por lo que los datos son un elemento muy importante. Se puede ver la utilidad de esta tecnología en las recomendaciones de Netflix o Spotify o en las respuestas de los asistentes virtuales como Alexa o Siri.
En el caso de la esclavitud moderna, tras la publicación de dicha ley en 2015, las organizaciones con facturación de 36 millones de libras esterlinas o más, deben presentar un informe anual sobre las medidas que están aplicando para asegurarse que no existe ese delito entre sus cadenas de suministro. La IA está facilitando el trabajo de análisis y la evaluación comparativa de los reportes que entregan las compañías.
En este sentido, refirió, se promueve y se aboga por la provisión de infraestructura para los flujos de datos, porque al hablar de información abierta (open data), con una agenda de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) por cumplir en 2030, “necesitamos estar seguros que los datos están disponibles, para crear la evidencia necesaria para tomar decisiones y luego actuar en consecuencia”.
La capacidad de los datos como una gran prioridad es uno de los retos que presentan este tipo de estrategias, aunque no sólo se trata de compartir la información, sino hacerlo con toda la seguridad, la privacidad y el consentimiento necesario, porque hay una gran cantidad de información sensible involucrada.
“Las mujeres representan casi tres cuartas partes de las víctimas de la esclavitud moderna”, por lo que en este problema, la IA puede tener un impacto importante en la vida de mujeres y niñas, reconoció la especialista, líder comunitaria de mujeres de Brisbane en AI (WAI) Australia, y trabaja en incrementar la representación y participación femenina en proyectos de IA.
Por otro lado, Wanda Muñoz, de la Red de Seguridad Humana en América Latina, una de las constructoras de paz de la Iniciativa de Mujeres Nobel 2020, alertó del uso y abuso de la IA y de los sesgos que ponen en riesgo a las minorías, en especial las mujeres.
“Deberíamos estar preocupados y tomar medidas sobre el asunto, porque el uso de tecnologías de reconocimiento facial ya ha dado como resultado violaciones a derechos humanos que han sido documentados en Estados Unidos y Reino Unido”.
En México, alertó, se ha usado el reconocimiento facial para mejorar la seguridad, pero en casos específicos también para identificar a integrantes de organizaciones feministas que se estaban manifestando contra la violencia de género, quienes piden justicia por Alondra Gallegos García.
Meredith Broussard, profesora asociada de periodismo de datos en la Universidad de Nueva York y desarrolladora de software, aseveró que para que una tecnología sea responsable y no perpetúe prejuicios, tiene que reescribirse para diferentes contextos y actualizarla de manera constante.
No se trata de escribirla una vez y ejecutarla en cualquier lugar, “hay que escribir un software que funcione de forma diferente en diferentes estados, en diferentes contextos, en diferentes países”, pues lo que el mundo necesita es una tecnología que se ajuste a las prácticas sociales y a las leyes vigentes.
C$T-GM