Everis realizó proyecto piloto en Campeche.
Mientras que en diversos países, las razones para migrar a una sociedad “cashless” son el motor que impulsa las transacciones digitales, América Latina sigue anclada al dinero físico y a los problemas que conlleva; ante lo cual es fundamental echar a andar estrategias basadas en la creación de ecosistemas de pagos electrónicos a través de teléfonos móviles, el uso de monederos electrónicos y la creación de identidades digitales seguras.
“Gracias a estas tres estrategias, Latinoamérica podría estar a punto de dar el salto definitivo para dejar de estar anclada al dinero físico, a las interminables esperas en los cajeros, a la evasión fiscal y, por supuesto, a la exclusión de una parte de la ciudadanía”, opina Carlos González, socio director para América del área de Banca de Everis.
El especialista refirió que desde su producción, almacenamiento y distribución, el dinero en efectivo es caro y crea toda una cadena de ineficiencias que sin duda están provocando que muchos países estén en plena transición hacia una sociedad cashless, es decir, sin dinero en efectivo.
“No se puede tener a la gente haciendo fila en los cajeros para sacar billetes para que se los den a otra persona quien tendrá que volver a hacer fila para ingresarlos”, además de poco eficiente, esta práctica es insegura. Si todo el mundo llevara una billetera electrónica con reconocimiento biométrico de la huella, la cara o el iris, disminuirían los robos y la violencia asociada”.
La fuerte penetración de la telefonía móvil en el continente puede ser una gran aliada; sin embargo, la tecnología por sí sola no servirá de nada si no se acompaña de voluntad política. En la India, el gobierno ilegalizó los billetes de 500 y mil rupias (equivalentes a unos seis euros y 12 euros, o siete y 14 dólares, respectivamente), que representaban más del 80 por ciento del dinero en circulación del país.
“También se prohibió el pago en efectivo para importes superiores a 200 mil rupias (unos 2 mil 500 euros, o 2 mil 800 dólares) y se incentivó el uso de monederos electrónicos. Y parece que América Latina está emprendiendo un viaje similar”.
En México, refirió, uno de los mayores objetivos del gobierno federal es la inclusión financiera y la transición hacia una sociedad sin efectivo, y la tecnología para lograrlo ya existe. De hecho, la compañía realizó un proyecto piloto en el estado de Campeche en 2017.
La iniciativa se centró en facilitar la distribución de la ayuda social a la educación, una vez identificadas las personas que tenían derecho a recibir el apoyo, se les transfirieron los fondos a un monedero electrónico que podían utilizar mediante sus teléfonos móviles, ya fuera mediante el escaneo de códigos QR o mediante el envío de SMS.
Todos los comercios de la zona donde se pudiera realizar la compra de libros o material escolar se vincularon al programa, con lo cual se generó todo un ecosistema de dinero electrónico, que además otorga a las personas la ventaja de poder decidir en qué comercios puede usar el dinero.
“Pero para que el éxito de este piloto se pueda escalar a toda la región es necesario que un gran número de pequeños comerciantes se conecten a la red cashless. Con este objetivo, Everis está convirtiendo los datáfonos (Terminales Punto de Venta) de los comercios en bancos en miniatura”.
Con los dispositivos conocidos en México como Terminales Punto de Venta (TPV) antiguos solo se puede pagar, pero los nuevos permiten hacer ingresos y pagar otros servicios como los recibos de gas, luz, agua, adquirir saldo para teléfonos y contratar servicios de internet.
Lo que se consigue es que ese dispositivo sirva para pagar una serie de funcionalidades, directamente con pago electrónico o convirtiendo efectivo en dinero electrónico a través de un corresponsal bancario, un ecosistema beneficia a todos los actores.
“Hay lugares en los que para pagar la luz hay que desplazarse 100 kilómetros porque los bancos están realmente lejos. Gracias a los nuevos datáfonos de Everis, ahora se podría ir al comercio del barrio y pagar la luz ahí y del coste por transacción el comercio del barrio se lleva una parte que queda ingresada en una cuenta corriente, que podrá ser usada a su vez para pagar a proveedores, que no tendrán que desplazarse para cobrar los pedidos”.
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