En una región con crecimientos económicos del 0.8 por ciento en promedio en la última década y que enfrenta nuevos desafíos post pandemia como la inflación, los efectos negativos globales de la guerra en Ucrania y los incrementos en las tasas de interés, la inteligencia artificial puede constituir una herramienta formidable para impulsar los más diversos temas: salud, negocios, educación, combate al cambio climático, energías renovables y productividad, entre otros.
Sin embargo, también es cierto que presenta desafíos como los sesgos potencialmente discriminatorios en los algoritmos de origen de las aplicaciones y la profundización de brechas de género, conectividad, ingresos y acceso a dispositivos.
De ahí que “los esfuerzos de desarrollo productivo que se ayuden de inteligencia artificial deben dar prioridad a la gobernanza de datos, sobre una senda de desarrollo sostenible, donde esta tecnología contribuya de la manera más positiva al bienestar de la región”.
José Manuel Salazar Xirinachs, secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), señaló que los países de la región mantienen niveles de crecimiento sumamente bajos y por ello la tecnología puede ser de gran ayuda. Durante la reunión celebrada en Santiago de Chile, para presentar el Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (ILIA), explicó que esta tecnología está llamada a mejorar muchos aspectos de la vida de la gente, aunque implica riesgos.
Es una tecnología transversal que, si se usa bien, puede ayudar a mejorar los trabajos (no sustituirlos), y aumentar considerablemente la productividad, con incidencias muy positivas en salud, educación, medio ambiente, energía, comercio electrónico, inclusión financiera, negocios en general, aunque en realidad es un tema que toca a todos los aspectos de la vida de las personas.
Pero también implica retos de privacidad, posibles sesgos de algoritmos que deriven en discriminaciones potenciales, diversidad en acceso a todas las personas e identidades y, en el peor de los casos, en profundizar las brechas que ya existen, en lugar de cerrarlas y por eso se tiene que incorporar la tecnología (con el mayor nivel de entendimiento posible) a la elaboración de políticas públicas en la región, insistió el secretario ejecutivo de la CEPAL.
De ahí que saber en qué estado se encuentra el desarrollo de la tecnología en la región (como lo muestra el ILIA), es fundamental para que se tomen las decisiones de Estado y regionales necesarias para obtener el mejor provecho posible, cuidando que no haya sesgos como se siguen viendo en estos desarrollos.
A su vez, Ewout Sandker, Jefe de Cooperación de la Delegación de la Unión Europea en Chile, dijo que algunos de los temas más relevantes para la cooperación en materia de inteligencia artificial se central en conectividad, gobernanza, ciberseguridad, despliegue de 5G, cierre de brechas de género, y asistencia técnica en ciberseguridad.
Hasta ahora, algunas de las herramientas más importantes que se han puesto en marcha para apoyar a los países de América Latina son el Programa Vela, que consiste en un cable submarino que conecta a ambos continentes a partir de Portugal y Brasil con cinco países conectados, quienes han recibido, entre otros beneficios, una significativa disminución del 50 por ciento en latencia.
Además, habló del programa Copérnicus, un modelo de código abierto creado por la Unión Europea para desarrollar aplicaciones de las más diversas ramas empresariales, precisamente para incorporar la inteligencia artificial en aspectos como salud, educación (hay mucho trabajo con universidades), energías renovables, productividad empresarial y proyectos ambientales, por mencionar sólo algunos.
Con todo, coincidió en que la gobernanza de esta tecnología es vital para el desarrollo de nuevas aplicaciones, porque es un hecho que sigue habiendo sesgos en los algoritmos y como prueba, citó un programa de investigación que se realizó en Uruguay, para determinar sesgos de género.
Se le preguntó a una inteligencia artificial quién podría ser el líder mundial más importante en 2050 y señaló a cuatro hombres mayores, mientras que para el mejor superhéroe indicó a cuatro hombres, lo cual demuestra que hay mucho camino por recorrer para evitar estos sesgos de este tipo.
C$T-GM