Este año, alrededor de 740 millones de tarjetas de crédito y débito en todo el mundo podrían quedar obsoletas ante la falta de chips para cubrir la demanda necesaria y, por ende, la imposibilidad de renovarlas, pero además la cifra podría incrementarse hasta mil millones de plásticos.
De acuerdo con una investigación sobre el mercado de pagos, realizada por la firma ABI Research, dedicada a inteligencia tecnológica, además de la insuficiencia de chips de los últimos dos años, este sector se enfrenta a la escasez de materias primas al caer la producción de elementos como plásticos y otros compuestos, lo que podría prolongarse hasta el 2023.
“Esta situación puede convertirse en una oportunidad para seguir acelerando la transformación digital de la banca y de los métodos de pago. En este sentido, destaca la importancia de colaborar en la implementación de procesos que ayuden a minimizar el impacto de esta escasez de chips que estiman podría repercutir en el PIB mundial”, advirtió Daniel Aguilar Arias, VP de Desarrollo de Negocios de LATAM de Veritran.
Estimaciones de Veritran prevén que más de la mitad de las empresas bancarias a nivel mundial mejoren sus capacidades de innovación digital y que más de la mitad de sus clientes usen soluciones digitales en materia de pagos, tarjetas y cuentas bancarias en los próximos tres años.
Ello, pues una gran parte de la población, a partir de la crisis sanitaria, ha adoptado nuevos comportamientos de consumo y de pago, utilizando los smartphones en lugar del efectivo o el plástico.
Con la transformación de los servicios financieros, acelerada por la pandemia, se estima que en 2030 los pagos electrónicos prácticamente se van a triplicar en el mundo, hasta superar 3 billones de operaciones, según el informe Payments 2025 Beyond, elaborado por PriceWaterhouseCoopers (PwC).
“Se espera que los volúmenes globales de pagos sin efectivo aumenten más del 80 por ciento entre 2020 y 2025, de aproximadamente 1 billón de transacciones a casi 1.9 billones, y casi se tripliquen para 2030”.
La región Asia-Pacífico será la que reporte el crecimiento más rápido, con un volumen de transacciones sin efectivo que crecerá 109 por ciento hasta 2025 y luego 76 por ciento entre 2025 y 2030; seguida de África, 78 y 64 por ciento, respectivamente; y Europa, con 64 y 39 por ciento.
En América Latina las transacciones electrónicas alcanzarán un crecimiento de 52 por ciento en los próximos tres años, y 48 por ciento entre 2025 y 2030; Estados Unidos y Canadá, creciendo menos rápidamente, con 43 y 35 por ciento, respectivamente.
La consultora destacó que desde antes del COVID-19 las formas de pagos con el uso de un mensaje de texto, un código QR o tocar una terminal de ventas con un teléfono móvil evidenciaban un cambio constante hacia los pagos digitales.
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