Deben ser parte de la innovación y el desarrollo tecnológico.
Si bien la presencia femenina en el mercado laboral mexicano ha crecido, la mayoría de las mujeres se ubica en los trabajos de más bajos ingresos, en la economía informal, el comercio y los servicios, o en industrias como la textil y las maquiladoras; su participación en sectores clave para la economía mundial como la tecnología, la ciencia y las ingenierías es mínima.
Al respecto, María Luisa González Marín, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM, dijo que al no estar suficientemente representadas en los campos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería, las matemáticas y el diseño, la brecha digital se está ampliando, lo que impide a las mujeres influir en el desarrollo de innovaciones sensibles al género.
“Desde la banca móvil hasta la inteligencia artificial, es vital que las ideas y experiencias de las mujeres influyan por igual en el diseño y aplicación de innovaciones que conformarán las sociedades del futuro”, expuso González Marín.
Por su parte, Ana Buquet, directora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG), sostuvo que las mujeres deben ser parte de la innovación para contribuir a cambiar su condición de género; al participar en el desarrollo tecnológico pensarán en aspectos que no son considerados por los hombres.
“Por ejemplo, una aplicación sobre la menstruación o un cinturón de seguridad de coche que no aplaste los senos o sea adecuado para una embarazada. Si somos parte de innovar, podremos crear a favor de nosotras”.
Buquet enumeró algunos de los logros de las mujeres en diversos ámbitos como por ejemplo la entrada a las aulas universitarias, producto de una lucha constante que inició a finales del siglo XIX o el sufragio femenino, que se obtuvo en 1953.
“Hoy, las mujeres tienen presencia en todos los ámbitos y poseen los mismos derechos que los hombres. Pueden desempeñar cualquier cargo y enfrentar todo tipo de reto; pueden ser exitosas y brillantes en todos los campos del conocimiento; sin embargo, todavía enfrentan obstáculos que les hacen creer que hay ciertas cosas que no pueden hacer, o que ‘está mal’ o es ‘mal visto’ que hagan”.
En opinión de la especialista, uno de los rezagos a superar es la división sexual del trabajo, porque mientras que las mujeres se incorporaron al empleo formal, hay varones que no se han integrado a las tareas del hogar, del cuidado y responsabilidad familiares, “y ahí viene el concepto de la jornada doble y hasta triple de trabajo para las mujeres”.
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