Alrededor de 2.1 millones de alumnos con fuertes rezagos.
Con el regreso a clases en forma presencial, las autoridades académicas deberán enfrentarse a niños, niñas y adolescentes con distintos niveles de aprendizaje y fuertes rezagos que exigirán la conformación de “grupos multigrado”, a causa de las diferentes experiencias que tuvieron por las clases a distancia, además de revertir la deserción y realizar un diagnóstico de la situación académica y socioemocional con la que llegarán al salón de clases.
Antes de la pandemia, los maestros daban clases a grupos de alumnos que estaban más o menos en el mismo nivel, pero ahora regresarán a un salón de clases con grupos poco homogéneos; “casi como tener a uno de primero de primaria, a uno de tercero, y otro de quinto, aunque se esté frente a un grupo de tercero, lo cual obedece a que llegarán con experiencias muy diferentes de los últimos 15 meses”.
En este sentido la investigadora Alexandra Zapata Hojel reconoció que algunos estudiantes han perdido mucho más que dos años de aprendizaje, según algunos estudios del IMCO, aunque quizá otros no hayan perdido tanto. Eso hace imprescindible y urgente realizar un diagnóstico para conocer el tamaño del desafío, así como datos para tomar decisiones y hacer planeaciones efectivas.
“Podríamos hacer inferencias (de quienes no han perdido tanto) en términos de quiénes han tenido más acceso a internet, más acceso a televisión. Sabemos que hay comunidades completas en donde Aprende en Casa ha sido casi imposible de seguir. Para muchísimas comunidades educativas lo que vimos fue un Estado que traspasó la responsabilidad de una educación pública a las manos de los padres de familia”.
En la charla “¿Por qué conviene abrir la escuela?”, en el Live de Instagram con la investigadora Fátima Masse, del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), Zapata Hojel, activista y fellow de Future Tense de New America, Estados Unidos, recalcó que otro desafío de suma importancia será regresar a las aulas a los jóvenes que abandonaron sus estudios en parte como respuesta al COVID-19 o por la crisis económica.
La deserción escolar afectó sobre todo a los estudiantes de 15 años en adelante y la mayoría de los 5.2 millones de estudiantes que no continuaron sus estudios este año, según cifras del INEGI, dijo, está concentrada en esas edades.
“Al final, la recuperación de largo plazo depende de que toda esa generación de jóvenes, esos 6 millones de jóvenes no dejen la escuela, no estén destinados a empleos informales el resto de su vida y que puedan aspirar a los empleos formales que genuinamente detonan desarrollo en el país, el de sus familias, y de ellos como individuos”.
Fátima Masse acotó que además de afectar el futuro conocimiento, el rezago educativo puede comprometer seriamente las expectativas laborales de estos estudiantes y su ingreso potencial, pues de acuerdo con el Banco Mundial (BM) los más rezagados podrían perder un mes de su sueldo cada año durante toda su vida profesional, una nueva brecha que se suma a la de desigualdad que ya se vive en México.
El cálculo es que “2.1 millones de estudiantes tienen un alto riesgo de tener un serio rezago académico; ya sea porque no tienen un dispositivo para estudiar, no tienen televisión, un celular y además no tienen una persona que los apoye o que los guíe durante su proceso de aprendizaje en casa. Estos tendrán un impacto mayor que el resto”.
Para la UNESCO, en América Latina, donde hay una brecha digital pronunciada, “los países se enfrentan al deber de ofrecer alternativas para aquellos estudiantes que permanezcan en modalidades remotas, a la vez que garantizar la seguridad de los estudiantes que asistan a clases presenciales”.
En el estudio “A un año del comienzo de la pandemia: Continuidad educativa y evaluación en América Latina y el Caribe en 2021 recalcó que “en un contexto de educación a distancia, la conectividad fue una variable clave para determinar la continuidad educativa y el seguimiento que fue posible dar a los aprendizajes”.
La Secretaría de Educación Pública (SEP) en México informó el pasado 7 de junio del regreso a clases presenciales de un millón 631 mil 235 alumnas y alumnos, en 24 mil 406 escuelas de nivel básico hasta superior. Del total mil 103 fueron planteles de preescolar, primaria, secundaria y especial, tanto públicos como privados de la Ciudad de México.
Sin embargo, la continuidad de este plan sigue dependiendo del nivel del semáforo de emergencia que se tenga en cada estado del país, del avance en la vacunación, así como de la voluntad de los padres y madres de familia, y de los casos positivos de COVID-19 que pudieran registrarse entre la comunidad estudiantil.
Es decir, que la modalidad remota seguiría dominando en los planes de educación, aún con las clases presenciales y ante un regreso que podría ser generalizado en el ciclo escolar 2021-2022 que iniciará el 30 agosto próximo.
Conectividad y hábitos de los internautas
Si bien en México existe una masificación de smartphones y la baja en tarifas de Banda Ancha Móvil ha contribuido al alza de la penetración en segmentos de edad de menos de 11 años y mayores de 55 años, el nivel socioeconómico sigue siendo el principal factor para explicar la falta de conectividad.
Pero además, de acuerdo con el Estudio sobre los hábitos de internet en México 2021, de la Asociación de Internet MX, ante una oferta comercial que incluye el acceso ilimitado a ciertas plataformas con los servicios de telefonía móvil, los mexicanos han aumentado el uso de redes sociales y el 91.4 por ciento afirma que las revisa diario.
Y mientras el celular es el dispositivo más usado y el preferido por los mexicanos para conectarse a internet, con un 92 por ciento de los encuestados, el estudio de la Asociación de Internet MX reveló que la completa adopción de las computadoras en México es inhibida por los altos costos de estos equipos, que alcanzaron el 45.2 por ciento de las respuestas.
Estas cifras retratan la realidad que desde antes de la pandemia enfrentaban muchas familias mexicanas: la falta de capacidad económica para sumarse al mundo digital y ahora, con la educación a distancia, para adquirir dispositivos que faciliten a los niños, niñas y adolescentes sus aprendizajes.
Burbujas de apoyo socioemocional
Por otro lado, un tema también preocupante es la situación socioemocional de los menores de edad, y por ello los especialistas han encendido las alertas para que los pequeños y pequeñas vayan retomando su vida social cara a cara, no en reuniones de Zoom, ni videojuegos.
La desconexión gradual de las pantallas de quienes sí tuvieron acceso a dispositivos y a conectividad y migraron sus relaciones sociales al terreno virtual, así como hacer un esfuerzo por reinsertar a los que abandonaron la escuela será importante para que los niños, niñas y adolescentes se enfrenten a la nueva realidad.
“Es fundamental que los niños y niñas puedan empezar a hacer pequeñas burbujas con algunos primos, con dos o tres, que la medida en que los padres vayan estando vacunados puedan reinsertarse; por supuesto, no en masas, no en grupos grandes, pero sí en pequeñas burbujas. Los niños ya necesitan ver a otros niños y alimentarse de todo eso que sólo la parte física y presencial nos da”, aseveró la psicóloga Claudia Sotelo.
La directora del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos de la Infancia (CEEPI) detalló que los niños se han visto afectados por el aislamiento, el duelo o la situación económica familiar; con manifestaciones de ansiedad y depresión, conductas agresivas, trastornos de alimentación y de sueño, que son los casos más comunes en las consultas.
La especialista consideró que por ello, las escuelas necesitarán de una evaluación psicológica que les ayude a tener perfiles de grupo con las que tendrán mayor efectividad en las nivelaciones académicas, porque los estudiantes difícilmente podrán aprender si no están bien emocionalmente.
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