En la última década, los avances tecnológicos relacionados con el cerebro y la neurotecnología, son impresionantes, lo que sin duda es de gran apoyo para pacientes con discapacidades neurológicas, sin embargo, la protección de toda la información personal y sensible de esas personas es un tema que lamentablemente ha quedado en el olvido en la mayor parte del mundo.
Hoy se puede constatar que la misma tecnología, utilizada en forma positiva para ayudar a los pacientes con problemas neurológicos, ciegos, o sordos, también puede acabar vulnerando la información sensible de estas personas, llegando incluso a prácticas que pueden parecer ficción, pero que hoy son toda una realidad, “leer o incluso manipular su mente”.
“La Neurotecnología son dispositivos y procedimientos utilizados para acceder, controlar, investigar, evaluar, manipular o emular la función de los sistemas neuronales de animales o seres humanos, un tema que revoluciona la comprensión del cerebro y aporta innovaciones sobre una alta gama de enfermedades y trastornos”, explicó Gabriela Ramo, Directora General Adjunta de Ciencias Sociales y Humanas en la UNESCO.
En México este tema ha llevado al Instituto Nacional de Neurología en conjunto con la UNESCO, a realizar diversas reuniones de trabajo encaminadas a establecer los neuroderechos en el país, un “tema olvidado prácticamente todo el mundo”, salvo en el caso de Chile que durante 2021 realizó algunas acciones en favor de este tema.
“Todos los avances tecnológicos del cerebro en la última década han sido impresionantes… Hoy lo fundamental no es qué tantos avances tecnológicos tenemos para saber cómo funciona el cerebro, sino qué utilización se hace de ello».
Gabriela Ramos habló de la conveniencia de establecer una regulación adecuada, pues cuando se hace bajo un marco bien reglamentado, como son los protocolos médicos, -igual que lo hizo Chile-, donde toda la información neuronal se tiene que ceñir a patrones de legislación médica”, el desarrollo de las tecnologías no tiene por qué representar riesgos.
Es formidable saber lo que un paciente que sufre de paraplejia quiere decir, igual que ya lo hace Elon Musk, que ya obtuvo la autorización de la FDA en EU para hacer trasplantes experimentales, para captar las señales cerebrales y traducirlas a través de dispositivos digitales, con el propósito de mejorar la calidad de vida de personas con problemas de depresión, alzheimer y otros padecimientos neurológicos.
La UNESCO lidera a nivel mundial, el marco ético bajo el cual debe utilizarse la Inteligencia Artificial (IA) al ser un tema de preocupación pues el desarrollo de esta tecnología se trabaja en un entorno sin la debida reglamentación.
“A la electricidad le tomó 50 años llegar al 25 por ciento de la población en Estados Unidos; a la telefonía 25 años; a la televisión, 20 años, pero al iphone le tomó sólo cuatro, estamos hablando de hace sólo 10 años. Esto habla del crecimiento y avance tecnológico exponencial que tiene esta materia”, esta velocidad y crecimeinto propicia que a veces la regulación no sea oportuna.
Desde la óptica de la funcionaria, el tamaño de las inversiones ejercidas en la investigación y desarrollo de la neurotecnología, también explica su avance; en el ámbito gubernamental avanza de manera importante, -6 mil millones de dólares en 2013-, mientras que la inversión privada es mucho más alta, pues se ha multiplicado 22 veces, hasta los 33 mil millones de dólares en el 2020.
Por ello fue preciso desarrollar “Descubriendo el panorama de la Neurotecnología”, un documento elaborado por el Comité de ética de la tecnología y la ciencia de la UNESCO, ceñido a los derechos humanos, enfocado en temas donde debe prevalecer cierta precaución, y en los cuales debería anteceder un verdadero entendimiento de ciertas tecnologías, antes de usarlas.
Es importate considerar que el «cerebro es nuestra identidad, lo que nos define como humanos, cada persona guarda información personal, nuestras reacciones, emociones, la preocupación es que si todos los datos neuronales se están generando de una manera masiva en muchos ámbitos, no solo en el médico, sino también en lo relacionado con la revolución digital, entonces debe preocupar la integridad mental, de no ser manipulada, de no ser accesado con información que nos haga reaccionar de ciertas formas».
No es ficción el pensar hoy que estamos en un mundo en el cual se puede identificar quiénes somos y cómo sentimos, la importancia de la dignidad humana, la manipulación evidentemente nos lleva a una pérdida de control, a enfrentar riesgos en temas como la identidad personal, la libertad de pensamiento.
El documento elaborado por la UNESCO tambien permitió conocer el alcance y la evolución del panorama de la investigación neurocientífica relacionada con la neurotecnología, así como también identificar y cuantificar las tendencias de las patentes relacionadas.
La metodología utilizada obligó a realizar un recorrido de todas las fuentes digitales, publicaciones, análisis, investigaciones, así como aplicaciones tecnológicas como aprendizaje entre máquinas, inlcuso detectar lo que se ha producido, cómo se ha publicado, quién lo ha publicado y quiénes tienen las patentes.
«Se realizó una reflexión más humanista, pues de lo que se trató fue entender ese mercado para acotar la intervención pública o privada que se tiene que realizar».
Así durante el periodo considerado se estima que las publicaciones de neurociencia aumentaron 35 veces, lo cual resultó relevante porque es a través de estos análisis y publicaciones como avanza el conocimiento en las grandes congresos internacionales y como se intercambian la información y se va avanzando hacia un mejor entendimiento.
Desde el año 2000, se han triplicado y superan 90 mil publicaciones anuales, «pocas áreas del conocimiento tienen este crecimiento exponencial».
Estados Unidos lo vemos siempre presente en todos estos desarrollos tecnológicos, y esto es algo que la UNESCO trata de equilibrar, porque la ciencia no beneficia a todos por igual, no se produce en todos los países de una manera más igualitaria, igual que las inversiones que siempre están sólo en ciertos países y la neurociencia no es la excepción; pues sólo 10 países cubren más del 80 por ciento de las publicaciones sobre neurociencia detectadas en la última década.
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