En México, donde la relocalización de empresas o “nearshoring” ha generado 174 anuncios de inversión por un monto total de 74 mil millones de dólares, existen áreas de oportunidad que no deben soslayarse pues si bien el país tiene probada capacidad, debe poner especial atención en aspectos como la infraestructura y garantizar el uso de energía limpia.
Desde la perspectiva de Mario Hernández, socio Líder del segmento IMMEX de KPMG México, para que una empresa decida establecerse es necesario evaluar incentivos que los gobiernos de cada estado ofrezcan a organizaciones interesadas en ubicarse en su territorio.
Además, la decisión puede verse influenciada por la localización de clústeres de una industria específica, por operaciones de comercio internacional, costos logísticos, infraestructura en servicios, entre otras razones de negocio.
“En ocasiones, los gobiernos estatales ofrecen incentivos basados en el monto de la inversión. Esto quiere decir que, aunque existen beneficios generales predeterminados, el incentivo puede variar dependiendo de la inversión y la ciudad seleccionada; algunos de ellos pueden ser capacitación, impuesto predial, descuento en impuestos locales por cierta cantidad de años, entre otros”.
Para el especialista de KPMG México, la oferta de incentivos a la inversión extranjera directa (IED) juega un papel importante para determinar qué tan conveniente es ubicarse en México o en determinado estado, por lo que esta oferta debe mantenerse competitiva, no solo a nivel país, sino en comparación con otros mercados de América Latina.
Por otro lado, para que México pueda ser un buen destino para la relocalización, no sólo deben considerarse incentivos competitivos, sino también características clave que faciliten el desarrollo de las empresas, como por ejemplo la infraestructura, es decir, contar con parques y naves industriales suficientes, pues muchos de los clientes podrían requerir que estos ya estén listos para usarse.
Esto implica proporcionar la infraestructura necesaria para que el espacio pueda utilizarse desde el día uno, sin necesidad de invertir tiempo y recursos para poder operar en él, lo cual es un factor clave que las compañías consideran como valor agregado y que, por lo tanto, aumenta el valor del destino. Cabe destacar que no solo se trata del terreno o edificio preparado, sino de servicios básicos como electricidad, agua y gas natural, accesos vigilados, etcétera”.
Otro aspecto fundamental apela a una de las mayores tendencias actuales: la energía limpia. Las empresas globales están interesadas no solo en reducir su impacto ambiental, sino en el uso de energía limpia, lo que obliga a la regulación del país destino a enfocar e impulsar sus políticas energéticas para satisfacer esta demanda.
Asimismo, es necesario contar con la conectividad necesaria entre puertos, carreteras y estaciones ferroviarias para facilitar las operaciones de traslado de mercancía, de importación y exportación, así como la cercanía con los proveedores. Lograr que los hubs industriales cuenten con estos tres factores (espacios, energía y conectividad) será crucial para que México se desarrolle como un destino de inversión rentable para el nearshoring.
“Por su parte, las empresas deben considerar factores adicionales que puedan generar un impacto en su operación, no solo en el día a día, sino en su estrategia a largo plazo. Algunos de ellos son: disponibilidad de talento y mano de obra, costos, calidad de vida y potenciales riesgos de negocio a futuro”.
C$T-GM