Durante más de 18 meses de confinamiento sanitario, muchos fueron los sectores que enfrentan grandes cambios, siendo el mercado laboral donde la pandemia tuvo más incidencia, y que ahora bajo condiciones de nueva normalidad, continúa modificándose con fenómenos como la “Gran Renuncia” que en Estados Unidos provocó que más de 4 millones de trabajadores decidieran renunciar a sus trabajos, en plena crisis global.
“Parece que la confluencia de dos factores, la pandemia y un colectivo de la población harto de las malas condiciones laborales, ha favorecido la aparición de este fenómeno social. Es decir, una ‘fuerza laboral quemada’ junto a un tiempo de reflexión inesperado, han sido las principales claves que explican lo sucedido”, indicó Manel Fernández Jaria, profesor colaborador de Estudios de Economía y Empresa de la Universitat de Oberta Catalunya (UOC).
El experto recordó dos momentos importantes que ha vivido el mercado laboral en los últimos dos años: primero el “frenazo en seco” que produjo el confinamiento y que provocó el cierre inmediato de millones de empresas en todo el mundo, con el consecuente despido de millones de trabajadores.
Sin embargo, pasada la fase crítica y bajo condiciones de nueva normalidad, donde aún es evidente la falta de oportunidades laborales, la fuerza laboral estadounidense protagonizó una reacción inesperada. “Cuando el mundo entero se aferraba con uñas y dientes a su puesto de trabajo, los estadounidenses abandonan sus empleos de forma voluntaria”, sumando 4.4 millones los casos.
¿Qué es lo que desde hace unos meses mueve a los estadounidenses a dar un giro de 180 grados a sus vidas? ¿Cómo se explica que dejen sus puestos de trabajo en plena crisis económica? ¿Qué sucede para que desde septiembre de 2021, un total de 4.4 millones se hayan sumado a la Gran Renuncia? algo totalmente inusitado.
La Gran Renuncia es un concepto acuñado por Anthony Klotz, profesor de gestión en la Texas A&M University, (the Great Resignation, en inglés), pero analizado por Fernández Jaria, lo explica como el “gran cambio”, donde las personas renuncian a sus trabajos para conseguir otros mejores.
“La pandemia nos ha hecho, en muchos casos, reflexionar sobre el tipo de vida que deseamos tener y valorar las cosas que son realmente importantes… nos ha obligado a parar, algo que de otro modo jamás hubiéramos hecho. Muchas personas han decidido liderar sus vidas y tomar decisiones más coherentes con sus prioridades vitales, explicó el catedrático.
Por su parte Pere Vidal, abogado laboralista y profesor de Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC, destacó cómo la Organización Mundial de la Salud (OMS) este mismo año retomó el síndrome del burnout, un problema de salud relacionado con el trabajo. Un fenómeno que aunque puede parecer reciente, existen sentencias del siglo pasado que ya hablaban del “síndrome del quemado” como una contingencia de origen laboral.
En ConsumoTIC, publicamos que la Organización Mundial de la Salud (OMS) dió cuenta de que en México 75 por ciento de las personas laboralmente activas padecen los efectos del síndrome Burnout, mientras que el más reciente Termómetro Laboral de OCC Mundial apuntó que 48 por ciento de los trabajadores mexicanos han experimentado falta de motivación en su puesto; 38 por ciento padece de agotamiento total y 11 por ciento le falta creatividad.
“Las claves para entender este proceso hay que buscarlas, en primer lugar, en las condiciones laborales, es decir, largas jornadas de trabajo, importantes desplazamientos, dificultad para conciliar la vida personal y profesional, dedicar las mejores horas del día al trabajo, salarios precarios… Estamos ante un agotamiento del sistema laboral y tenemos la gran oportunidad de cambiarlo”.
Pere Vidal, indicó que mientras tradicionalmente las empresas seleccionan a sus trabajadores, actualmente se está imponiendo la idea de que el trabajador también tiene algo que decir, particularmente en el sector tecnológico, donde los candidatos dejaron de evaluar sólo el salario para sopesar otras variables como la posibilidad de teletrabajar o contar con horarios flexibles.
Manel Fernández coincidió en la necesidad de las personas de contar con un trabajo flexible, que permita un mayor equilibrio entre el trabajo y la vida personal, de gozar de una mejor salud mental, retos que las empresas deberán enfrentar en el futuro inmediato, además de compartir la idea de Anthony Klotz de que “el trabajo deberá encajar en nuestra vida personal, en lugar de que nuestra vida personal encaje en el trabajo”.
La flexibilidad laboral y el teletrabajo aportaron beneficios para lograr un equilibrio social y emocional, ahora las personas será difícil que quieran renunciar a este nuevo modelo de vida, que en muchos casos también ha permitido cumplir con los objetivos de empresas, sostiene el profesor.
Pere Vidal, sostiene que las empresas deberán evitar las estructuras muy jerarquizadas y rígidas, el exceso de burocracia o la burocracia profesionalizada; de igual forma, fomentar la participación de los trabajadores, la formación práctica, el desarrollo profesional, recompensar a las personas trabajadoras y tener tolerancia cero con los estilos de dirección y gestión de personas inadecuados.
La pandemia ha hecho que la población se haya acostumbrado a vivir en la incertidumbre y que empiece a entenderla como parte de la vida, a perder miedo al cambio, ahora sólo resta cuestionar si esto se trata de un cambio del mercado estadounidense, o un cambio del mercado laboral global.
C$T-EVP