En Latinoamérica la compartición de infraestructura pasiva es fundamental para apoyar el esfuerzo que implica para los operadores ejercer una cuantiosa inversión de cara a futuros desafíos, contexto bajo el cual la industria de torres independiente representa un pilar para alcanzar una América Latina 4.0, es decir, una región más productiva, inclusiva, y sostenible.
Telecom Advisory Services, en su más reciente estudio “Las telecomunicaciones latinoamericanas en la encrucijada de compartición de infraestructuras pasivas”, señala cómo la creciente posición de las empresas de torres independientes en la región es un activo para la economía digital, y en particular para la industria inalámbrica.
“Siguiendo la metodología desarrollada por el IFC del Banco Mundial, se muestra que entre 2016 y 2022 los países de América Latina con un sector de empresas de torres independiente más dinámico exhiben una mejor conectividad inalámbrica en términos de cobertura, uso, asequibilidad y calidad (velocidad)”.
Al mismo tiempo, la industria inalámbrica mostró más competencia y más inversión, evidenciando una vez más el potencial y los efectos benéficos que se generan para ambas partes.
“En concreto, la cobertura 4G es mayor que la del resto de países (97 por ciento de la población frente al 90 por ciento); la banda ancha inalámbrica es un 12 por ciento más rápida que la del resto (33 Mbps frente a 29 Mbps)”.
Además, el gasto de capital es 31 por ciento mayor en los países líderes (21 dólares per cápita frente a 16 dólares per cápita) y los servicios de banda ancha inalámbrica representan un tercio de los costos en términos de renta per cápita en los países líderes en relación con el resto de países.
Los países líderes muestran una mayor adopción de la banda ancha que en el resto de la región (65 por ciento frente al 58 por ciento); y la competencia inalámbrica es más intensa en los países con mayor proporción de despliegue de torres independientes (banda ancha inalámbrica de HHI= 2440 frente a 4135).
“Estos resultados correlacionales se han confirmado en la modelización econométrica original, ya que las torres independientes muestran un impacto significativamente mayor en el uso, la cobertura, la velocidad y la asequibilidad de la banda ancha inalámbrica, lo que favorece una industria de telecomunicaciones más competitiva”.
De acuerdo con el documento, un aumento del 10 por ciento en el número de torres independientes conduce, como mínimo, a un aumento de los niveles de cobertura 4G del 0.96 por ciento, se relaciona causalmente con un aumento de los niveles de adopción de la banda ancha inalámbrica del 0.51 por ciento, y se asocia con un aumento de los niveles de calidad del servicio (medido como velocidad de descarga de la banda ancha móvil) del 2.05 por ciento.
También se observó, que conduce a un aumento de los niveles de competencia en el mercado de la telefonía móvil (medido como una disminución del índice Herfindahl Hirschman (HHI), que mide la concentración de la industria -un índice más bajo representa una competencia más intensa-) del 0.46 por ciento; y resulta en un mejoramiento del nivel de asequibilidad de la telefonía móvil (medido como una disminución del precio del servicio en relación con el PIB mensual per cápita) del 3.18 por ciento.
En este contexto, el establecimiento de políticas públicas adecuadas es crucial e implica delinear una regulación inteligente y flexible del sector de las torres independientes, que abarque normas de calidad, seguridad, impacto ambiental y sostenibilidad.
Pero que además garantice la previsibilidad y estabilidad que un sector intensivo en capital requiere para su viabilidad financiera y su sostenibilidad a largo plazo, y que favorezca la compartición de infraestructuras en todo el sector de las telecomunicaciones.
El documento refiere siete tipos de iniciativas que pueden contribuir al desarrollo y la sostenibilidad de un sector de torres independiente: la ausencia de concesiones de servicios; la necesidad de aprobaciones rápidas de permisos y regulaciones para evitar el exceso de despliegue.
Así como el establecimiento de topes en las tasas e impuestos y de los derechos de construcción; las políticas para promover la compartición de infraestructuras para el despliegue de la 5G; la ausencia de regulación de los precios de los contratos de las empresas de torres con los proveedores de servicios; las garantías a largo plazo en las regulaciones y permisos.
“La buena noticia es que estas prescripciones políticas y reglamentarias se han emprendido por algunos países que deberían considerarse puntos de referencia a la hora de desarrollar las industrias de las telecomunicaciones y la compartición de infraestructuras pasivas, aprendiendo de su diseño y aplicación: Corea del Sur, Reino Unido y Estados Unidos”.
Estos países cuentan con leyes específicas para regular el despliegue de infraestructuras pasivas, no les exigen a las empresas de torres independientes que se registren ante las autoridades reguladoras para comenzar a operar.
También han promulgado leyes que están en armonía con las ordenanzas locales; procedimientos ligeros para los permisos de construcción y referencias a las tasas de construcción conocidas por los operadores de infraestructuras y no tienen regulaciones de precios para las infraestructuras compartidas.
“El sector de la industria de las torres está experimentando profundos cambios en América Latina, lo que abre oportunidades para las asociaciones estratégicas. En particular, debido a su dinamismo y también a las desinversiones de algunos operadores tradicionales de telecomunicaciones, en promedio, la mitad de la base instalada la tiene a cargo empresas independientes”.
Aun así existe una estrecha interdependencia entre los actores de la industria inalámbrica y los proveedores de infraestructuras pasivas, no solo como inquilinos de estos últimos, sino como socios potenciales a medida que surgen servicios adicionales de la transformación digital.
“Un área particular de ganancias mutuas proviene del uso compartido de la infraestructura, ya que las empresas de torres se aseguran una monetización relativamente estable de sus importantes inversiones, y los operadores pueden acumular ahorros para reinvertir en futuros servicios de mejor calidad (a través de la investigación más desarrollo I+D)”.
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