Necesario impulsar atractivo de México en la industria mundial.
El diseño y estructura de una nueva Ley de Cinematografía y Audiovisual debe de ir más allá de “nacionalismos a ultranza”, pues la competencia en este negocio está en lo local, en el ámbito nacional y en global; por ello además de mejorar la situación de los productores independientes y la calidad del contenido doméstico, es oportuno crear condiciones para hacer de México una parte relevante en la cadena de valor cinematográfica mundial.
Al buscar impulsar el sector cinematográfico y audiovisual se debe considerar que se trata de una industria que en 2018, sumó un valor de 180 mil millones de dólares y que con la pandemia, ese valor creció otros 50 mil millones por el esfuerzo que realizaron las artes y el cine para subsistir el encierro mundial.
Por ello, cuando se defina una nueva ley en la materia, será oportuno cuestionar, cuánto de ese pastel de 230 mil millones de dólares que genera esa industria en el mundo, es la rebanada que se quiere captar en México, precisó el senador Alberto Galarza, al participar en el foro “Legislación para el Cine”, organizado por el FICG.
Se ha dicho que “México cuenta con una cultura de primer mundo, pero tiene una economía de tercer mundo”. Si se lograra impulsar esta industria se tendría un avance inusitado, además de tener la posibilidad de llevar la cultura del país a muchos lugares, tal como lo hacen países con grandes producciones cinematográficas.
En su intervención, la senadora Claudia Ruiz Massieu, dijo estar en favor de construir una legislación, pero en forma integral que permita además de promover la producción nacional, mejorar las condiciones para que México se convierta en un atractivo para la cadena de valor cinematográfica, con apoyos fiscales e impulso para los productores independientes.
Celebró que el senador Ricardo Monreal, como líder de la mayoría en el Senado, haya mostrado sensibilidad al destacar la necesidad de escuchar las voces e “inquietudes legítimas” manifestadas sobre el dictamen que se había programado para su discusión el 26 de abril, en comisiones unidas de Radio, Televisión y Cinematografía, y Estudios Legislativos.
Destacó que en su calidad de presidenta de la Comisión Especial de seguimiento a la implementación del T-MEC, envió una carta al presidente de la Comisión Dictaminadora en la cual externó la preocupación sobre eventuales violaciones al acuerdo comercial entre EU, Canadá y México, particularmente en lo relacionado con la fijación de Cuotas de Contenidos nacionales para plataformas digitales y salas de cine.
“Estamos a favor de respaldar la producción del cine nacional, pero no es la manera adecuada, una vez recibidos los puntos de vista de las plataformas digitales, de las salas de cine, también de los creadores nacionales e incluso opiniones de los socios comerciales de México, que manifestaron su preocupación por lo que podría suceder en términos de violación al T-Mec, si se aprobara la iniciativa en los términos en que fue presentada”.
Recalcó la importancia de considerar que esta iniciativa no ha sido turnada a la Comisión de Cultura, una entidad relevante, y también los desacuerdos externados por entidades gubernamentales como la Secretaría de Gobernación (SEGOB), la Secretaría de Economía (SE) y la propia Secretaría de Cultura que han manifestado su desacuerdo con lo planteado.
El senador Alberto Galarza, habló también sobre la oportunidad que arroja el ejercicio de parlamento abierto para con la participación del sector cultural, de los productores independientes, las plataformas Over The Top (OTT), los festivales de cine, construir la mejor plataforma legal y de incentivos fiscales para producir cine en México.
Será también oportunidad de fijar las reglas para establecer cuando se tiene un producto cinematográfico y audiovisual mexicano, porque hoy se carecen de los reactivos mínimos suficientes para determinar qué es contenido nacional, en un momento en que “las fronteras se diluyen por el avance tecnológico y por un mundo cada vez más intercultural y una expansión cinematográfica mundial.
“Hay que definir qué es contenido mexicano, y después determinar cuántos actores principales, cuantos secundarios, cuantos técnicos, que parte de la postproducción se da en el ámbito nacional o territorio extranjero para que conforme a cierta gradualidad que puede marcar un reglamento como se hace en el Reino Unido, Canadá, Colombia, Haití, etcétera, y definir qué nivel de fiscales se les puede ofrecer como productores”.
Destacó que permitir Cuotas de Contenidos con 20 años de antigüedad generará la compra de contenidos viejos que no impulsará la creación de nuevos proyectos cinematográficos que puedan ser fondeados por capital público-privado, y que se reactive la industria para que la comunidad cinematográfica tenga mejores trabajos, mejor remunerados.
Galarza habló de tener claridad sobre la fuerte competencia en esta industria, la cual no solo es global, sino nacional y local, donde hay una parte de federalismo fiscal importante, pues hoy 40 por ciento de los largometrajes se filman en la Ciudad de México, mientras que en Jalisco por sus reformas y su creciente infraestructura ya capta el 12 por ciento y 13 por ciento en Baja California Norte, por lo que hay que mejorar los niveles de competencia regional.
Sostuvo que México es el noveno país en el consumo de cinematografía y el cuarto mercado con más salas de exhibición del planeta, por eso la mejor iniciativa para esta industria es la que escuche a la industria, al jugador preponderante, a los Productores Independientes, las plataformas digitales y los festivales de cine.
Por su parte, el doctor Andrés Aradillas resaltó el estudio econométrico que detectó que la iniciativa legislativa, aunque contiene buenos objetivos, no advierte los problemas de competencia que hay en el sector, y que no se pueden resolver con imponer Cuotas de Contenido de 15 por ciento, lo que empeoraría las condiciones para los pequeños Productores Independientes.
En su resumen destacó que el estudio tuvo tres principales hallazgos: imponer Cuotas de Contenido no reactivará la industria del cine en México porque al examinar el mercado se detectó una falla de mercado, un exceso de oferta crónico que deriva de que los pequeños Productores Independientes enfrentan barreras a la entrada, provocadas por la alta concentración del negocio que presenta Videocine, el principal jugador en esta industria y que es una empresa que forma parte del Agente Económico Preponderante en Radiodifusión (AEPR).
Que la imposición de Cuotas de Contenido, provocaría que las plataformas Digitales o Over The Top (OTT) se verían obligados a reducir en forma sustancial el volumen de sus catálogos, dado el gran tamaño que presentan los de firmas como Netflix y Amazon Prime.
Y el tercer efecto, “el más preocupante”, es que de aprobarse esta iniciativa tal como está, el principal beneficiario sería Videocine, que subiría su participación de mercado de 70 a 80 por ciento, lo que dificultará aún más la situación que viven actualmente los productores independientes que deben competir contra un jugador que saldría más fortalecido.
C$T-EVP