Las plataformas de streaming cada vez se interesan más en producir contenidos originales locales, mientras que a nivel internacional, crece la demanda de contenidos producidos en América Latina y el Caribe, especialmente en portugués y en español, este último idioma que acapara el 15 por ciento del contenido de Netflix en los más de 190 países donde se puede ver esta plataforma.
Alejandra Luzardo, líder de Innovación y Creatividad del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), comentó lo anterior durante la presentación del estudio “El impacto económico de las industrias audiovisuales”, elaborado por el BID en conjunto con Netflix, donde indicó que sin duda, esta tendencia tendrá impactos benéficos en la economía y la creación de empleos en la región.
De hecho, el estudio presentado en el contexto del Festival Internacional de Cine de Guadalajara, indica que en 2021, la industria audiovisual en México generó ingresos totales por 61 mil 690 millones de pesos, de los cuales la producción de películas representó 14 mil 769 millones de pesos. Se espera que los ingresos por la producción cinematográfica aumenten entre 6.0 y 7.0 por ciento cada año hasta 2025.
Acorde con esta tendencia, Trinidad Zaldívar Peralta, Jefa de la Unidad de Creatividad y Cultura del BID, señaló en una reciente visita a México para presentar el libro “Líderes, perspectiva industrias creativas y culturales”, observó una creciente presencia de contenido en español en Netflix, aunque la producción no avanza al ritmo que tiene la demanda por este tipo de producciones.
Esto se explica por dos razones principales: el sector financiero no ha entendido los beneficios de apostar por las industrias creativas y culturales (al que suelen ver como objeto de subsidios) y, por otra parte, falta capacitación para el talento local en destrezas importantes para las producciones como electricistas, iluminadores, vestuaristas, musicalizadores, técnicos, maquillistas, “en fin, todos los que salen en letras chiquitas de los créditos al final de las películas”.
Y precisamente porque hay talento, pero el empleo en el sector es frágil, básicamente informal y sujeto a temporalidades, el BID está apostando por poner al centro de la recuperación económica de América Latina y el Caribe, a las industrias creativas. En la Visión 2025 “Reinvertir en las Américas, una década de oportunidades”, se incluyen estrategias de capacitación, formalización del empleo y negociaciones con gobiernos que incluyan a los ministerios de Cultura, Trabajo y Hacienda, para impulsar a esta industria que está llamada a generar recursos de manera muy relevante.
Algunos casos contenidos en este estudio del BID y Netflix, ejemplifican precisamente cómo la producción local impulsa de manera importante la economía. En 2015 Netflix produjo “Club de Cuervos”, su primera serie original en México y desde entonces ha continuado invirtiendo en la producción de series y películas.
Recientemente estrenó la película “El último vagón” filmada en Veracruz, Tlaxcala y Puebla, que detonó importantes inversiones en otras industrias, como construcción y materias primas. Por ejemplo, para hacer los vagones y los sets del pueblo se usaron cinco toneladas de fierro; 8.5 toneladas de madera y para la utilería y escenografía de las oficinas y las escuelas de la película, se utilizaron 480 kilos de papel reciclado, todo lo cual impacta en diversas cadenas económicas locales.
Otro caso de éxito fue el de la película de Guillermo del Toro “Pinocho” (ganadora del Oscar), en la que participó El Taller del Chucho, un estudio de animación ubicado en Zapopan, Jalisco. Para este filme, se contrató a proveedores de maquinaria y materiales para la construcción de los sets y los personajes animados en stop-motion que se hicieron en este taller, mientras que ferreterías, madererías y tiendas de pinturas locales, entre otros negocios, también recibieron derrama económica derivada de la producción.
De hecho, el estudio señala que en México, por cada 200 millones de pesos invertidos en la producción de una película, se generan 127 millones de pesos adicionales en la cadena de suministro que a su vez se traduce en empleos directos e indirectos para productores, fotógrafos, editores, vestuaristas y animadores, por citar algunos.
También hay impactos económicos en actividades relacionadas a la industria audiovisual como la construcción de escenografías, el desarrollo de efectos especiales, la animación, musicalización, mientras de manera indirecta se benefician otros rubros como las industrias turística, del transporte, de los alimentos y bebidas, entre otros.
De acuerdo con este estudio, la industria de la producción audiovisual en México resulta altamente rentable, pues por cada 10 pesos invertidos se generan 6 pesos adicionales en la economía.
C$T-GM