La transformación digital es uno de los pilares de la recuperación económica de América Latina que debe desarrollarse en un ecosistema potenciado por agendas digitales nacionales, regulaciones innovadoras, cooperación internacional e inversiones de alrededor de 200 mil millones de dólares para mejorar la conectividad.
Ángel Melguizo, vicepresidente para Asuntos Externos y Regulatorios de AT&T VRIO Latin America recordó las palabras de la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, respecto a que la banda ancha es la “nueva electricidad”; sin embargo, puso en contraste la caída en la inversión per cápita del sector de las telecomunicaciones en América Latina.
“Si bien es cierto que 2020 fue el año en el que todos se digitalizaron en meses lo que se había previsto para años, las estadísticas de inversión en telecomunicaciones per cápita muestran que la región invirtió menos que en 2019, y en 2019 ya había invertido menos que en 2010”, acotó.
En este sentido, al participar en el panel “Transformación digital. Fenómeno transversal de las industrias”, consideró que aunque se hable mucho de transformación digital, no se ve en el impulso a la inversión, la cual es esencial y se necesita mucho más para cerrar la brecha digital.
“Desde AT&T entendemos que hay que movilizar en el entorno de 200 mil millones de dólares para que América latina tenga unos niveles de conectividad, pero conectividad real, que nos permita trabajar, estudiar, hacer transacciones financieras, hacer actividades productivas similar a los países de la OCDE y también cerrar la brecha de competencias y habilidades. Hay que ser más ambiciosos”.
Esos temas, que calificó como verdades incómodas sobre la transformación digital y que, dijo, son una una llamada de acción desde AT&T, al igual que la necesidad de corregir las lagunas que existe en la regulación del ecosistema, en la protección de la propiedad intelectual, en seguridad de datos y en igualar la tributación internacional.
Asimismo, advirtió que existe “mucho policy making, mucha proactividad, basada en buenas intenciones, pero que puede tener muy malos resultados si no se alinean bien los incentivos. Declarar a internet como un servicio público esencial es excelente, pero es importantísimo que las empresas de telecomunicaciones tengan incentivos para invertir y llegar a la última milla”, esa economía internacional y esa América Latina y rural, remota.
Asimismo, en la verdadera transformación de las empresa, pues sólo una de cada cinco usa los datos como un activo para hacer crecer su negocio; y ver el espectro como un activo sobre el cual pueden recaudar algunos ingresos, “pero si se hace demasiado caro nadie lo va a comprar”.
“Este es el consenso. Sin digitalización no va a haber desarrollo, no va a haber crecimiento, productividad ni inclusión. Por tanto, hay consenso de que la recuperación, la reactivación de América latina que hemos visto en ciernes debe ser digital”, aseveró.
En tanto, Sebastián Nieto Parra aseveró que la productividad debe estar en el centro de toda agenda de política pública de América latina, una región donde la mitad de los trabajadores son informales y en muchos países las empresas que han digitalizado la cadena de suministros para adquirir insumos no alcanza el 50 por ciento.
El jefe para América Latina y el Caribe del Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) subrayó la importancia de dar a los trabajadores las competencias del futuro, en pensar más en el perfil profesional que requiere el sector terciario y en las carreras técnicas del futuro.
Por otro lado, aunque se duplicó el número el número de usuarios de internet, este sigue por debajo del 85 por ciento que hay en los países de la OCDE, y se tiene una banda ancha a una velocidad muy por debajo del promedio mundial.
En su participación previa al panel, reconoció que el tema de la transformación está cada vez más entre los planes de los países latinoamericanos que tienen agendas digitales con objetivos explícitos, así como metas o indicadores de seguimiento, pero faltan acciones integrales para concretarlos.
“Vemos que hay un cuello de botella en pasar a la implementación de esas agendas”, expuso Nieto Parra, quien advirtió la necesidad de contar con un presupuesto explícito para esas agendas digitales, así como de mayor coordinación entre lo que se planea y la implementación, ya sea a través de planes plurianuales de inversión o marcos fiscales de mediano plazo.
En ese sentido, se necesita una cooperación internacional que facilite la transformación digital para la región, trabajar con más herramientas y actores, así como desarrollar capacidades internas.
C$T-GM