La vacunación contra el Sars-Cov llevada a cabo a nivel internacional, así como el proceso electoral federal de este año en México son sólo dos ejemplos que han generado abundante información, sin embargo, a diferencia de lo observado el año pasado, en el 2021 se ha podido observar la proliferación de “fake news”, además de una creciente ola de recursos para propiciar desinformación entre la población.
“Ha aumentado muchísimo la desinformación, al grado de que el gobierno federal ha tenido que hacer campañas no solamente de carácter gubernamental; se creó la página Infodemia MX, y otros (actores) como el Instituto Nacional Electoral (INE), y desde gobiernos estatales también han tratado de contrarrestar la propagación de noticias falsas”, aseguró el investigador Luis Ángel Hurtado Razo.
En entrevista para ConsumoTIC, el especialista afirmó que ahora el fenómeno ha ganado fuerza porque se ha sofisticado la manera en la que se construyen noticias falsas en el ámbito digital, recurriendo a diferentes recursos, que han posibilitado que la llamada “industria de la desinformación” sea mucho más próspera.
La presencia de noticias falsas está prácticamente en casi todas las redes sociodigitales, además de aplicaciones y en portales web creados con este fin; se relacionan con tendencias, imágenes y videos. Es decir, es la conjunción de muchos elementos con todo un andamiaje y narrativa sustentada en mucha información falsa, que crean con toda esa falsedad la post verdad, una suerte de realidad alterna.
“Se ha hecho más fuerte porque también ha crecido la demanda de internet, han surgido nuevas redes sociales, también han surgido fenómenos que han atraído más la atención de la gente, como las elecciones, el COVID-19, el tema de la vacunación, porque fue año olímpico y ha habido desastres naturales que han llamado la atención de la ciudadanía”.
El investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM señaló que, además, la desinformación ha cobrado vidas, ya sea como consecuencia de los discursos antivacunas o teorías conspiracionistas sobre el Coronavirus, así como también “linchamientos digitales” afectando la reputación de funcionarios de gobierno y de personas en general.
Hay una labor importante de las unidades de verificadores de noticias falsas, sin embargo, para el autor del libro «Fake News el enemigo silencioso», las diferentes acciones puestas en marcha para combatir este fenómeno han resultado insuficientes, sobre todo en el contexto político.
“Fue un año de elecciones a nivel federal y la desinformación digital o las fake news están muy relacionadas con la lucha por el poder político, las elecciones; de hecho, los casos más emblemáticos en materia de desinformación digital que se han documentado son los que están vinculados con procesos de carácter democrático o procesos electorales”.
De acuerdo con un estudio del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), las “fake news” tienen una viralidad 26 veces más rápida que la información verdadera; en contraste el máximo que llega la información real a compartirse es de sólo seis veces.
En este contexto, el especialista celebró esfuerzos como la sección “Quién es Quién en las Mentiras de la Semana” en las conferencias mañaneras del presidente Andrés Manuel López Obrador, pues además de innovadora le sirve a los propios medios para analizar el papel que están jugando; sin embargo, reconoció que la clasificación que hacen de la información en este espacio es confusa, e incluso deja ver el desconocimiento que existe sobre el tipo de desinformación o de falsedad que se está analizando.
“En muchas ocasiones he criticado esa clasificación, porque en lugar de ayudar confunde a la gente y genera que los medios de comunicación tengan posibilidades de replicar a esa sección, que los responsables de ese tipo de información no están mintiendo o que se está haciendo un mal trabajo en materia de clasificación, lo cual sí está ocurriendo… a veces meten a la prensa, a veces meten un líder de opinión o a veces a un usuario y ahí está el problema”.
La única manera de combatir fenómenos tan dañinos como la información falsa, sostuvo, es con educación pero no con un modelo tradicional sino con alfabetización mediática, que tiene que ver con la generación de un criterio informativo lo que necesitaría de una política pública para que se incluya como una materia desde preescolar hasta nivel universitario, con lo que se tendrían buenos resultados a largo plazo.
“No se solucionará sólo con verificaciones, porque no habrá manos ni recursos que puedan servir para acabar con toda la desinformación; sí, puede realizarse, pero eso no garantiza que la gente va a leer la información verificada”.
C$T-GM