Entre las deficiencias en materia educativa que permean en los países de América Latina, la deserción escolar se ubica entre los primeros lugares, un problema ante el cual la Inteligencia Artificial (IA) se coloca como una tecnología clave para identificar las condiciones de los estudiantes en riesgo de abandonar las aulas.
“Un sistema de información comprensivo, basado en la recolección y uso eficiente de datos de alta calidad puede ser valioso para apoyar el éxito de los estudiantes, siempre y cuando funcione en un entorno que proteja su privacidad y garantice el mantenimiento y mejoramiento continuo de dicho sistema”, señala el reporte regional Experiencia: Datos e Inteligencia Artificial en el sector público, elaborado por el CAF Banco de Desarrollo de América Latina.
En el capítulo dedicado al uso estratégico de datos e IA en la educación, su autora, Cecilia María Vélez White, estipula que la relación entre el conocimiento que genera el modelo y las circunstancias individuales de los estudiantes hace posible desarrollar mejores intervenciones correctivas.
Expone que los agentes del sector educativo, como las instituciones, los niveles administrativos y sus usuarios, pueden utilizar los referidos sistemas con información actualizada y a disposición de todos sobre el comportamiento de los estudiantes, las escuelas, los distritos y el Estado.
Por ejemplo, el público en general puede utilizar estos datos para generar demandas de mejoramiento del sector educativo fundadas en datos concretos, los padres de familia los emplean para conocer las opciones de educación y escoger el colegio para sus hijos.
El gobierno federal, por su parte, haría uso de esa información para ofrecer programas de compensación educativa dedicados a las minorías con necesidades educativas específicas, así como financiar proyectos, mientras que los distritos escolares pueden integrarla al proceso de planeación y seguimiento de las instituciones.
A su vez, las instituciones educativas pueden analizar el reporte de datos sobre los estudiantes para diseñar e implementar políticas educativas, caracterizar estudiantes rezagados y establecer acciones que permitan enfrentar la deserción y lograr mejor desempeño, entre otros propósitos.
“La disponibilidad de datos hace posible no solo analizar y rendir cuentas de los resultados académicos, sino también orientar el trabajo y la planificación del personal docente mediante la creación de modelos de predicción de resultados”, acota la especialista.
El documento precisa un uso más extensivo de los datos en el sistema educativo, que va desde su incorporación en las discusiones y acciones en todos los niveles (escuelas, administraciones locales y central); en el diseño de políticas con una mejor focalización y en la identificación de los estudiantes en riesgo, además de articular acciones para evitar la deserción.
Así, el uso de los datos y la inteligencia artificial en el diseño, formulación e implementación de políticas educativas en América Latina es promisoria, toda vez que los sistemas de información se han modernizado en la región, y algunos de ellos se utilizan para mejorar la gestión administrativa.
“Para mejorar los sistemas educativos apalancándose en programas que promuevan el uso estratégico de datos e IA, se debe lograr el apoyo decidido de las instancias administrativas del sector y, en lo posible, de toda la organización educativa”, afirma.
En este contexto, subraya la importancia de que equipos con permanencia en las administraciones participen en la elaboración de las herramientas, con el fin de disminuir el riesgo que representan los cambios de gobierno para la implementación de los proyectos.
La participación de agentes externos y de la academia, sostiene, puede ser importante para garantizar el correcto desarrollo de los aspectos técnicos, en tanto que para la financiación de los proyectos, es necesario prever los costos de inversión que implica mejorar los sistemas y poner en marcha los modelos, además de los costos recurrentes.
“La ventaja de generar información pública accesible y flexible, además de vincular de una manera más estrecha a los padres de familia y a los ciudadanos en general con el sistema educativo, es que se traduce en una mayor dinámica de mejoramiento del sector”, concluye Vélez White.
Cabe destacar que el capítulo aborda tres experiencias significativas de lucha contra la deserción estudiantil mediante el uso de la IA, una en Wisconsin (Estados Unidos), otra en Victoria (Australia) y la última en Buenos Aires (Argentina).
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