Hasta 9.8 millones de empleos se verían afectados hacia el 2040.
Sin ser conscientes, cada día interactuamos con sistemas de Inteligencia Artificial (IA) para realizar actividades habituales como escuchar música, ver series, encontrar una ruta o comprar en línea, y aunque es una tecnología relativamente nueva se prevé que tendrá una enorme repercusión en el futuro.
Prueba de ello son las estimaciones que realiza el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con relación al beneficio económico que países como México tendrían con una adopción moderada de Inteligencia Artificial.
En 10 años, señala en el reporte “Inteligencia Artificial. Gran oportunidad del Siglo XXI”, México podría cuadruplicar su productividad respecto al nivel previsto si no se adoptara la IA; además, tendría la capacidad para duplicar su PIB, llegando al 4.6 por ciento.
En este escenario, los trabajadores altamente calificados casi se duplicarían, llegando a conformar 45 por ciento de la fuerza laboral, lo cual representa un aumento de 6.8 millones de trabajadores altamente calificados.
En cambio, con una adopción mayor, México podría llegar a un PIB de 6.4 por ciento y el sector de servicios profesionales empresariales emplearía hasta 13 millones de personas, triplicando el número de puestos generados y convirtiéndose en el sector que concentraría más trabajadores.
Con la aplicación de IA en los sectores de salud y educación, se podrían mejorar los servicios suministrados al 80 por ciento de la población con menores ingresos, beneficiando a una parte importante de ciudadanos.
Y aunque México cuenta con programas universitarios que incluyen ámbitos relacionados con la IA, serán necesarias nuevas titulaciones específicas en el tema, a fin de garantizar la existencia de perfiles profesionales especializados.
A medida que se incrementa la adopción de la IA, crecería exponencialmente la demanda de trabajo menos intensivo en capital y se reduciría la demanda de mano de obra de baja y mediana calificación.
“Con la adopción de la IA, hasta 9.8 millones de empleos en México (es decir, 19 por ciento del total) se verían afectados de alguna manera por la irrupción de la IA en los próximos 20 años: algunos serían complementados con sistemas inteligentes mientras que otros serían directamente sustituidos por ellos”.
El potencial de esta tecnología es tan amplio que en una década el PIB mundial podría crecer hasta 14 por ciento como resultado de una aceleración del desarrollo y la adopción de la Inteligencia Artificial (IA); sin embargo, en regiones como América Latina y el Caribe, se enfrenta un panorama complejo en términos de adopción, por ausencia de una estrategia común y falta de regulación.
La salida acelerada de una crisis económica agravada por el COVID-19 podría lograrse en América Latina con ayuda esta tecnología, adoptándola como un nuevo factor de producción que impulse la inversión y la productividad, lo cual requiere de gobiernos comprometidos con políticas públicas, regulaciones y acciones para aprovechar esta tecnología y proteger los derechos de los ciudadanos.
“El PIB mundial podría crecer hasta un 14 por ciento en 2030 como resultado de una aceleración del desarrollo y la adopción de la IA. Ello significa llegar a generar 16.5 trillones de dólares”, prevé la consultora PWC.
El Índice de Preparación para la IA, creado por Oxford Insights, coloca a Uruguay como el país que más despunta en este tema, debido a sus políticas gubernamentales de apoyo a la IA, a la buena infraestructura tecnológica y un buen nivel de capacitación conseguido gracias al ámbito académico y el sector privado.
Luego sigue Chile, con un fuerte sector tecnológico orientado a la exportación, pero con un ritmo demasiado lento para promulgar políticas e impulsar estrategias integrales en este sentido. En tanto que Colombia, Argentina y México se encuentran después, con empresas digitales que despuntan en IA.
Sin embargo, según Oxford Insights, la falta de regulación y capacidad supone un impedimento para seguir avanzando y como región América Latina y el Caribe tampoco dispone de una estrategia común en cuanto a la IA.
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