En México 66 de cada 100 personas tienen acceso a internet.
El reciente estudio del IFT, “Uso de las TIC y actividades por Internet en México. Impacto de las características sociodemográficas de los usuarios (versión 2019)”, concluye, entre otros resultados, que la probabilidad de uso de las TIC y actividades por Internet entre los hombres es mayor al de las mujeres, en tanto que el nivel educativo y el ingreso continúan siendo las características sociodemográficas con mayor incidencia para su adopción.
De igual forma se detectó que las ventas en línea tienen mayor impacto entre una población con estudios de preparatoria que entre los que tienen sólo secundaria; que el consumo de contenidos audiovisuales de paga, es mayor entre personas con licenciatura que de los que tienen preparatoria, y que para realizar compras online y operaciones bancarias, la prevalencia se da entre aquellos que cuentan con postgrado, que entre la población que solo cuenta con licenciatura.
“Esto indica que para las actividades más complejas el nivel educativo de la población debe de ser mayor para tener un impacto significativo sobre su probabilidad de realización. Lo anterior representa un reto, ya que, a nivel nacional, el 31 por ciento de la población de seis años o más tiene primaria como máximo grado de estudios, seguido de secundaria (26 por ciento), preparatoria (19 por ciento), licenciatura (16 por ciento) y posgrado (1.0 por ciento)”.
El estudio realizado por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) destaca que el problema es mucho más complejo en las zonas rurales, pues en esas localidades sólo 43 por ciento de la población únicamente cuenta con educación primaria, mientras que 12 por ciento admite no contar con ningún nivel de preparación académica.
En México se calcula que 66 de cada 100 personas de seis años o más utilizan el Internet, siendo ésta, una de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) que mayor uso registra a nivel nacional, aunque entre la población que vive en zonas urbanas y rurales hay una amplia diferencia de 32 puntos porcentuales; es decir, en las grandes urbes el porcentaje de la población es de 73 por ciento, mientras que en el ámbito rural es de sólo 41 por ciento.
Tener acceso a las redes sociales continúa siendo una de las actividades primordiales para el 51 por ciento de los usuarios; mientras que consumir contenidos audiovisuales gratuitos es importante para el 49 por ciento, en tanto que capacitarse o contenidos de educación (cursos, tutoriales, etcétera.) es relevante para 46 por ciento de los encuestados.

“El uso de redes sociales es la actividad que mayor brecha tiene entre zonas urbanas y rurales, ya que mientras que en las zonas urbanas 57 de cada 100 personas usa redes sociales, en las zonas rurales solo 30 de cada 100 lo hace”, detalla la encuesta realizada por el órgano regulador.

El ejercicio realizado por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) permitió visualizar que en el periodo 2015-2018, el uso del celular convencional tuvo una tendencia a la baja, pues mientras hace cinco años 25 por ciento de la población lo utilizaba, para el 2018 bajó a solo el 11.9 por ciento de los usuarios.
En contraste el uso del smartphone o teléfono inteligente, en el mismo periodo pasó del 47.4 al 62.2 por ciento de la población, mientras que el internet hace cinco años era usado solo por 57.4 por ciento de la población para crecer al 62.2 por ciento.
El denominado future phone o teléfono móvil convencional en la actualidad es el dispositivo con menor uso a nivel nacional, solo 12 de cada 100 personas de seis años o más lo opera, siendo el ámbito rural donde mayor demanda aún registra; mientras 14 por ciento de la población de seis años o más residentes en zonas rurales todavía lo utiliza, en las urbanas sólo 11 por ciento admitió manejar este tipo de dispositivos.
Entre otros muchos hallazgos de la encuesta realizada por el IFT se destaca que el consumo de contenidos audiovisuales de paga a nivel nacional es mayor solo entre el 25.9 por ciento de la población.
“Esto indica que existe un sector de la población que hace un uso más complejo del Internet para consumir estos contenidos pero que no realiza compras, ventas ni operaciones bancarias, por lo que la falta habilidades puede no ser el único factor que determine si dichas actividades se realizan o no, sino que también inciden otras causas como la falta de confianza de los usuarios en las plataformas donde se realizan estas transacciones”.
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