En los últimos tres años se abrieron 2 mil 143 carpetas de investigación en 18 estados del país por el delito de difusión de imágenes íntimas sin consentimiento y de estas, 84 por ciento de las víctimas fueron mujeres, según cifras de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México.
Ello da cuenta de que el actual escenario digital se constituye como un área para ejercer diferentes tipos de violencia reconocidos en la Ley General que son física, sexual, psicológica económica, patrimonial y feminicida, destacó Aimé Vega Montiel, de Mujeres por Más Mujeres, AC. Conectadas.
“Esta reforma a la Ley General de Acceso a una vida libre de violencia, introdujo la violencia digital como una modalidad, ya que las modalidades de acuerdo con la ley general refieren a los espacios donde los tipos de violencia contra las mujeres son perpetrados, y el escenario digital se constituye como uno nuevo”.
En el contexto del evento “Hacia una política nacional de Ciberseguridad”, organizado por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), relató que esta modificación a la ley sucedió gracias a todo el trabajo que se hizo con el Poder Legislativo, dado que inicialmente se le había encuadrado como un tipo de violencia, mientras en organizaciones como Conectadas se insistía en que es una modalidad, puesto que las modalidades de acuerdo a la ley general, refieren a los espacios donde los tipos de violencia contra las mujeres son perpetrados.
Cuando hablamos de violencia digital nos referimos a muchos tipos específicos. Ya desde 2015, la Comisión de Banda Ancha de Naciones Unidas publicó el primer informe global sobre ciber violencia contra las mujeres y las niñas donde tipificaba son siete los tipos de violencia digital, explicó.
En México, alertó, se identificaban desde hace dos años 13 tipos, mientras que el parlamento europeo observa por lo menos 18 tipos de violencia digital contra las mujeres que incluyen la pornografía por venganza, voyerismo digital, doxing, suplantación de identidad, piratería, hackeo, stalking, acoso cibernético, amenazas de violencia, recepción no solicitada de materiales sexualmente explícitos, el mobbing, el discurso de odio sexista.
“En particular, y esto es muy preocupante, nos informaba el Observatorio Ciudadano Nacional cómo con la pandemia se incrementó la desaparición de niños y adolescentes quienes en su mayoría fueron captadas a través de sus redes sociales por grupos criminales de trata, con fines de explotación sexual”.
Por ello, exhortó a construir una política integral que involucre a instituciones como el Instituto Nacional de las Mujeres, la Secretaría de Educación Pública y el propio Instituto Federal de Telecomunicaciones a fin de trabajar en una perspectiva integral de la ley general que apunte a no solamente la sanción punitiva, sino a la prevención, la atención y la erradicación.
En su oportunidad, Nayexi Rosario Sánchez Lepe, del departamento de fortalecimiento del Tejido Social en la Unidad de Género Segob-Conavid, expuso que pese a que las Tecnologías de la Información y la Comunicación contribuyen de manera positiva a facilitar el acceso a información, búsqueda de empleo, ciencia, educación, salud, entre otras ventajas, las dinámicas sociales violentas machistas, misóginas y discriminatorias se han replicado en el ciberespacio.
“Todas aquellas violencias que son las de género, que las mujeres enfrentamos tanto en el espacio comunitario como en el espacio laboral y público, también encuentran un nuevo espacio en el cual se puedan replicar”, dijo en la mesa Protección en el Ciberespacio.
La violencia digital, remarcó, es solamente otra expresión de la violencia de género reproduciéndose y encontrando en el anonimato que dan las redes un nuevo espacio para poder presentarse como ciberbullying, grooming, con esta falta de compromiso a la información consensuada.
Consideró preocupante la vulnerabilidad que existe para con niñas adolescentes en estas plataformas de entretenimiento que facilitan la interacción de estas menores de edad y personas adultas, llevando a situaciones que derivan en abusos sexuales infantiles a través de estas tecnologías de la información y de la comunicación.
Habría que sumar esfuerzos para atender la parte preventiva y sobretodo focalizar campañas de difusión para que se identifiquen sobre todo en esta población, qué es muchísimo más vulnerable, lo relacionado al acoso en redes o en las expresiones de discriminación o amenazas en los espacios digitales.
También resultaría de mucha ayuda destacar el inconveniente de compartir información personal, inclusive contenidos que si bien en un inicio se dan de manera consensuada, al ser íntimos pues se presta mucho a que como parte de represalias posteriores pueden ser difundidos, explicó.
C$T-EVP