Presentan e-book sobre “Economía Naranja”.
En 2015 las Industrias Culturales y Creativas (ICC) crearon 1.9 millones de empleos en América Latina y El Caribe y generaron ingresos por 124 mil millones de dólares, y se estima que para 2020 la creatividad será la tercera habilidad más demandada por las empresas al momento de seleccionar a sus empleados.
Con base en estos indicadores, y ante la desafiante tarea de darles visibilidad a los talentos que quizás no sean tan conocidos, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) lanzó el e-book “Economía Naranja: Innovaciones que no sabías que eran de América Latina y el Caribe”.
El libro destaca 50 de los 300 emprendimientos innovadores de mayor impacto social en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Jamaica, México, Perú y República Dominicana; agrupados en Arquitectura, Artesanía, Diseño, Medios, Moda, Música, Servicios Creativos y Software/Plataformas Digitales.
En opinión de Alejandra Luzardo, Cofundadora de Demand Solutions y Estratega de Innovación, Economías Creativas y Emprendimiento del BID, la creatividad como motor de innovación puede contribuir a la diversificación como herramienta necesaria para contar con una economía competitiva a nivel mundial basada en el conocimiento.
Una de estas áreas de desarrollo es la denominada Economía Naranja, cuyos pilares fundamentales son la creatividad y el talento, que generan bienes y servicios de alto valor económico, empleos e impacto social, transformando sectores como el hotelero, con Airbnb; o el del transporte, con Uber.
Uno de los sectores transversales de todos los que componen la Economía Naranja es el emprendimiento, y es así como surge en la región cada vez con más fuerza una nueva generación de emprendedores que le dan a la creatividad un valor central en sus actividades productivas y comerciales».
Ellos han redefinido sus funciones y desafiado los mitos que rodean a la creatividad como fenómeno, construyendo equipos multidisciplinarios que conjugan habilidades innovadoras atípicas.
En medio de la Cuarta Revolución Industrial, la creatividad se convierte en protagonista para enfrentar los cambios en las maneras de producir y trabajar”.
El futuro de las empresas, independientemente de su tamaño, estará en la capacidad de desprenderse de la forma en que desarrollaban sus productos y servicios para seguir invirtiendo en la atracción de nuevos talentos, que sean capaces de diseñar otras lógicas para la creación del valor».
Entre estas 50 innovaciones se destacan una serie de productos y servicios tecnológicos y también analógicos que realzan la cultura y las raíces de los pueblos originarios latinoamericanos y que comprometen a sus destinatarios con causas sociales como la sustentabilidad, el empoderamiento femenino o la responsabilidad civil ante el cambio climático.
Como dijera el reconocido cardiólogo Franz Freudenthal: No hay ninguna máquina en el mundo que haga el trabajo de las mujeres aymaras, quienes con sus técnicas ancestrales son capaces de confeccionar un dispositivo para tratar cardiopatías infantiles”.
A diferencia de lo que sucede con las startups de otras partes del mundo, refiere Luzardo, en América Latina y el Caribe, la mayoría de las innovaciones de las ICC persiguen, contundentemente, mejorar vidas y producir un alto impacto social.
Para ello los emprendedores de la región se valen principalmente de la empatía, esa capacidad cognitiva que permite ponerse en el lugar del otro y ayudarlo a superar sus dificultades, dando paso así a soluciones más inclusivas.
Latinoamérica y el Caribe es una región creativa llena de talento e imaginación. Incluso nos aventuramos a decir que estos son sus activos más valiosos. Sus industrias creativas y culturales ya son capaces de competir en los mercados globales, generando empleos, resaltando el patrimonio y la identidad cultural de sus pueblos y mejorando la calidad de vida de su gente”.
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